~ Rescate? ~
Me pude despertar gracias a que mi tío me movió de mi cómodo sueño, ya habíamos llegado a casa, y Ryu junto con Mizuki me estaban esperando en la puerta de la casa. Al salir del auto, Ryu fue quien primero se acercó.
—Por Dios Yuki, donde estabas? Casi me matas de un infarto..
Puse mi mano en su mejilla, sonriéndole e intentándole transmitirle tranquilidad.
—Es mejor que entremos, ya no alcanzas ir a la UA, Yuki.
Me voltee a mirar a Himari y solo asentí con la cabeza, de algo estaba segura, hoy mismo iría yo a salvar a Yuiki, hablaré con algunos de mis amigos..
Al subir al cuarto, Ryu me tomó por detrás y me acercó a su cuerpo.
—A donde fuiste...
—Solo...quería estar un tiempo sola..
—Al menos avísame..
Dejó unos cuantos besos en mi cuello, solo cerré los ojos y recordé cuando Kazuki lo hizo. Ryu estaba siendo mi flor morada, me dolía mucho hacerle esto a Ryu, pero era por su salud.
—Ryu..ya, basta, nos pillarán si sigues así..
Escuche su risa en mi cuello, como una pequeña brisa de viento proveniente por su boca se estampó en mi cuello.
—Ve a bañarte, hueles mal.
Le fruncí el ceño y me separe de su agarre para ir a bañarme. Al sacarme la ropa, la tela rozó con todas mis heridas, la sangre ya se había secado y se había puesto dura, dejando como una especie de "costra" alrededor de los cortes, mire las quemaduras, ya no ardían, solo un poco. Al salir de la ducha, me puse el uniforme de la UA para poder bajar a comer rápido. Me quede parada mientras me hacía el nudo de la corbata. Hoy salvare a Yuiki, o al menos, le daría mi cuerpo para que ella le diera la mejor información a Kazuki y a Vudú, se que estaré bien..fingir ser Yuiki se me complicaría un poco, pero todo sea por salvarla..o..salvarme?. Ya no estaba segura. Un grito me sacó de mis pensamientos.
—Yuki!! Se te hace tarde!!
Palpe mis mesillas y sacudí la cabeza, salí rápido de la habitación y me senté a comer, Ryu se sentó a mi lado e hizo lo de costumbre, poner su mano en mi muslo y juguetear con el. Pensándolo bien, quizás la chispa que había entre Ryu y yo jamás se apagó, solo se..había reducido.
—Ya termine de comer, me voy rápido antes que me pongan otra falta.
Me levante para sacudirme mi falda y arreglarme un poco el cabello, me puse el broche de calavera que me había dado Yuiki tiempo atrás.
—Cuídate, mi niña.
Ese apodo..me hizo recordar a mi madre.
—Lo haré, Himari.
Después de eso, me teletransporte a la UA, con la cabeza cabizbaja entre y fui a mi aula, mis pies se movieron solos y se fueron hacia Kirishima, lo abracé como si mi vida dependiera de ello.
—Tiburoncita? Sucede algo?.
—Solo..quiero tu calor..
Por alguna extraña razón, el cuerpo de Kirishima, sus caricias y abrazos, me hacían sentir segura.
—Por que faltaste en la mañana?.
—Mi alarma no sonó y pase de largo..
—Pequeña tontita..
Acaricio mi cabeza y me dejó en mi asiento.
—Kiripima...
—Kiripima?
Vi como sus mejillas se ruborizaron, me reí un poco.
—Lo siento..
—Ya ya, siéntense.
Aizawa-sensei llegó, Kiri se fue a su asiento y yo solo empecé a hacer garabatos en mi cuaderno, Shoto solo me miraba a la distancia.
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En mi mente solo estaba la idea de ir a salvar a Yuiki de Kamal, aún así yo tuviese que quedarme en su cuerpo y fingir ser ella. Hay que ser realistas, no puedo hacerlo sola, eso está claro, así que les pediré ayuda a mis únicos y verdaderos amigos, pero antes, necesito hablar con Shoto, si quiero que me ayude, tiene que saber toda la verdad, desde un inicio. Al terminar las clases, me acerqué a Shoto.
—Deseas algo, Yuki?.
—Shoto..necesito hablar contigo.
—Conmigo?
—No fíjate, con tu fantasma que tiene al lado.
Los dos nos reímos un poco, creo que al juntarme tanto con Mizuki se me está pegando lo sarcástica, odiaba eso de ella pero, al parecer también lo estoy haciendo yo. Shoto hizo que tomara su hombro y nos fuimos al patio de la UA, nos sentamos en un banco y suspire profundo.
—De que querías hablarme?.
—Bueno...yo...
Ya no sabía que decir, lo que estaba viviendo era muy confuso. Desde tener un padre abusivo a pasar de que no era realmente mi padre si no un demonio llamado Kamal, como les cosas pueden cambiar de un día para otro, verdad?.
—Iré a buscar a Kirishima y a Mina, por favor espérame aquí, si?
—Claro.
No quería repetir la historia dos veces, les avisaré con antelación que primero le contaré a Shoto sobre mi linaje familiar y luego lo que les quiero decir a los tres. Me teletransporte a donde estaban ellos dos.
—Mina!, Kiri!.
Ellos se giraron y sonrieron al verme.
—Que pasa, amiguita de mi corazón?
Mina tomó mis manos, me reí un poco ante su frase.
—Le contaré a Shoto lo de..mi padre.
Sus miradas se volvieron serias, sabían que esto era un tema delicado, los dos tomaron cada una de mis manos.
—Te apoyaremos en todo lo que sea necesario, y si hay que pelear con Shoto, lo haremos juntos!!.
Baje la mirada y me reí un poco ante el comentario de los dos, me había olvidado lo que era sentí felicidad con ellos..aquí tengo un nuevo pasatiempo para olvidarme que Kazuki no está, pasar tiempo con mis verdaderos amigos.
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Estaba ellos tres sentados en la banca mientras yo estaba parada en frente de ellos, parecía como si los fuese a regañar. Reí un poco por lo bajo y di un fuerte suspiro.
—Es..difícil, no se cómo iniciar esta conversación porque en serio esto parece como una telenovela.
—Tu solo sácalo, amiguita.
La mirada reconfortante de Mina me daba fuerzas para poder hablar, asentí con la cabeza y empecé a hablar.
—Desde que tengo memoria, mi padre abusaba de mi físicamente y psicológicamente, estoy hablando en que me golpeaba, y mucho.
Me corrí un poco la camisa para mostrar algunas de las quemaduras que habían sido hechas por mi, pero no estaba mintiendo del todo, en un pasado él me las había hecho. Mire a Shoto y su cara tenía un semblante serio, me estaba prestando mucha atención. Suspire de la mala gana, venía una parte difícil.
—Mi padre es el segundo villano más buscado en toda la ciudad, después de Shigaraki.
Los ojos de Shoto se horrorizaron, tome sus manos para retenerlo a hacer cualquier cosa.
—No soy una traidora, jamás lo sería.
Mis ojos conectaron con los de Shoto.
—Quiero ayudar a los de aquí, quiero romper mi línea familiar y ser una heroína!! No una villana. Quiero vengar a mi madre, quien fue asesinada frente a mis ojos cuando yo tenía siete años, según mi padre fue para darme mis primeros impulsos a ser villana y dejar de tener piedad..
Vi como los ojos de Shoto se cristalizaron, mi historia si puede sonar un poco bizarra, lo sé. Pero es lo que hay. Ahora venía la parte más confusa de todos, Kamal y Yuiki.
—Hace poco me enteré que, quien es realmente la máscara que está detrás de mi "padre".
Hice una señal de comillas con mis dedos, ellos me miraron confundidos.
—Ahh..es algo difícil de explicar..se acuerdan de Yuiki?, la chica con un don demoníaco?.
Los dos asintieron con la cabeza como niños pequeños, sonreí al ver eso.
—Bueno..la razón por la cual me llevo muy bien con ella es porque ella estuvo dentro de mi cuerpo por casi toda mi vida hasta ahora.
Los tres me miraron confundidos.
—Yuiki realmente es un demonio, no tiene un don basado en eso, realmente ella es un demonio en el mundo de los humanos, increíble, no?.
Los tres seguían sin entender. Puse mi mano en mi rostro, era pésima explicando.
—A lo que quiero llegar es, quien es mi padre ahora no es el real, está siendo controlado por un demonio llamado Kamal que lo único que quiere es joderme la vida a mi, y traer a todos sus malditos amigos aquí arriba, pero primero quiere lograr algo que todavía no puedo descifrar que es.
—Ohh..ya entiendo..
Mire a Shoto, gracias al cielo que ya habían entendido, si no, me pegaba un tiro en la cabeza.
—Tiene secuestrada a Yuiki, como ella también estuvo en mi cuerpo-
Fui interrumpida por Mina.
—Pero como ella no tomó control en ti, si es como ese tal Kamal?.
—Eso tampoco lo sé con exactitud, pero yo podía cambiar de cuerpo con ella.
Levante solo un poco mis mangas, cubriendo las heridas y mostrando las cruces invertidas que parecían tatuajes.
—Por lo que me contó ella, hay un cierto ritual con el que le puedes dar un cuerpo y ella te deja en paz pero, aún así sigues conectado a ese demonio, él aún puede tomar dominio de tu mente pero no tanto como cuando está en tu cuerpo, eso hice yo con ella, y por lo menos nos llevamos bien.
Sonreí un poco.
—Ósea hiciste un ritual satanico!!.
Mire a Mina, realmente no lo había pensado así, puse mi mano en mi boca, pensativa.
—No lo había pensado así pero..creo que, así es.
Los tres nos reímos un poco.
—Para que les dije esto, pues, hoy quiero cederle mi cuerpo a Yuiki, cambiar de cuerpo. Kazuki y Vudú están aquí..no ahora pero, lo estarán.
Vi como la vista de Kirishima se tornó algo seria.
—El siempre dejándote sola..
—No estamos aquí para quejarnos del mal novio que es Kazuki, ok?
—Ya son pareja?
—Dejemos a Kazuki para otro momento!! Por Dios..
Desvíe mi mirada, me dolía hablar de Kazuki, ya no sabía que me pasaba con el. Me gustaba, y mucho, pero me duele que me abandone tanto.
—Como decía, hoy quiero ir a cambiar de cuerpo con Yuiki, para que ella proporcione mejor información, debilidades de Kamal, armas, etc. Ya que si vamos sin avernos informado, nos puede salir cualquier sorpresa, y no queremos eso, no es así?.
Los tres asintieron con la cabeza.
—Me ayudarán?.
—Claro que si, tiburoncita, seré tu guardia!.
—Y yo seré tu escudo humano!!
—Yo también ayudaré.
Creo que se nota quien es el más tímido aquí, les sonreí a los tres.
—Hay que ir con nuestros trajes de héroe, no sé si es mucho pedir pero, deseo que me cubran, no iremos contra a Kamal, solo iremos a cambiar de cuerpo con Yuiki, está bien?.
—Bien.
Los cuatro juntamos los puños.
—Saldrá bien, se los prometo.
—También promete que volverás con vida.
—Lo prometo, me mantendré viva en mayor tiempo que pueda, hasta que ustedes lleguen.
Nos dimos un abrazo grupal.
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Después de eso decidimos el lugar y la hora en donde nos encontraríamos, antes de ir allí, decidí dar una parada a lo que solía ser mi casa antigua. Al abrir la puerta de casa, un silencio abrumador me envuelve como un manto pesado. El eco de mis pasos resuena en las paredes vacías, y la soledad se clava en mi pecho con una punzada familiar. Cada rincón de este hogar, alguna vez un refugio, se ha convertido en un sombrío recordatorio de los abusos que viví, de la herencia de un dolor que arrastra consigo el eco de gritos ahogados y miradas despectivas. Las imágenes de mi padre asoman en mi mente como sombras persecutorias, su voz rechinada aún resuena en la oscuridad. A veces me pregunto si el odio que siento hacia él puede disolverse en el aire frío que me rodea o si, por el contrario, se encuentra tan arraigado en mi ser que jamás desaparecerá.
Recorriendo el pasillo, los recuerdos se agolpan con la furia de una tormenta. Mis primeras memorias, tejidas en risas, son de mi madre, su risa suave llenando la casa con una luz que ya no existe. A menudo me aferro a esos momentos, buscando en ellos algún sentido, una chispa de esperanza en un océano de sufrimiento. Aquel aroma a pastel recién hecho y sus caricias, que solían curar mis heridas, han quedado eclipsados por el remolino de dolor que ha invadido cada centímetro de este lugar. Aún la siento presente cuando miro las fotos en la pared, pero su ausencia pesa como una losa sobre mi corazón.
Ahora, con la soledad abrazándome, no puedo evitar recordar a mi hermano. Las risas compartidas, los secretos susurrados a la luz de la luna. Juntos, éramos dos almas navegando un mar tempestuoso. Él fue mi aliado, mi compañero en esta lucha que no pedimos. A veces, cuando cierro los ojos, aún siento su mano en la mía, y la tristeza de su partida ahonda aún más el vacío que ya llevo dentro. La vida nos despojó de tanto, y ahora los recuerdos se desgastan, como las viejas fotos que se desvanecen con el tiempo.
Al llegar frente a la puerta de mi habitación, el aire se torna denso. Aquí, donde tantas noches he llorado desconsoladamente, donde el dolor encontró un medio para manifestarse en cortes y cicatrices que llevo en los brazos, el refugio se transforma en prisión. Por cada lágrima que se deslizó por mis mejillas, por cada momento de desesperación, un eco se queda atrapado entre cuatro paredes, recordándome la fragilidad de mi propia existencia. Mirar el espejo me enfrenta a los fragmentos de mí misma que una vez intenté ocultar; la tristeza que se agazapa en mi interior, el rencor hacia un yo que no ha podido reponerse de tantos golpes.
Quiero dejar de sentir todo esto, pero el peso es tan aplastante que parece calar en mis huesos. Me aferro a la esperanza, a la idea de que un día podré liberarme de este lastre emocional. Sin embargo, al cerrar la puerta detrás de mí, la soledad se intensifica, y el recuerdo de los momentos felices se convierte en un cruel recordatorio de lo que he perdido. Aquí, en esta habitación, donde la oscuridad parece vertebrarse en mi ser, sigo buscando una salida, un rayo de luz en medio del caos. Tal vez, un día, aprenderé a unir los fragmentos de mí misma, a encontrar la paz que tanto anhelo, pero por ahora, solo queda el silencio y el eco de lo que fui. Al abrir la puerta del cuarto de mis padres, el aire se carga de una mezcla de aromas que cuentan historias contradictorias. El olor a madera envejecida, una fragancia familiar y nostálgica, se entrelaza con un leve rastro de perfume que solía llevar mi madre, y que a menudo me trae recuerdos de noches de risas y películas. Pero también hay un eco sutil, permanente, de gritos apagados, de un caos oscuro que se agazapa entre las sombras.
Cada rincón de esta habitación es un laberinto de emociones. En la cama, donde solíamos acurrucarnos, me encuentro asaltada por imágenes de mi madre riendo, haciéndome cosquillas, nuestros cuerpos entrelazados en un instante que parecía interminable. Era un refugio, un lugar donde los mundos se detenían, y el dolor se desvanecía en el retumbar de nuestras risas. Esa felicidad era como un rayo de sol, cálido, brillante, llegando a calar en medio de las tormentas.
Pero aquí también, en este mismo espacio, se ocultan los gritos desgarradores que solían salir de su garganta, el eco de mi padre descargando su furia, los golpes que resonaban como un tambor en mi pecho. Cada rugido, un recordatorio de que la felicidad era fugaz y que la paz era un sueño inalcanzable. Yo, atrapada entre esos dos mundos, solía cubrirme los oídos, anhelando no escuchar, deseando desvanecerme en una niebla de ignorancia.
A veces, mi hermano y yo encontrábamos consuelo el uno en el otro, en ese cúmulo de amor que iba más allá de las palabras, más allá de lo que la sociedad dictaba sobre lo que debía ser nuestra relación. Besos en los labios que cruzaban los límites de lo hermano, risas que nos hacían sentir más fuertes ante el caos que habíamos heredado. Pero incluso esos momentos, tan puros, estaban teñidos por el sufrimiento que nos rodeaba; eran fragmentos escapando de un mundo agotado y desgarrador.
Habitualmente, al cerrar los ojos, intentaba bloquear las imágenes de esas manos agresivas que dejaron huellas en la piel de mi madre. Recordar cada golpe, cada grito, era como repasar un álbum de fotografías con el que no quería lidiar. Aun así, no podía evitar la necesidad de encontrar sentido en lo incomprensible. En esta habitación, donde la luz se desdibujaba y la oscuridad se deslizaba entre las rendijas, mis sentimientos luchaban por hacerse un hueco. Aquí había amor, pero también dolor.
El placer y la tristeza coexistían en un equilibrio inestable, un tira y afloja que me dejaba exhausta. Nunca supe cómo reconciliar el amor que le tenía a mi madre con el horror que había sido su vida. La pregunta siempre fue, "¿puede el amor florecer en un ambiente tan marchito?" Para mí, esta habitación es un recordatorio de que la vida no siempre se puede dividir en villanos y héroes, sino que es un entramado de luces y sombras que desafían nuestro entendimiento.
Así, cada vez que entro en este cuarto, siento que navego por un océano de emociones contradictorias. Busco respuestas, sanación, una forma de liberar todas esas memorias que a menudo parecen ahogarme. Y, sin embargo, lo que más deseo es encontrar un equilibrio, un espacio donde pueda honrar tanto la felicidad como el dolor, fusionando en mí todas esas historias que, aunque complicadas, son parte de mi ser, de mi historia. Al abrir la puerta del cuarto de mi hermano, una ola de recuerdos me envuelve, como un mar de nostalgias que surge de las profundidades de mi ser. La habitación, ahora vacía y silenciosa, conserva la esencia de lo que una vez fue nuestro santuario, nuestro refugio; un espacio donde, en medio del caos, encontraba consuelo en su compañía. Los muebles, esos testigos mudos, parecen susurrar ecos del pasado: las risas tapadas por lágrimas, los murmullos de promesas y los silenciosos gritos de una lucha compartida.
Recuerdo aquellas noches en que el miedo se colaba por las rendijas de las paredes, cuando los gritos de mamá parecían reventar el aire. Nos acurrucábamos juntos, yo temblando de terror, él rodeándome con sus brazos, como si pudiera protegerme del mundo. Su ternura era un bálsamo; en sus ojos, encontré una chispa de amor que nunca supe que estaba destinada a crecer tanto. Crecimos entre las sombras de un hogar desbordante de dolor, pero fue en ese refugio donde encontré el primer destello de un amor que no entendía, un amor que se manifestaba a través de caricias suaves y miradas profundas.
Los días se sucedieron entre juegos infantiles y secretos compartidos, y cuando nuestras manos se encontraron, una corriente indescriptible recorrió nuestro cuerpo. El primer beso fue un descubrimiento, un choque de mundos que nos transformó de hermanos a amantes, de compañeros a cómplices. En nuestra inocencia, desnudamos nuestras almas antes que nuestros cuerpos, y el primer roce de nuestras pieles fue como una chispa que encendió en mí un fuego que aún arde. Nos exploramos como si fuéramos el único refugio que teníamos, como si nuestra unión fuese el único acto de rebeldía que mereciera la pena.
Ahora, al mirar alrededor, me encuentro con el silencio. Está vacío. El pesado mueble junto a la ventana parece más un objeto desprovisto de vida que el guardián de nuestros secretos. Las paredes, antes llenas de risas y murmullos, están huérfanas de sonido, y cada rincón respira la ausencia de su calor. La realidad de que ya no estamos juntos me abruma, y mis ojos buscan en cada rincón algún vestigio de nuestro amor. Pero la habitación está llena de recuerdos que ahora son como espinas: felices y dolorosos al mismo tiempo.
Al cerrar los ojos, vuelvo a sentir su mano en la mía, su susurro en mi oído. Cierro los ojos e intento recordar sus caricias, sus palabras, todo lo que me hizo sentir viva y a la vez perdida, todo lo que compartimos a escondidas. Pero el eco de su ausencia me arrastra, y las lágrimas brotan sin previo aviso. La soledad es abrumadora, y el peso del amor que una vez nos unió se convierte en una carga.
Es difícil aceptar que hemos crecido y que la vida ha tomado caminos diferentes. La habitación vacía es un recordatorio de lo que una vez tuvimos, un refugio que se ha desvanecido. Pero en mi corazón, este amor permanece vivo, marcado por el dolor, la fragilidad y la belleza de haber encontrado en él, en medio de todo, un hogar. Aunque las paredes ahora sean solo testigos de nuestro pasado, sé que en cada rincón habitan nuestras risas, nuestro amor y esas promesas que, aunque el tiempo se haya llevado, nunca dejarán de resonar.
Para poder guardas todos estos recuerdos agridulces, guardaré esta casa, será mía desde ahora, llenándola sólo de recuerdos felices.
•
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•
Salí de la casa, secándome las pocas lágrimas que había derramado, me fumé un cigarro y fui con los demás.
—Hasta que llegas, Yu-yu.
Fruncí el ceño.
—Sabes que me molesta que me digan así.
Mina sonrió y los chicos se acercaron.
—Nos vamos?
—Si, tómense de las manos todos, se van a marear, tengan cuidado.
Fije la imagen del lugar en mi mente, le di un golpe al suelo y nos teletransportamos al lugar. Cuando abrimos los ojos, los tres quedaron mareados. Me reí un poco.
—Les dije.
—Nunca pensé qué tanto..
Mina se fue a una esquina a vomitar, yo solo fui a a acariciarle la espalda, luego, hicimos un pequeño mapa del lugar.
—Bien, yo entraré a la casa un par de veces para observar un poco, veré si Yuiki está sola o no. Si pasa cualquier cosa que pase, allí entran ustedes, lo ideal es que no.
Todos me estaban escuchando con suma atención.
—Por favor, lo que más les pido es que se lleven bien con Yuiki, ella es muy extrovertida y directa, pero no durará mucho, ok?
—Lo intentaré..
—Bien, a poner en marcha el plan.
Y así lo hicimos, por lo que pude ver, Yuiki está en un cuarto encerrada amarrada con cadenas, no vi a Kamal por ningún lado y eso era algo..preocupante u bueno a la vez, es mejor hacerlo ahora sabiendo que no está. Volví con los chicos y me senté, descansando un poco.
—Ahora tú eres la mareada, Yuki.
—No será porque yo lo hice más veces y con rapidez?
Mina y yo fruncimos el ceño.
—Bien, como sea, Kamal no está aquí.
—El demonio ese?
—Exacto, así que, yo iré ahora mismo, no podemos perder más tiempo.
—Cuídate, Yuki.
Nos miramos unos a los otros, nos regalamos una última sonrisa. Después de eso me teletransporte a donde estaba Yuiki. Rápidamente me acerqué a ella.
—Yuiki!!
—Y-Yuki?..
Su voz sonaba raspada y ronca, supuse que gritó tanto como para que su voz sonara así. Tome sus muñecas.
—Cambiemos de cuerpo, rápido!!
—Estas loca!? No sabes todo lo que paso en esta casa, no soportarías!!
—Yuiki, necesitas darle toda esta información a Kazuki y Vudú, ellos podrán ayudarte..
Estuve como 5 minutos intentando convencerla, la puerta principal empezó a sonar.
—Yuiki!! Por favor!!
—Por un carajo..está bien!!
Me tomó las manos y cerró los ojos, yo hice lo mismo.
—Körper Veränderung.
Antes de volver a abrir los ojos, sentí como mi cuerpo dolía, me sentía extraña, con sensaciones Ake no había sentido, al despertarme, me di cuenta que ya estaba en el cuerpo de Yuiki.
—Vete rápido Yuiki.
—Mantente viva, Yuki. Por favor.
—Lo haré, afuera están Kirishima, Mina y Shoto. Ryu perdió la memoria y piensa que somos pareja, por favor actúa como si lo estuviéramos, no te emociones a ver a Vudú, se supone que eres yo.
Creo que ese fue el resumen más resumido que e hecho en toda mi vida. Después, Yuiki se fue. Y Kamal paso por la puerta.
—Es hora de jugar, querida...Continuará...
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En tu mente, pero no en tu corazón (Kirishima x Lectora)
Fanfic¿Podrá la hija de un villano entrar a la UA?