Morphine, Blasphemy, Sephirot

Cap. 67: "La revelacion segunda"

Un frío intenso caló sus huesos, la bruma que los había envuelto quedó atrás cuando de repente la mesa parecía caer, hasta que de repente, sintieron mucho calor y unas llamas se alzaron y espíritus de fuego los rodearon y gruñeron amenazadoramente, aterradores, blasfemando y de repente, se vieron dentro de una especie de cueva pero... lo que vieron... era algo increíble... todo parecía lleno de rosales con espinas enormes y peligrosas, las rosas negras giraban sobre su eje, mientras que las espinas parecían venenosas

Pero no era todo... Cedric vio que estaba en medio de la cueva, en la parte de arriba, una pequeña estaba suspendida, pero sujeta con muchas cadenas en todo su cuerpo que la sostenían ahí arriba, a su lado, había una figura gigantesca con una capucha blanca, sosteniendo una espada, parecía ser un gigante, pero no se le veía el rostro, solo una mano que sujetaba la espada, la cual tenía una cadena gruesa que lo sujetaba, de repente esa figura con la túnica y capucha blanca se movió y las cadenas crujieron violentamente

Cedric fijó los ojos en la pequeña, la cual parecía dormida, pero era ella, la que se aparecía en su camino, sin duda, de repente, la niña abrió los ojos y Cedric sintió claramente como si su mente se abriera cuando los ojos de la pequeña penetraron los del nefilim, intentó soltarse pero Draco lo sujetó con fiereza, aunque le lastimara las manos

Fue como una revelación para Cedric, de repente se veía en el panteón junto a Harry Potter, vio aparecer a colagusano y de repente el famoso "avadakedabra" que se incrustó en su cuerpo y dejó su cuerpo sin vida, su alma se fue al valle de los muertos, pero no recordaba la parte en la cual le había dicho a Harry que llevase su cuerpo a su padre... pero se vio dentro del mundo de los muertos, esperando su luz para subir al cielo...

El lugar donde estaba era gris, veía almas como la suya pasar a su alrededor, ninguna le hablaba todas parecían rezar o murmurar para sí, se sentía solo en ese sitio, no quería estar ¿Por qué se quedaba, porque no avanzaba? Aquello le parecía tan triste, era como si quisiera llorar pero no podía, porque no tenía lágrimas en ese mundo, sin embargo, caminaba por las calles desoladas, el polvo era terroso, el suelo partido, salía exhalaciones calientes por dentro de la tierra

A su alrededor podía mirar criaturas monstruosas, lastimadas o muertas, algunos que parecían ser ángeles putrefactos, algunos otros que eran demonios que devoraban la carne podrida, no le daba asco, pero si era algo que le provocaba calosfríos, la muerte, era lo único que había a su alrededor, él ya quería irse ¿Por qué no se iba? De repente, se detuvo y la vio ahí, de pie en una colina a un costado de un árbol lleno de hojas secas que parecían irse con el viento seco

Cuando la reconoció se sorprendió, era ella, era Anya, la cual estaba con un vestido negro, sexy, con una falda amplia y larga, sostenía una guadaña y le miraba sonriendo, con esos ojos brillantes y ese pelo largo que era también agitado por el viento, al igual que su vestido, de repente se vio cerca de ella, quien le acarició su rostro con mucha sensualidad, notó sus uñas largas pintadas de negro, puntiagudas, luego ella le sonrió y le sostuvo la mano

"¿Anya?" - pensó Cedric mientras sentía los firmes dedos de la muchacha sujetando su mano, aunque quizás era la de Akemi o la de Draco que no lo soltaban, ya que los ojos de Cedric estaban velados por una tela plateada y por completo, como si él también estuviera en trance

"Cedric, te juro que yo nunca te dejaré, nunca estarás triste" - escuchó que ella le decía

La sonrisa de Anya, lo hermosa que se veía, el modo en que le sujetaba la mano y lo guiaba, el que desplegara sus alas oscuras y que le guiara hacia una enorme casona - "Acéptame y conmigo siempre serás eternamente feliz"

Cedric miraba a Anya sin dejar de poder hacerlo, su rostro era extrañamente llamativo, a ella parecía no afectarle ese sitio tan deprimente, las almas espectrales se apartaban de esa mujer, algunos demonios se inclinaban, vio de repente a un grupo de ángeles de la muerte, perfectamente vestidos, todos de negro con botonaduras de platas y sus guadañas, hacerle una reverencia a Anya, quien apenas y los miró, por sostener su mano, no la soltaba