LA DESICION DE UNA HERMANA MAYOR

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Las cazadoras montaron el campamento en unos minutos. Siete grandes
tiendas, todas de seda plateada, dispuestas en una medialuna alrededor de la hoguera.

Una de las chicas sopló un silbato plateado. De inmediato, del bosque
surgieron unos lobos blancos que empezaron a rondar en círculo alrededor del campamento, como un equipo de perros guardianes. Las cazadoras se movían entre ellos y les daban golosinas sin ningún miedo, pero Percy decidió no alejarse de
las tiendas.

Había halcones observándolos desde los árboles con los ojos centelleantes por el resplandor de la hoguera, y el tenía la sensación de que también ellos estaban de guardia. Incluso el tiempo parecía doblegarse a la voluntad de la diosa

El aire seguía frío, pero el viento se había calmado y ya no nevaba, con lo que resultaba casi agradable permanecer junto al fuego.

Al cabo de un rato, Grover y Nico regresaron de su paseo. Una de las
cazadoras les trajo sus mochilas y Grover lo ayudó a curarse el hombro.

—¡Lo tienes verde! —comentó Nico, entusiasmado.

—No te muevas —le ordenó Grover— Toma, come un poco de ambrosía
mientras te limpio la herida

Empezó a curarlo y el hizo una mueca de dolor, aunque la ambrosía
ayudaba un montón.

Sabía a brownie casero; se te deshacía en la boca y te infundía una cálida sensación por todo el cuerpo. Entre eso y el bálsamo mágico que usaba Grover, se sentí mucho mejor en un par de minutos.

Zaira se acercó a ellos, tenía una expresión afligida y algo perdida

Era de esperarse

Había visto a Annabeth desaparecer frente a sus narices, si el hubiera estado en su lugar estaría igual o peor, pues al fin y al cabo era su culpa que aquello hubiera pasado

Se habia adelantado y había pensado que podría contra esa cosa

Thalia no lo había dicho pero estaba claro que estaba reteniendo un: Es tu culpa

Lo veía escrito en sus ojos, era obvio incluso a la distancia.

Zaira le revolvió el pelo como siempre y le pregunto si se sentía mejor, el respondió que si mientras Grover le hacía la misma pregunta a ella

Su respuesta fue tomar un pedazo de ambrosía y llevárselo a la boca

—¿Zaira? —Nico la llamo y ella volteo, confirmando sus sospechas al ver de cerca el rostro del niño.

—Nico, que coincidencia niño —se colocó en incluirlas para estar a la altura del niño que se encontraba sentado sobre unos troncos.

—Pensé que no te volvería a ver porque me fui de Lotus

Percy carraspeo  llamando su atención

—¿se conocen?

—Sí —hablo emocionado nico— nos conocimos en el hotel, Zaira jugo con migo, fue muy divertido

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