Emiliano
Escucharla refunfuñar solo acrecienta mis ganas de dominarla. Sí, sé que soy un imbécil. Después de Gianna mi cabeza dejó de funcionar bien y ahora soy un capullo arrogante al que nadie le discute ni le niega nada.
Si ella quiere trabajar en la empresa, deberá acoplarse a mi manera de ser y por supuesto a mis exigencias. La altanería y prepotencia con que me mira hace que quiera castigarla de diferentes maneras.
—Pues no lo es, señora Novikova; y le aconsejo que cuide su vocabulario. No se encuentra en un campo de fútbol para que se exprese con ese lenguaje vulgar, y mucho menos ante el Director General de la constructora. —Si las miradas mataran, ahora mismo estaría tendido en el suelo.
—Lamento mucho la forma en la que me he expresado, como Gerente General debo comportarme con mesura y no perder la compostura ante nada ni nadie aunque se trate de un narcisista como usted, señor. Descuide, no se volverá a repetir —dice apretando los dientes y escucharla decirme «señor» arrastrando las letras me excita.
Se nota que es una fiera, una a la que quiero domar. Su mirada azul profundo se entremezcla con la mía color cielo. Si pudiera, no solo me insultaría, sino que también renunciaría a este trabajo, pero deduzco que no tiene otra alternativa.
—Eso espero, no tengo mucha paciencia y me da igual que uno de mis socios haya abogado por usted. Si no da la talla y demuestra que es más que un culo bonito..., ¡la echaré sin contemplaciones! —sentencio sin perder el contacto visual.
—Dejemos una cosa clara, señor... como se llame. Creo que tiene un problema con las mujeres bellas e inteligentes. Si le queda grande tener a una en este puesto... Lo mejor será que me retire de inmediato y busque trabajo con la competencia. Tal vez ellos sepan tratar mejor a una dama y perciban mi potencial, ese que usted se niega a ver por prejuicios infundados o porque alguna fémina lo minimizó demostrándole que quien no daba la talla era usted —sus palabras son como estocadas directas a mi pecho, son hirientes y logran su cometido.
—En primer lugar, mi nombre es Emiliano, Emiliano Lombardo. Él es mi mejor amigo, vicepresidente y socio, Matt Ayers. Tenemos otro asociado, Nikolay Dmitriev, pero viene poco por aquí, maneja nuestros negocios de Rusia.
Yo soy el arquitecto y ellos los constructores; trabajará codo a codo con nosotros y se tragará sus palabras. Que no confíe en las mujeres no significa que no sepa distinguir sus cualidades, esas que hasta ahora, usted no ha demostrado —hablo de forma calmada enmascarando las ganas de gritarle por lo furioso que me encuentro.
—Si me da la oportunidad, no se arrepentirá. Tengo experiencia y soy muy buena en lo que hago. Que me haya conocido de una manera un poco..., fuera de mí..., no significa que sea solamente un culo bonito. Se enamorará de cómo trabajo y cuando lo haga, no querrá a nadie más a su lado —dice con pasión, esa que me deja embobado aunque esté cabreado.
—Muy bien, señora Novikova... Grace la llevará a su oficina que se encuentra un piso por debajo de este para que se instale. Después de comer tendremos una reunión en donde le explicaremos el funcionamiento de la empresa y otras cosas —ella me mira, asiente y sale cuando mi secretaria ingresa luego de apretar el botón para llamarla.
Cierro los ojos y respiro con pesadez. Lo que me dijo se repite una y otra vez en mi mente. Es como si hubiese sabido mi historia y quisiera burlarse de mi mala suerte. Tuve que hacer uso de todo mi autocontrol para no sacarla por un brazo de las instalaciones y prohibirle la entrada.
—¡Qué carácter se gasta la morena! En un momento creí que te saltaría a la yugular... —ronronea entre dientes Matt.
—Demasiado, y lo peor es que me encanta que sea así de voluntariosa. Sé que es una libertina que juega con los hombres y busca al que tenga más dinero para salir del hoyo en el que debe de estar, pero sus últimas palabras me convencieron para darle una oportunidad laboral. —Mi amigo me mira y mueve la cabeza de forma afirmativa.
ESTÁS LEYENDO
Te enseñaré lo que es amar
RomanceEmiliano es un magnate de los negocios; su trabajo es lo único que aplaca sus demonios. Luego de que jugaran con él y le rompieran el corazón de la peor manera, se juró no fiarse de ninguna mujer cerrándose a la posibilidad de volver a amar. Su dulz...