Capítulo 33: Nuestra Noche.

259 27 37
                                    

Roier.

Después de nuestro pequeño encuentro, Cellbit ha estado muy extraño, pareciera que quiere decirme algo pero no se anima. La mayoría del tiempo, cuando estamos juntos, se la pasa tocándome; son apenas pequeños roces, su mano en mi espalda baja, pequeñas caricias en mi cuello o semi abrazos.

Hoy por ejemplo, estábamos desayunando con los niños y puso su mano sobre la mía, me puse algo nervioso pero se supone que, a ojos de  Bobby y Richas, somos una pareja.

Estaba por salir de mi trabajo cuando Foolish llego a mi oficina, venía con Leo y mis niños. Le pedí de favor que fuera por ellos, y que ni yo ni Cellbit podríamos salir a esa hora.

-Gracias, Folich -les di un beso en la frente a cada uno. Leo se acercó.

-Tío Roier -llamó mi atención.

-¿Qué paso, mi Leo?

-¿Dejas que Richas y Bobby hagan una pijama conmigo?, también van a ir Tilin, Juana y Ramón -hice como que lo pensaba, Vegetta ya me había dicho y lo platiqué con Cellbit.

-Con una condición -a Leo se le iluminar on sus ojitos, asintió emocionada-. La próxima vez que hagan una me inviten a mi también.

Los niños se vieron entre ellos y asintieron, reí y tire de mi silla hacia atrás, tomando las mochilas qué prepare en la mañana con sus cosas.

-Tengan -los niños las tomaron. Seguimos platicando por un rato y después se fueron, sería la primera vez que estaba lejos de mi niño.

Al salir del trabajo, Cellbit estaba afuera, me sorprendí y camine hacía él.

-¿Qué haces aquí? -acomode mi mochila en mi hombro.

-Hola, guapito, ¿Cómo te fue?, a mi bien -mencionó sarcástico, rodee los ojos y deposite un beso en su mejilla. Iba a separarme pero me tomo de la cintura, impidiendolo-, tengo algo que decirte, pero primero vayamos a casa y cambiemonos.

No entendí a lo que se refería pero me subí a su camioneta, dijo que más tarde mandaría a Etoiles por mi carro, una vez estuvimos en nuestra casa subimos al cuarto y me senté en la cama, impaciente porque explicara.

-Guapito, como los niños no están y no van a estar hasta mañana por la tarde yo pensé que podríamos salir -parpadee un par de veces.

-¿Tu y yo?

-Sí.

-¿Cómo una... Cita? -mordió su labio y afirmó. Alce las cejas y sonreí-. Entonces, ¿Haríamos lo que todas las personas hacen en una cita?

-Sí, tomarnos de las manos y esas cosas -sus manos jugaban entre si, reí y acaricie el dorso de una de ellas-, ¿Entonces...?

-Sí, me encantaría ir a una cita contigo.

Me dio un corto beso en la mejilla y salí del cuarto, fui a mi habitación a cambiarme, opté por unos pantalones de mezclilla negros y una camisa tipo polo del mismo color, no era algo formal pero tampoco informal, acomodé mi bandana y delinee mis ojos. Coloqué un poco de perfume y bálsamo en mis labios.

Una vez me gustó mi atuendo, baje las escaleras y esperé a que Cellbit bajara igualmente. Cuando lo hizo me quede embobado. Pantalones negros de mezclilla y una camisa qué usaba para el trabajo del mismo color acompañaba su cabello semirecojido.

Nunca lo había visto así, su de por si el cabezón ya era guapo, vestido así se veían más atractivo.

-Te ves muy bien, guapito -se acercó a mi cuerpo y rodeo mi cintura, me acerque yo mismo, delineando sus mangas dobladas hasta los codos.

Un amor confuso | Guapoduo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora