Capítulo 5 - Propuesta indecente

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Emiliano

Debo decir que estoy más que asombrado con el profesionalismo con el que Petra afrontó la reunión directiva en donde le explicamos con Matt el funcionamiento de la Constructora. Tomaba notas y hacía preguntas minuciosas con cada duda que le surgía; me tenía completamente hipnotizado con su desempeño empresarial y ya no dudaba de que fuese una entendida en el tema.

Al acabar la jornada laboral fui a ducharme y cambiarme de ropa. Estaba ansioso y no sabía el por qué; intenté hablar con Matt, pero estaba muy ocupado buscando información sobre la pelirroja amiga de Petra. Se había obsesionado con ella y decía que la tendría a como diera lugar, que necesitaba demostrarle a esa niña lo que era follar y luego la dejaría en paz.

Así que he decidido venir al club a desfogar lo que sea que me haga sentir esta asfixia. Como aún es temprano subo directamente a un privado, al verme, una de las habituales se acerca para satisfacerme. Sabe lo que me gusta y cómo me gusta, nada de besos ni contacto romántico, eso se acabó para mí.

Son las 23:30 hs. Estoy saliendo de la habitación, sigo ansioso, por eso decido irme a casa y ponerme a nadar unas horas antes de poder conciliar el sueño. Me giro mirando a la gente que está comenzando a bailar en la discoteca y la veo...

«Pero, ¡¿qué carajos hace viniendo a bailar un lunes y vestida así?!». —balbuceo molesto.

Mis planes acaban de cambiar. Me siento en la zona vip, esta se encuentra encima de la pista de baile, desde ese lugar podré estar al tanto de todo lo que hace. Lo bueno de la sala para socios es que tiene cristales polarizados y me vienen de fábula porque observaré con tranquilidad a la morena sin ser descubierto.

Esta tecnología es una pasada y la tengo implementada en algunas de mis oficinas de Europa como en varios hoteles de mis clientes. Uno puede puedo mirar hacia afuera pero los demás no pueden hacerlo hacia adentro.

Presiono mi copa con fuerza al ver a unos tíos intentar cogerla por la cintura. Petra se suelta y su amiga hace lo mismo cuando insisten con ella; tienen un cruce de palabras que parece cordial, aunque al ver la cara de enfado y cómo siguen acechándolas, no creo que les haya gustado su rechazo.

Esta niña no entiende que aunque sea adulta y se crea con derecho de vestir y andar como se le dé la gana, en ciertos lugares debe cuidar su arreglo personal porque podrían confundirla con una prostituta. Hoy mismo parece una, va con un mini vestido de látex pegado al cuerpo que apenas le llega por debajo de las nalgas, como se agache... Se le ve la raja.

El escote es pronunciado hasta el ombligo, deja ver parte de sus pechos voluptuosos. Si no fuera porque parece que tiene un sujetador, se le escaparían las bubbies por los lados mientras baila. Y si hablamos de la espalda... Queda totalmente descubierta hasta el nacimiento del coxis.

«Es que muestra más que las chicas que trabajan en los privados», pienso mientras niego con la cabeza.

Si me oyen las feministas, dirán que soy un machista, que una puede andar desnuda en la calle y nadie tiene que decirle nada porque es su cuerpo y su libre elección. Entiendo que sea su cuerpo, pero lo que muchas damas no comprenden es que no viven en una isla desierta.

Hay personas que son psicópatas con impulsos perversos, otros pueden ver su vestimenta como una insinuación a que está dispuesta a todo con quien sea. Algunos hasta tienen problemas o enfermedades mentales que al ver a una mujer vestida así se les activa su libido y su cerebro no reacciona a que está obrando mal al desearla o querer violarla.

Vivimos dentro de una sociedad con diferentes estándares sociales y culturales, y ella ha venido a una discoteca en donde muchas profesionales de la noche vienen a trabajar buscando tíos adinerados con los que pagar sus cuentas o vicios. Está en un lugar donde se captan chicas que quieran ser acompañantes o que simplemente deseen currar en los privados dando placer.

Te enseñaré lo que es amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora