You Stole My Heart | Tom kaulitz

Treinta y tres

Megan

—Me voy a mi puto cuarto. Salgan ustedes si quieren.—Este es Bill y por supuesto que está afectado por lo ocurrido hace unas horas. Tom y yo intentamos decirle algo, pero justo antes, azotó la puerta de su habitación, encerrándose en ella.

Aún no logro entender cómo pudieron mantenerse tan tranquilos durante la sección de fotos. Una vez más me dejan en claro que son profesionales y que saben disimular muy bien sus emociones, aunque fuera de la vista de los demás, es otra cosa y realmente los entiendo. Yo tampoco sabría cómo actuar si me encontrara con mi madre, simplemente sería horrible.

—Y aquí vamos otra vez.—El de tono de voz de Tom y la expresión de molestia que mantiene, me deja en claro que está frustrado. El hecho de imaginar que Bill vuelva al inicio, donde sufría constantemente por los malos recuerdos, nos preocupa y a la misma vez, nos indigna.

—Está bien, no hay ningún problema con eso. Salgan ustedes, Gus y yo estaremos pendientes de él.—En cuánto escuchamos este comentario, Tom y yo negamos con la cabeza. Realmente sería injusto que tengan que quedarse encerrados para cuidarlo y que nosotros pretendamos que no pasa nada, cuando es lo contrario.

—De ninguna manera. Es mi hermano y te tengo que...—El sonido de la puerta siendo abierta abruptamente lo hizo callar. Todos miramos a su dirección y Bill estaba parado allí de brazos cruzados.

—Tampoco es para tanto, eh. Es cierto que me afectó porque de cierta manera... fue como un golpe de realidad y por un momento recordé todas aquellas malas experiencias pero.. ¡Ash! Da igual.—Soltó una risa sarcástica.—Estoy bien chicos, solo necesito descansar. Ya saben, esto de ser tan querido, me estresa un poco.—Y ahora si su sonrisa fue sincera.

Más que felicidad, fue orgullo lo que sentí porque después de todo, si está dejando el pasado atrás y se está convirtiendo en un Bill fuerte. En un Bill que no está dispuesto a dejarse influenciar por los malos recuerdos o comentarios de personas que no aportan en su vida.

—Me pone muy feliz escuchar eso...—Los ojos de Tom brillaron con intensidad y la sonrisa que se formó en sus labios no dicen nada más que no sea «estoy orgulloso de mi hermano»—Siendo así, pueden acompañarnos y...

—No, no. Lo de cuidar a Bill es sólo excusa.—Georg sonrió con burla. Tom y yo le lanzamos una mirada asesina, obviamente.—En realidad, queremos quedarnos a descansar. Si, ya sabemos que nos invitaron a esa fiesta y toda esa mierda, pero tendrán que conformarse con ustedes dos. De igual forma, son el centro de atención, ¿no?

Tom y yo volteamos a vernos y nos alzamos de hombros. ¿Que podríamos decir al respecto? Es cierto que somos el centro de atención, aunque no sé si es algo bueno. Podría jurar que la mayoría de sus fans me odian por el simple hecho de estar con ellos en todo momento. No es para nada divertido el que te estén observando para cuando cometas el primer error, mandarlo todo a la mierda. Porque es justo lo que pasaría.

—Se pueden ir todos al infierno.—Si no fuera por la sonrisa descarada que se formó en el rostro de Tom, aseguraría que estaba enojado.—La pasaremos muy bien sin ustedes. ¿Cierto amor?—El tacto de su mano en mi cintura y el roce de sus labios en mi mejilla me tomaron por sorpresa. Y como estoy más enamorada que viva, me sonrojé y asentí con la cabeza.—¿Lo ven? Ojalá y se mueran de aburrimiento. Vámonos, muñeca.