Veinticuatro

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¡Mierda, que ya voy!Gritó Megan, soltando un bufido con frustración.

Había estado intentando arreglarse pero los bocinazos que se escuchaban fuera de casa, no la dejaban concentrar. Estaba casi segura de que Bill le pidió al conductor que la apresurara a través de esa acción.

Todo había pasado muy rápido, desde el momento en que los chicos fueron a casa de David Schmidt y tocaron para él, había quedado encantado e insistía en que tenían que sacar al menos un tema lo antes posible. Después de haber estado indecisos, se decidieron por Durch den monsun. Si este tenía éxito, seguirían con los demás.

Por orden del señor Schmidt, uno de sus choferes más leales fue en busca de los chicos para llevarlos al estudio. Bill insistió en que Megan tendría que ir, había puesto de excusa que era ella quien lo maquillaría, cuando en realidad solo quería tener su presencia junto a él. De cierto modo se habían vuelto inseparables y cada paso que daban, querían que fuese seguido por Megan.

Los bocinazos seguían una y otra vez, Megan enloquecería. Miró la hora y se dió cuenta de que se estaba haciendo tarde, joder. Ya no tenía más opción, por primera vez en su vida saldría con lo primero que se encontró.

Se miró al espejo y no le encantaba lo que veía. Imagínenla con la sudadera enorme de Tom, unos jeans que le quedaban grandes, unas chanclas que parecían de abuela y su cabello torpemente recogido en un moño.

Tampoco tenía tiempo para ponerse otra cosa, así que solo cruzó los dedos para que no se les aparezca un paparazzi en el transcurso del camino y salió corriendo como loca desquiciada hasta salir de casa, donde ya la estaban esperando con la puerta del auto abierta.

Wao, te ves tan...Comenzó Bill, escaneándola con la mirada mientras se aguantaba el deseo de reír. Megan rodó los ojos ante eso y se adentró al auto, quedando en el medio de ambos gemelos.

¿Donde está la chiquilla de la foto?Bromeó Tom, soltando una pequeña carcajada. Gustav y Georg voltearon a verse, disimulando una sonrisa.

¿Que no pueden Bill y tú, ver y callar?Preguntó con sarcasmo. Ambos gemelos se alzaron de hombros, fingiendo demencia.

Yo lo pensé Megan, Tom lo dijo.

Si si.Rodó los ojos.¡Los extrañé mucho, manada de idiotas!Sonrió y sin darles tiempo a reaccionar, se aventó hacia ellos para abrazarlos, dejándoles varios besos sonoros en la mejilla al mismo tiempo, provocándoles algunas risas. Aquí la bipolaridad gana.

¡Megan ya!Se quejó Bill entre risas. Pudieran pasar el resto de sus vidas jugueteando, pero un carraspeo de garganta de parte del conductor se robó sus atenciones y tomaron una postura normal, algo apenados por su comportamiento. Este los miró unos segundos más a través del retrovisor y finalmente puso el auto en marcha.

Solo bromeaba, te ves bonita con lo que sea.La voz algo ronca de Tom en el oído de Megan la hizo estremecer. Antes de apartarse de ella, dejó un pequeño beso en su cuello. Sonrió con malicia al notar cómo se había ruborizado, lo hacía a propósito.

El camino fue bastante cómodo, bueno para los chicos, el pobre chofer estaba apunto de lanzarse por el primer puente que se le cruzara. Imaginen a Bill cantando cómo loco, Gustav y Georg hablando de cosas sin importancia y Tom casi encima de Megan mientras le susurraba cosas sucias al oído.

Una vez que llegaron a su destino, todos los chicos empezaron a escanear el lugar con la mirada, encantados con la vista. Había mucha seguridad afuera, cuidando de los autos lujosos que habían en el parqueo.

You Stole My Heart | Tom kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora