Capítulo 11 - Embrujando al amor

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Emiliano

Luego de dejar que Petra se duchara para que relajara sus músculos del largo viaje que tuvo y que durmiera unas horas para despejarse; fui a la habitación a despertarla.

El problema estuvo en que no podía dejar de admirarla como un acosador. Me quedé observándola por un buen rato hasta que el calor y el deseo por ella fue insoportable.

Maldecía para mis adentros porque era una ninfa que con su dulzura, rebeldía y timidez estaba embrujado mi alma. Tenía una lucha interna, si me permitía caer en sus encantos estaría bien jodido y más perdido que nunca.

No podía confiar en ella, mi mente repetía eso una y mil veces peleando con mi conciencia que suplicaba mi rendición ante Petra.

Si antes no podía dormir pensando en Gianna, ahora no podía dormir pensando en Petra. Mis pensamientos vagaban y me cuestionaban sin descanso sobre la rusa. ¿Sería capaz de mentirme?, ¿se burlará de mí?, ¿cuando consiga lo que quiere me botará como las demás?

Si soy sincero no sé si quiere algo; tampoco el por qué está aquí.

No sé nada de su vida, ni siquiera la razón por la que mi socio y jefe de la Bratva me suplicó contratarla en la empresa.

Salgo de mis pensamientos y por primera vez en mucho tiempo dejo que mi cuerpo tome control de mi cerebro. Cojo una corbata y con mucho cuidado de no despertarla ato sus manos al cabezal de la cama. Ella se remueve pero sigue durmiendo, eso me permite quitar la sábana para admirar ese cuerpo que me enloquece y cada día me cuesta más no desear.

La miro y relamo mis labios, ella tiene el poder de convertirme en un completo idiota. Ese que es capaz de adorarla como juré no hacer con ninguna otra. Bloqueo mi mente por un segundo y me dejo llevar por esa sensación que solo ella me provoca; palpo su intimidad con delicadeza, meto mis dedos a la boca y los chupo para luego tocar su nudo de nervios sin producirle irritación por la sequedad.

Petra comienza a removerse y a respirar con dificultad. Sé que la estoy excitando y en sus sueños no entenderá lo que está sucediendo. Sonrío mientras con mi otra mano acaricio sus pezones, ella arquea la espalda y pequeños gemidos salen de sus labios. Vuelvo a acariciar toda su hendidura para comprobar que mis toques no le son indiferentes.

Está muy lubricada y es en ese momento que decido ir un poco más allá cuando la siento jadear fuerte mientras se remueve en la cama. Introduzco mis dedos y el placer que me provoca verla disfrutar no lo había sentido con otra, ni siquiera con Gianna. La llevo a la locura exigiendo que me deje ver todo lo que le hago sentir, necesito que se rinda a mí, que desee solo mis toques.

Después de hacerla llegar a la cúspide noto que de sus ojos caen lágrimas sin parar. Mi corazón se estruja, quisiera abrazarla y preguntarle qué es lo que le sucede, pero la última vez que hice eso me destrozaron por completo. Sin interactuar más con ella la desato y le comunico que la espero en la oficina.

Aunque mi mente está con miles de incógnitas, intento no pensar y bloquear todo lo referente a mis sentimientos.

💓💓💓

—Primero que nada quiero que hablemos de lo que está pasando y el por qué necesito de tu ayuda. Si te parece que es demasiado para ti, puedes negarte; soy un hijo de puta, pero hay ciertos extremos que no cruzo —le digo a Petra cuando la veo caminar hacia mi escritorio.

—Luego de escucharte con detenimiento, te diré si acepto o no —contesta y sonrío sin dejar de mirarla a los ojos haciéndola sonrojar.

—Me parece bien —hago una pausa y continúo—; necesito que te hagas pasar por una pasante en prácticas que debe cubrir las horas que le faltan para recibir su titulación en Administración de Empresas —explico y abre los ojos en grande.

Te enseñaré lo que es amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora