Capítulo 13 - Celos

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Emiliano

En estos momentos me encuentro en mi yate que está atracado en Puerto Banús (Málaga). Estoy demasiado contrariado y con las emociones a flor de piel, por eso no podía quedarme ni un minuto más al lado de esa mujer que desde que la conocí supe iba a ser mi perdición.

Maldigo para mis adentros porque ha logrado despertar lo que quería enterrar en lo más profundo de mi alma. Sabía que no podía besarla, sabía que no debía tocar su cuerpo, pero mis deseos pudieron más que la razón y aquí estoy, ahogando mis penas en alcohol.

No puedo verla, necesito tomarme un tiempo para meditar en lo que haré. Estuve a punto de abrazarla llorando como un niño pequeño; la dulzura con la que me besó junto con su mirada y caricias, me enloquecieron, transportándome a un universo de fantasía donde el amor incondicional era posible y no una burla.

Lamentablemente todo es una fantasía, nada es real en este mundo de mierda que me rodea. Las mujeres solo buscan una cosa y nada más. Tarde me di cuenta que a ellas no les interesa entregar su corazón a un hombre sincero que sería capaz de bajarles los planetas, si quisieran.

Mi experiencia, la de Matt y la de miles de hombres por no decir millones, lo confirman. Parece que cuando se las trata bien, se las respeta, se las cuida y mima, te desprecian utilizándote y jugando con el amor que les brindas.

Eso es algo que me enferma, logrando que mi alma se llene de odio.

Y no digo las cosas sin conocimiento de causa; he visto y comprobado que cuando las maltratas, las humillas e ignoras... ahí están como perritos falderos aguantando los desprecios, suplicando, llorando y rogando para que no las abandones.

Necesito despejarme o terminaré cediendo ante esta ninfa. En mala hora vino Nikolay a exigir que contratara a Petra. Esa chiquilla acabará conmigo y no me lo puedo permitir. Gianna mató lo bonito que había en mi interior y no estoy dispuesto a volver a arriesgarme así tenga que dejar a Matt de encargado en Chicago y trasladarme para aquí o Italia.

Ha pasado una semana y aunque solo he visto a mi Gerente dos veces, mi alma no se siente más tranquila. Para mi desgracia la pienso y añoro en cada momento del día; estoy enfermo, mi obsesión por esta mujer acabará con la poca cordura que me queda. Debo olvidarla y sacarla de mi torrente sanguíneo a como dé lugar o terminaré siendo su títere como lo fui de Gianna.

Cojo mi teléfono y llamo a la única persona que puede comprenderme y ayudarme en este campo.

📞 Matt, ¿puedes hablar? Necesito un consejo, amigo —hablo pareciendo muy desesperado.

📞 En estos momentos me están haciendo una mamada, igual te escucho, sabes que eso no es motivo para ignorarte —contesta y muevo la cabeza porque este hombre es terrible.

📞 ¿Estás en el club? —pregunto.

📞 Sí, llevo varios días intentando cazar a la pelirroja. La muy condenada me ignora por completo y eso me tiene con los nervios de punta. Nunca me había atraído y obsesionado tanto una mujer como esta, me estoy volviendo loco porque lo único que hace es rechazarme y ya no sé qué hacer —comenta más afligido que yo.

📞 Por lo que veo esas rusas nos han jodido la vida poniéndolas patas arriba. Aunque tu problema podría acabarse en un abrir y cerrar de ojos si solo quieres sacarte las ganas —indago y escucho cómo despide a la chica que le está haciendo una felación.

📞 Te escucho, ya nada me entretiene —alega ansioso.

📞 El noviecito ese que tiene la amiga de Petra, es nada más y nada menos que Paul Culpepper, el marido de la heredera del conglomerado Sallow —espeto con una sonrisa en mi rostro al escuchar el jadeo de mi amigo por la línea.

Te enseñaré lo que es amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora