Capítulo 12 - Ignorando al jefe

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Petra

Cuando mis labios tocan los de él me siento en el paraíso.

Mordisqueo y lamo la comisura de su boca disfrutando de su olor y su calor como nunca. Emiliano coge mi nuca y profundiza el beso; es muy fogoso, la pasión que demuestra al devorarme me tiene ardiendo de deseo.

Me agarra por la cintura levantando mis caderas bajándome de golpe sobre su hombría.

«¡Dios, este hombre será mi perdición!», pienso perdida en la lujuria que me provoca mi jefe.

Sé que se está dejando llevar y que tal vez luego de esto me diga algo hiriente, pero lo necesito y no me arrepiento de haberlo besado.

Sus estocadas firmes con el vaivén del agua hacen de la experiencia algo único, transportándonos a un lugar en donde no existen los prejuicios ni nadie más que nosotros dos. Su lengua entrelazada con la mía me hace estremecer, sus besos son una droga que necesitaré de ahora en adelante.

Muerde mis labios carnosos y gruñe porque está igual de cerca que yo de tocar el cielo con las manos. Intento aguantar y resistir, mas sus extremidades superiores presionando mis nalgas me lo ponen demasiado difícil, en especial cuando introduce dos dedos en mi ano provocando un cúmulo de emociones que me hacen explotar de forma estrepitosa.

Los espasmos son tan fuertes que logran que Emiliano se deje ir produciendo un fuerte gruñido que eriza toda mi piel.

Abro los ojos y lo miro, tengo las pupilas dilatadas como las de él; una sensación extraña recorre mi cuerpo al ver sus ojos cristalizados mientras niega con la cabeza.

Sale de mi interior, se levanta, coge una toalla y se aleja del baño a toda prisa sin emitir palabra alguna.

Estoy jugando con fuego, pero después de hoy, estoy dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de conquistar a este hombre que es un ángel y un demonio a la vez.

Necesito averiguar lo que le ha pasado.

No tengo idea cómo conseguiré mi objetivo, aún así, estoy preparada para correr el riesgo y enloquecerlo de ser necesario.

No le soy indiferente, eso lo tengo muy claro. También soy consciente de su lucha interna, una parecida a la mía.

En mi caso, el recuerdo de Fiodor me retiene ocasionando un huracán de emociones contradictorias difíciles de asimilar, en su caso, no sé a qué se debe y eso me fastidia.

Cuando salgo de la ducha no lo veo por ningún lado, suspiro resignada y me dispongo a trabajar. Veo mi ordenador y allí se encuentran las indicaciones de lo que debo hacer el resto de la semana. Me entristece que luego de lo que pasó en el lavabo ya no quiera verme la cara, y contrario a todo, eso solo me incentiva a ser más creativa.

💖💖💖

Esta semana ha sido muy interesante, a pesar de no haber visto ni un día a Emiliano ya tengo el nombre y apellido de la persona que lo ha traicionado. Es uno de los jefes administrativos del departamento de compras. Gracias a mi hermanita Anya, pude clonar todos los teléfonos de los empleados.

Sí, sé que lo que hice es bastante ilegal, pero con tan pocos días no iba a conseguir que me tuvieran la confianza necesaria como para decir algo comprometedor en mi presencia. Por ese motivo, llamé a mi hacker favorita y le pedí un poco de ayuda.

La información fue muy reveladora, la copié y se la envié a Emiliano. Me lo agradeció y me dijo que podía volver a Chicago si lo deseaba, que él debía viajar a Italia para solucionar un problema familiar y comentó que aprovecharía la cena que harían en su honor para desenmascarar a Benjamín Argüelles.

Te enseñaré lo que es amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora