Capítulo 10. Acuerdo.

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"Los platillos más adecuados para un gran evento varían dependiendo del tipo de público que se recibirá"

Fue lo que Roier recibió como respuesta después de preguntar en uno de los restaurantes que estaban en la zona, ya había ido a varios, recibiendo siempre la misma respuesta. Estaba siendo mucho más complicado de lo que imagino.

- Si es así, ¿Entonces para que chingados me hicieron esperar media hora? - murmuró para si mismo.

Camino de regreso a su auto, conduciendo en dirección a la escuela de su hijo, paso toda la mañana de restaurante en restaurante buscando algún tipo de apoyo extra. Había estado investigando por internet, pero quería algo un poco más específico.

Un día antes fue acompañado de Cellbit a ver el lugar donde se haría el evento, era un jardín bastante grande, con zona de comida, juegos y un pequeño escenario; por lo poco que le había platicado su vecino sabía que ese día iban a tocar algunos grupos reconocidos de la zona.

Cuando llegó a la escuela, se acercó en espera de que saliera su pequeño junto con su mejor amigo, una vez que los visualizo les hizo algunas señas para que lo ubicarán, se saludaron y subieron al auto del castaño, está vez conduciendo en dirección de la empresa Telecom, dónde se quedaron de ver para ponerse de acuerdo. Estacionó su auto en un cubículo del estacionamiento cerca de la entrada al edificio, ayudo a bajar a los niños y tomo a cada uno de la mano.

Pov Roier.

Mientras el elevador subía, los niños estaban hablando sobre su día, Richas me contó que unos niños lo habían estado molestando por sus rizos pero que Bobby lo defendió, eso me alegro mucho, mi pequeño era un gran amigo, a pesar de que al principio no era tan sociable, ahora no dejaba intimidarse por nadie. En el momento en que el elevador se detuvo y se abrieron las puertas, empezamos a caminar en dirección a la recepción, Cellbit me había dicho que pasara para que me dieran una tarjeta la cual me permitiría moverme con libertad junto con los niños.

- Buenas tardes, soy Roier Alt, el señor Cellbit me dijo que me darían una tarjeta. - la señorita que estaba tecleando algo en la computadora volteó a verme, viéndome de abajo hacia arriba, después posicionó su vista en los niños, quienes se escondieron detrás de mis piernas aferrándose a mi pantalón, se me hizo algo muy tierno, por lo cual acaricie sus cabecitas con cariño, alzó la vista la mujer y después sonrió.

- Claro, el señor Cellbit ya me había informado - me dijo dándose la vuelta y agarrando lo que suponía era la tarjeta - También hay una tarjeta para los pequeños - rodeo el inmueble y se agachó a la altura de los niños, entregándole una a cada uno, la de Bobby traía un listón color azul y la de Richarlyson era amarilla.

Estaba a punto de hablar cuando una voz resonó detrás mío, los niños voltearon y Richarlyson salto a los brazos de su padre, dándole un beso en la mejilla y después abrazando su cuello para no caerse.

- Hola - me sonrió y dirigió su mirada a la recepcionista frunciendo el ceño - Andrea, ¿Hiciste lo que te pedí? - la rubia parecía haberse puesto nerviosa, pues bajo la cabeza y volvió a su puesto de trabajo.

- S-si señor, solo que parece haber un error.

- ¿Error?, ¿Cuál error? - se acercó al mostrador poniendo la plana de su mano sobre este.

- Los archivos no fueron enviados correctamente, s-solo se envió la mitad - la chica de nombre Andrea siguio explicando lo que había ocurrido, la verdad no era algo que me interesaba mucho.

Deje de prestar atención a lo que estaban discutiendo, baje mi vista y ví a mi pequeño aburrido, subió sus manitas indicándome que lo cargará, lo hice y en el momento en que se acomo en mis brazos escuché que hablaban sobre el evento; la empresa que se encargaba de organizarlo, debido a que los archivos sobre lo que se tenía planeado hacer no fueron enviados completos no querían hacer el trabajo, de hecho, por lo que entendí y escuché habían cancelado el trato.

Un amor confuso | Guapoduo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora