Petra
Mientras me cambio en el lavabo no dejo de pensar en todo lo ocurrido y en mi negativa a quedarme a dormir en esta mansión. No tengo que hablar con mi familia porque lo hago todos los días; mentí con descaro a Emiliano por las emociones que me abruman en este momento.
El italiano me ha hecho sentir demasiado y ha llevado casi al límite mi cordura mental.
Pensé que sería brusco y me trataría como a un objeto; al contrario de eso, fue dulce aunque crea que no. Si bien no me ha tocado, noté que sí quería hacerlo, y yo deseaba desesperadamente que lo hiciera, necesitaba sentir sus manos en mi piel, su boca, su aliento...
Me encuentro muy confundida; estaba segura de que, cuando me poseyera, lo haría con furia, mas fue todo lo contrario. Hubo rudeza, pero también sensibilidad. Fue la mezcla perfecta de primitivismo y suavidad; esto me enloqueció, aunque también despertó un sentimiento de culpa en mi corazón.
Esa fue la principal razón para no quedarme ni un minuto más a su lado. Su toque removió demasiadas cosas.
Fiodor siempre fue cariñoso conmigo y me trataba como si me pudiera romper; me hacía el amor con ternura, llegaba a las estrellas sin ningún problema, pero nunca tuve multiorgasmos.
Emiliano en cambio, me folló con una pasión contenida que despertó cada célula de mi piel y solo podía suplicar por más. Tuve varios orgasmos, fueron demasiado intensos; creí que perdería la cordura o la conciencia, eso me tiene llorando sin parar.
No puedo enamorarme de un hombre roto, no puedo entregarle mi corazón herido a un ser que solo desprende oscuridad, que luchará con todas sus fuerzas para no sentir nada por mí. No puedo ser débil y eso es lo que más temo, porque con él, no puedo ser fuerte.
Emiliano me convierte en otra mujer, en una llena de lascivia con pensamientos pecaminosos.
Limpio mis lágrimas y reviso unos documentos que me ha enviado mi cuñado por correo electrónico. Os preguntaréis por qué le digo cuñado a los hermanos de Fiodor... Lo hago porque lo son mientras no vuelva a casarme.
En mi caso, no me divorcié de mi esposo. Enviudé, y eso mantiene los lazos y títulos hasta que decida rehacer mi vida al lado de otro hombre.
Juré ante su tumba que no lo volvería a hacer, aunque luego de conocer al italiano y sus artes, ya no estoy tan segura de mis palabras.
Este pensar logra llenarme de angustia y con ella las lágrimas vuelven a caer. La culpa de estarle fallando a Fiodor me está consumiendo.
Por otro lado, tengo miedo de Emiliano; de sus besos, de sus manos al tocar mi piel, de su cuerpo entrando en comunión con el mío sin acuerdos de por medio. Me da terror pensar en que pueda darme eso que tanto deseo porque no sé si podré resistirme a sus encantos.
Respiro para tranquilizarme y razono que tal vez estoy confundida por las sensaciones nuevas. Estoy descubriendo una faceta mía que desconocía y eso puede haber desordenado mis ideas lógicas respecto a nuestro acuerdo.
Aunque si soy sincera conmigo misma, hay algo en su aura que me atrae y obliga a desafiarlo así como a doblegarme ante sus exigencias.
No sé por qué reacciono de esa manera ante él. Solo sé que me encanta cuando me mira como si quisiera entrar en mi mente y saber cada pensamiento que escondo. Adoro como se le oscurecen los ojos cuando lo provoco adrede, pero lo que más me fascina, es cuando me susurra al oído erizando cada centímetro de mi piel.
Estoy loca, la obsesión que me suscita Emiliano hace que el miedo a enamorarme sea demasiado grande. Si eso llegara a suceder, no sé lo que haría... Quisiera decir que lucharía por mi felicidad, mas en estos momentos no estoy segura de nada en absoluto y menos con este sentimiento de culpa que me está matando.
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Te enseñaré lo que es amar
RomanceEmiliano es un magnate de los negocios; su trabajo es lo único que aplaca sus demonios. Luego de que jugaran con él y le rompieran el corazón de la peor manera, se juró no fiarse de ninguna mujer cerrándose a la posibilidad de volver a amar. Su dulz...