Cap. 23: "¡Solo hazme tuya!"

13 1 0
                                    


Y en el mismo transcurso de ese día... Hermione tenía que meditar muchas cosas, sus padres no estaban, se habían ido a una convención a Escocia y tardarían como dos semanas fuera, ella se dedicó a pensar en todo lo sucedido, en el miedo que le había dado cuando ese demonio la estaba sofocando, el hecho de que Draco Malfoy le hubiese salvado de morir, sin duda eso la tenía tan pensativa y absorta, todo le daba vueltas en la cabeza, desde que tuviera sexo con Malfoy hasta el momento del ataque y... lo demás

Un suspiro atravesó su alma y reconsideró el hecho de que tener sexo con Malfoy no le disgustaba nada en absoluto, pero era algo que no debía ser, porque ella... estaba siendo obligada para pagar su deuda.... y sin embargo, se contradecía cuando recordaba los besos, las caricias y la entrega apasionada y su cuerpo vibraba incesante, negó fervientemente, no debía ser así, ella lo detestaba, eran enemigos, era un sentimiento que no podía existir entre los dos, que estaba lejos de ser una realidad, además, quizás solo era pasión

¡Pero por todos los infiernos! Había echo el amor con Draco Malfoy... Eso era suficiente para que todo mundo gritara al cielo por su pecado, las cosas no debían ser así, pero por culpa de ese error, ahora estaba pagando una deuda que parecía interminable... toda la mañana estuvo echada en la cama, hasta que finalmente llegó la tarde y vio los nubarrones que comenzaban a formarse y amenazaban con tormenta, comió algo, se metió a la ducha, tardó y salió para ponerse crema y alisarse el cabello, se miró el espejo y no se vio muy bien

Masculló una maldición en el espejo cuando en lo primero en que pensó es en la espalda larga y ancha de Draco Malfoy, en su piel cremosa y en sus músculos fuertes que la estremecieron, luego se maldijo ¡Demonios! ¿Cómo iba a estar pensando en él justo en esos momentos? ¡No! De repente la puerta de la estancia se abrió de golpe y Hermy saltó ¿quién habría entrado? ¿Sus padres? Imposible, les acababa de hablar y no regresarían

Tomó su varita y bajó sigilosamente a la sala, se pensó muchas cosas, que si ladrones, que si Famitsaí había ido a rematarla, que si un chiflón de aire por la tormenta y por haber dejado mal cerrada la puerta quizás, no lo lograba intuir, pero fuera lo que fuera, se llevaría una gran sorpresa porque no se iba a dejar sorprender

¡JA! ¡SORPRESA!

Hizo un gesto al mirar esa ancha espalda, ese rubio cabello y ese porte indiscutible, por un momento las manos le temblaron, tragó saliva, miró a Draco Malfoy que se sacudía el cabello quitándose las gotas de lluvia y se deslizó la gabardina por su perfecta espalda para dejarla sobre una silla al tiempo que se volvía y descubría a la castaña ahí, acechándolo con la varita en mano, con una bata de baño puesta y con las piernas expuestas, sus ojos grises se oscurecieron

Ella sintió un frío recorrer su cuerpo y uno más por donde andaban los muslos, hasta que se percató que estaba mostrando demás, se cubrió las piernas, pero estaba ruborizada ¿Qué demonios hacía ese hombre ahí? Bueno, la pregunta era idiota, seguramente había ido por ella, para reclamar sus derechos por… por… ¿Pero en casa de sus padres?

-¿Qué haces aquí? – Gruñó Hermione

-Vine a verte – sonrió el rubio y sentándose en la pequeña sala, cruzando la pierna con elegancia y mirando con esos ojos de fuego a la castaña que se incomodo de que estuviera ahí ¿Cómo hacer para que se largara?

-No entiendo por qué, es mi día libre y no tienes porqué molestarme

-¡Que fría eres Granger! No consientes a tu hombre

-¡Tú no eres mi hombre!

-¿Todavía que te salvo de las garras de ese ángel psicópata me pagas de ese modo? ¡Que ingrata eres Granger! Rompiste mi corazón en mil pedazos…

Morphine, Blasphemy, SephirotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora