Capitulo 30

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IVÁN

Dos meses después

Quería volver el tiempo atrás tantas veces, que no sabía por cuál momento exacto quería estar. Todos los momentos que viví con ella fueron increíbles a pesar de las peleas que teníamos; no volvimos a hablar, no volví a saber nada de ella hasta hace unos días.

«Sera un honor para mí ir a tu graduación»

Me dijo ella antes de que llegara el tan inesperado día, claro me graduaba. Después de haber entrado en depresión casi tres meses que ya habían transcurrido, me permití levantarme de la cama e ir a la preparatoria.

Al principio era difícil, no sabía a quien molestar o a quien recurrir: las dos personas con quién pasaba momentos inolvidables en ese lugar eran hermanos y se habían ido.

Me reconcilié con mi padre y se convirtió mucho más que mi director y progenitor. Se convirtió en un mejor amigo y consejero. Siempre que entraba en crisis el estaba allí y le permití darme la ayuda que siempre había rechazado.

Estaba aprendiendo muchas cosas de las personas que me rodeaban, incluso de mi mismo descubría cosas nuevas cada día. No era una persona pacífica, pero le gustaban las cosas bien hechas y resueltas, no me gustaba nada fuera de lugar. Todo debía de estar en perfecto orden aunque me encantará desordenar la vida de los demás.

Me convertí en el pañito de lágrimas de mi hermano, por un mes entero nos la pasamos bebiendo después de hacer nuestras labores y con la estadía en la casa, pude conocer mucho más de mis sobrinos. Eran chicos excepcionales a decir verdad, cada uno con un talento increíble.

Cambiamos muchos hábitos y construimos nuevas costumbres como eran esos fines de semanas de maratón. Cualquier serie que encontremos en Netflix la veíamos y debido a mi enfermedad mental, se volvió una tradición en la casa Miller Junior en poco tiempo.

La depresión no me impidió revisar sus redes sociales. Mi hermano siempre me gritaba: deja el maldito teléfono. Pero no podía, tenía que buscar alguna cuenta de ella si era que tenía. Encontré una cuenta que había sido usada frecuentemente durante un mes y allí momentos captados en cámara dónde estaba ella: se le veía feliz y sonriente. A su lado, Mario la acompañaba. En todas las fotos el aparecia y cuestionaba lo que me había dicho de que eran hermanos.

Me tenía muy dudoso hasta que busque la cuenta de Instagram en los seguidos de ella. El era el famosísimo Meilth que ella hablo el día del accidente, en cada foto agregada estaba con una chica muy hermosa. Resultó ser su novia.

Apolo no volvió hablar de Alahna en la casa, solo se dedicaba al trabajo, a sus hijos y a nuestros días especiales. Se volvió rutina para el un tiempo hasta que semanas atrás recibió la misma llamada de esperanza que yo: ambas vendrían a los Ángeles.

—Iván, quiere darte prisa llegaremos tarde — chilló mi hermano al pie de la escalera.

Ponerme aquella toga y birrete estaba siendo muy quisquilloso. Tuve horas tratando de colocarme el birrete sin que se alborotara mi maraña de pelo, pero era imposible; cansando de tratar de verme bien, me deje el birrete como mejor me pareció, para no seguir escuchando a Apolo baje con torpeza las escaleras hasta llegar a la sala.

—Mueve el culo — le dije parado en el marco de la puerta.

Apolo estaba apoyado por el amplio mesón, con la cabeza baja y los ojos cerrados.

—¿Te pasa algo?

Se giro para mirarme y al momento de verlo a los ojos, vi desilusión.

—Alahna no vendrá — soltó a punto de echarse a llorar —Tampoco Támara .

—¿Por qué?

TÁMARA

Mis ojos estaban hinchados. No sabía cuántos días habían pasado, no sabía nada del mundo exterior. Tampoco quería saberlo. Se sentía como un castigo estar allí tirada, llorando. Rogando tantas cosas principalmente morir, justo en el momento que pensaba que todo iba a marchar a la perfección: ocurrió la cosa más inesperada que jamás nosotros lo vimos venir.

Llegó el día que vomité de tanto llorar, una sensación que jamás pensé volver a sentir. Perdí el apetito y aunque mis hermanos tuvieron conmigo motivandome a levantar de la cama, no fue suficiente para decir: si puedo. Baje de peso, ya no me interesaba utilizar ropa decente o elegante, solo quería estar en mi habitación con un camisón para dormir y un moño todo alborotado en la cabeza. Entre en depresión y no fue por el como pensé que sería.

No podía dormír y mi cuerpo temblaba de la ansiedad por un corazón una vez más, destruído en mil pedazos ¿Quien podrá ayudarme esta vez?

Perdí el brillo en mis ojos cuando me pidieron incansablemente de que no lo hiciera. Que siguiera aunque el mundo se estuviese derrumbado, mantuviera esa sonrisa que enamoró a muchos chicos para darme cuenta de lo hermosa que era; no podía hacer nada de eso, no podía ni siquiera levantarme de la cama sin chillar de dolor.

—Promete que será fuerte, hija mía.

No podía responderle, solo lloraba. Lloraba insaciablemente en la cama. Abrazaba la almohada con tanta fuerza, mis uñas parecieron clavarse en mi piel y la sangre brotar por la herida. No me importaba el dolor, no me importaba nada.

—Eso intento — solté jadeante.

Me faltaba el aire. No podía respirar. Mi cuerpo estaba rígido y tenso, mi pecho a punto de la asfixia. Esforzarme más me costaba todavía, Pero con todo el dolor le respondí.

—Eres muy valiente, mi pequeña. Saldrás de esta ya verás.

—Quiero que estés aquí — dije —Aquí. Aquí. Aquí aquí.

Estaba apunto de entrar en colapso, pero sentí sus manos frías sostenerme de la barbilla y su mirada calmada y pacífica mirarme directo a los ojos atormentados por la ansiedad y la depresión.

—Estoy aquí, mi pequeña. Siempre estaré aquí — sonrió —Lo estás haciendo muy bien. Estoy muy orgullosa de ti, hija mía.

—¡Mamá!

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El capítulo es corto, lo sé. Decidí pararlo hasta allí porque no me gusta ver a Támara así de mal.

Ella es fuerte y ustedes lo saben, me parece grosero de mi parte hacerla sufrir de esta manera y no los quiero ver sufrir a ustedes.

Vamos al siguiente capítulo.

Voten!!
💜

Orgulloso Silencio ©✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora