Cuando llegó la noche, a eso de las 7:30, los niños ya se estaban durmiendo, cargué a los dos con cuidado, uno en cada brazo y los subí a recostar en la recámara de Bobby. Pasados 10 minutos, Cellbit llegó, subimos por los niños y se llevó a Richarlyson. Cuando se fueron subí a acomodar a Bobby mejor, lo tape con sus cobijitas y empareje su puerta al salir.
Me fui a mi cuarto, me cambié y me metí en la cama, estaba revisando Instagram cuando me llevo un mensaje de Cellbit, diciendo que me agradecería el haber cuidado de su hijo y que me lo compensaría.
Me gano el sueño y con una sonrisa en la cara, caí rendido. Los días siguientes fueron con total tranquilidad, mi hijo y yo la pasábamos muy bien el tiempo que estábamos juntos, y cuando nos encontrábamos a Cellbit y Richarlyson era aún mejor, no sé porque, pero existía ese sentimiento de comodidad, como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo, lo mejor de todo es que, Bobby después de mucho tiempo sonreía con sinceridad, se llevaba tan bien con Richarlyson que parecían hermanos, se trataban como tal; compartían todo, jugaban juntos, se cuidaban el uno al otro, siempre estaban juntos y al pendiente del otro. Me transmitía una tranquilidad que no cambiaría por nada del mundo, yo haría todo lo necesario para que siempre tuviera esa sonrisa que tiene ahora; estaba tan emocionado por su fiesta de cumpleaños que sería en dos días.
No dormía de emoción, a diario me recordaba todo lo que haría ese día, a quienes invitaría y los juegos que haría, claro que el no sabía que detrás de esa fiesta tan bonita que habíamos organizado estaba un poco del dinero de su tío Cellbit como el lo llamaba, la realidad es que yo no planeaba hacerle algo tan grande, solo una comida e invitar a algunos de sus amiguitos de la escuela, claro que ahora se había extendido demasiado.
El día de la fiesta llegó, sería en el jardín trasero de mi casa, contratamos algunas mesas pequeñas para los niños junto con sillas de colores, adornos, globos, entre muchas otras cosas más para animar la fiesta; Cellbit insistió demasiado en que la fiesta debería de tener un buen sonido, para mí gusto también pero no contaba con el dinero suficiente, todavía estaba bastante gastado con la mudanza, así eso corrió por su cuenta, no tuve de otra que aceptar.
Estaba terminando de vestir a mi pequeño remolino, lo había convencido con ayuda de Jaiden a usar una camisa polo azul y un pantalón de mezclilla negro, se vería realmente bien.
- Mijo, si te sigues moviendo como chinicuil no voy a poder abrocharte los botones.
- Pero apa, no quieroo, siento que me ahogo- se tomaba el cuello de su camisa para jalarlo, alejé sus manitas y le desabroché unos cuantos botones.
- Haber, ¿Así está bien?
- ¡Mejor!
- Bien, eres libre- y dicho esto salió disparado de mi cuarto, me dedique a cambiarme, ya me había bañado, solo me pondría una camisa negra y un pantalón del mismo color, acomode mi cabello y me puse mi bandana, está vez del mismo color que mi ropa, arregle últimos detalles y me fui a la planta baja, ahí Bobby estaba jugando con Jaiden que llegó hace un rato, nos pusimos a acomodar lo que faltaba en la cocina y a los pocos minutos empezaron a llegar los invitados.
La fiesta comenzó con el DJ poniendo canciones animadas e infantiles, los niños corrían de aquí para allá o jugaban en la piscina de pelotas, mientra que sus padres platicabam entre ellos, ví como llegaban Quackity y su familia, la pequeña Tilín corrió a abrazar a mi niño y el correspondió con una sonrisa fingida, algo incómodo.
- ¡Ey, Rogelio!, buena fiesta, eh- el pato, cómo le decíamos se acercó a abrazarme.
- Concuerdo con Quacks, se ve interesante Roier- Luzu me regaló una sonrisa, a lo cual se la devolvi. Me quedé platicando un rato con ellos hasta que llegaron Mariana y Slime, los saludé y recibí, cuando iba a servirme un vaso de refresco ví entrando a Cellbit y a Richarlyson, les sonreí y Bobby corrió hacia ellos, abrazo a su mejor amigo y fueron a jugar con sus amigos de la escuela.
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Un amor confuso | Guapoduo.
Fiksi PenggemarRoier era un padre soltero con un pequeño a su cuidado, Bobby, los dos se verán envueltos en toda una aventura cuando al mudarse a un vecindario nuevo conocerán a Cellbit, un brasileño, siendo al igual que él, un padre soltero de un pequeño muy risu...