Capítulo 40: Pareja.

168 19 49
                                    

Cellbit.

Firmé los últimos documentos en físico, ahora solo faltaba hacer lo digital y enviar algunos más por correo.

La puerta se abrió, dando paso a mi pareja algo dormido. Bostezo, acercándose al escritorio y rodeandolo.

Giró un poco mi silla, tomando asiento en mis piernas y acurrucándose en mi pecho. Rodee su cintura con mis brazos, besando su cabello.

—¿Y los niños?

—Ya están dormidos.

Su tono fue apagado, se estaba quedando dormido ahí. Reí.

—Ve a dormir, guapito, yo en un rato subo, tengo que terminar esto.

Negó, subiendo su rostro.

—No, quiero que duermas conmigo.

Reí, besando repetidas veces su frente.

—Y yo quiero que subas, yo lo haré en un rato. Ya casi termino.

—Entonces me quedaré aquí.

Dicho eso, se acomodó mejor sobre mis piernas. Me encantaba tenerlo ahí, era como una confirmación más de que era mío. Puede sonar algo posesivo, pero no puedo evitar tener ciertos pensamientos algo agresivos cuando alguien más lo toca demasiado o lo abrazan.

Seguí trabajado un rato más, antes de media noche terminé, desperté a un dormido Roier y lo cargué fácilmente. Subimos las escaleras y nos fuimos a dormir, no sin antes, cambiar su ropa.

A la mañana siguiente, me desperté muy temprano y bajé a preparar el desayuno.

En unos días sería el cumpleaños de Richarlyson y estaba planeando una pequeña salida en familia. A mi hijo no le gustaba mucho celebrar su cumpleaños, pero siempre lograba hacer que saliéramos o una pequeña reunión con amigos.

Esta vez sería diferente, ahora éramos cuatro, y quería hacer algo muy especial para todos. Rato después bajó mi novio con nuestros hijo, me dio un corto beso medio adormilado y se fue a sentar a la mesa.

—No mames, gatinho, este pinché huevo esta desabrido —hizo una mueca extraña, pasando el bocado y tomando el salero.

—Qué bueno, la otra vez estaba muy salado, pai —Richas me defendió, seguimos comiendo.

Cuando todos terminamos, les pedí que no se levantaran.

—Como saben, en unos días es cumpleaños de Richas —el mencionado se encogió en su lugar, Bobby revolvió sus rizos, haciendo que olvidara el repentino nerviosismo.

—Si es cierto, wey, ¿Quieres que te haga un molito, mijo? —Bobby soltó una risita.

—De hecho, ya tengo algo planeado —todos voltearon a verme—, saldremos ese día.

—¿A dónde, pa?

—Es sorpresa.

Seguimos platicando por un rato más, después cada quien fue a hacer sus cosas.

Días pasaron, y con eso, una pregunta, por parte de los niños me dejó pensando.

—¿Pa?

Bajé la vista, Bobby y Richas me veían atentos, estos niños tramaban algo.

—¿Sim?

—¿Te vas a casar con pai Roier? —abrí mis ojos en grande, mis mejillas se coloraron y las manos me empezaron a sudar.

—¿Ehh?

—Si, es que los dos son novios y se quieren mucho, y Tilin dijo que sus papás le dijeron que cuando ellos se casaron es porque se querían mucho y ya llevaban tiempo viviendo juntos.

Un amor confuso | Guapoduo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora