Rachel

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°•°•°•"Una hermana es más que una amiga, es la mitad de nuestro corazón"•°•°•°

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Estaba en la sala hablando con mi padre cuando tocaron la puerta.

— Yo abro — dijo papá y fue a abrir la puerta — Elizabeth tienes visitas.

Me gire para ver quien era y ví que era Seth así que me levanté a saludarlo.

— Hola lobito — lo saludo con una abrazo — no me avisaste que vendrías.

— Es que era una sorpresa — me sonrió.

— Al parecer hoy es el día de las sorpresas, hoy también llega algo que envío Rachel — nos sentamos en el sillón — ¿Leah te trajo?.

— Eh si, está afuera en su auto arreglando algo, pero ya viene — habló algo ¿Nervioso? — por qué no vamos afuera, la tarde está linda.

— Claro, vamos — dije y caminé asía la puerta.

— No — me tomo de la mano — mejor vamos al patio de atrás.

— Quiero saludar a Leah — le dije — por qué estás actuando tan raro Seth.

— ¿Yo?, actuando raro, para nada — hizo un gesto restándole importancia  — pero vamos.

Lo mire con el seño fruncido durante un momento, lo conozco bien y sé que está ocultado algo.

— Okey vamos — le contesté — pero ya deja de actuar raro y cálmate.

— No estoy nervioso — me dijo mientras salíamos por la puerta de atrás.

— No dije que lo estuvieras — lo mire a la cara — pero si lo estás, estás sonriendo más de lo normal.

— Son ideas tuyas — dijo sentándose en un tronco que estaba en el suelo — es totalmente producto de tu imaginación.

— Si tú lo dices — me senté junto a el — que tal estuvo tu día.

— Bien supongo — se encogió de hombros mirando el piso — solo patrullar y entrenar con Sam y que tal tu.

Está era la oportunidad de contarle lo que hice hoy, no sé porque estaba nervioso, pero era tanto que ni siquiera me había mirando a la cara o se había dado cuenta de mi cabello.

— Talvez si te calmas y me miras a la cara lo sepas — le dije mirandolo, él se giro a verme y apenas me vio abrió mucho los ojos.

— Que te hiciste en el cabello — me dijo asombrado — tu no dices que esos tintes maltratan el pelo.

— Si, pero no es tinte permanente — le contesté — en una semana tengo que volverlo a teñir y así hasta que ya quiera volver a tenerlo como antes.

— No sabía que querías teñir tu cabello — me dijo ya más calmado — de echo no creí que te atrevieras a hacer algo así, o por lo menos no sola.

— Es que no quería hacerlo y la idea de pintarmelo no fue mía — le conté — de echo fue Brady.

— ¿Brady? Brady vino solo a convencerte de teñirte el cabello como el — me preguntó incrédulo.

La pequeña Black| Seth Clearwater Donde viven las historias. Descúbrelo ahora