Después de estar a punto de morir a manos del jabalí salvaje, Grover, con una mezcla de ingenio y desesperación, había logrado lo impensable: domar a la bestia con una simple flauta y una manzana. Ahora, se encontraban avanzando sobre su enorme lomo a gran velocidad, envueltos en un silencio opresivo, como si incluso el viento hubiera decidido callar.
Todos estaban exhaustos, física y emocionalmente destrozados. Pero Percy... Percy se sentía al borde del abismo. Cada respiración le costaba más, como si el aire mismo se negara a entrar en sus pulmones.
Primero Annabeth. Se la habían llevado, arrancándola de su lado sin que él pudiera hacer nada. Su ausencia era una herida abierta que no dejaba de sangrar. Y ahora, Zaira... Los secuaces del general, la habían secuestrado. Ni siquiera le dieron la oportunidad de pelear para impedirlo, les basto con colocar un cuchillo en su cuello para detenerlo. La impotencia que Percy sentía era casi insoportable; su cuerpo temblaba de rabia contenida.
Thalia no se sentía mejor. De hecho, se sentía una sombra de lo que alguna vez fue. Mientras apretaba los dientes y sus puños temblaban, la culpa la devoraba por dentro. Ella, la hija de Zeus, incapaz de proteger a sus amigos. Ni siquiera había podido correr hacia Zaira para impedir que se la llevaran. Su frustración la ahogaba. Cada segundo que pasaba recordaba el momento en que vio a Zaira desaparecer frente a sus ojos, y se maldecía a sí misma por su impotencia.
Ya no le interesaba saber la verdad, no le importaba que le siguiera mintiendo. Ahora solo quería que se la devolvieran.
El silencio que los envolvía era casi insoportable, un eco de la pérdida que acababan de sufrir.
El jabalí avanzaba, pero en sus corazones, todo parecía detenerse.
Galoparon hasta que se puso el sol. Grover intentaba animarlos pero sus intentos solo parecían deprimirlos cada vez mas.
No tenia ni idea de cuántos kilómetros recorrieron, pero sí sabia que las montañas se desvanecieron en el horizonte y cedieron paso a una interminable extensión de tierra llana y seca. La hierba y los matorrales se iban haciendo más y más escasos y, finalmente, se encontraron galopando a través del desierto.
Al caer la noche, el jabalí se detuvo junto a un arroyo con un bufido y se puso a beber aquella agua turbia. Luego arrancó un cactus y empezó a masticarlo. Con púas y todo.
—Ya no irá más lejos —dijo Grover—. Tenemos que marcharnos mientras come.
No hizo falta que insistiera.
Se deslizaron por detrás mientras él seguía devorando su cactus.
Grover y Zoe comenzaron a observar el área, en busca de alguna fuente de transporte o posibles enemigos, pero para su suerte, o mas bien, para mala suerte lo único que había a la redonda era un pueblo abandonado y una chatarrería abandonada.
Decidieron montar un campamento y pasar la noche ahí . En la mañana recorrerían la chatarrería.
La noche era helada. Grover y Percy reunieron los tablones de una casa en ruinas y Thalia les lanzó una descarga eléctrica para prenderles fuego y formar una hoguera.
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MESTIZOS
FanfictionElla era una semidiosa, la semidiosa más fuerte que pudo aver conocido, alguien que apesar de tener todo en contra siempre lograba encontrar una manera para salirse con la suya Aunque claro, en el buen sentido. Zaira era especial, tenía aquella chi...