Dos

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Megan

¡Suelta eso! ¡Esa no te la llevarás, hijo de puta!Grité mientras tiraba de su ropa, intentando quitarle de las manos una cadena de oro de mi padre. Lo cual se me complicaba un poco por la diferencia de altura, tenía que ponerme de puntillas para alcanzarlo.

¡No me toques!Bufó con molestia, alzando sus brazos hacia arriba, complicándome aún más poder alcanzarlo.¿Que confianzas son esas? Nada más falta que me agarres los huevos.

A esta altura se me complicó bastante evitar enojarme. Bufé exageradamente, ya cansada de tener que soportarlo y lo empujé con fuerzas, provocando que su cuerpo se tambaleara, casi cayendo al piso.

¡Hablas de confianzas! ¿Tú?lo señalé con molestia.¡Tú que te metes en mi jodida casa y agarras las cosas como si te pertenecieran!

Me parece increíble lo descarado que es este sujeto, cuando es él quién está pasado de confianzudo, agarrando todas las cosas que se le da la jodida gana, y aún peor. ¡Mis cosas! ¡Las de mi padre!

Así es la vida muñeca.Se giró hacia mi, guiñándome un ojo, restándole importancia a lo que había dicho.Y a ti te tocó soportar.

Completó la frase, agachándose para echar todo lo que había tomado en lo que parecía ser una bolsa. Estaba por irse y me parece hasta gracioso por la forma tan natural en la que actúa, como si estuviera impuesto a hacerlo, como si estuviera bien tomar lo de los demás.

Pero no lo iba a permitir.

No dejaré que se lleve lo que no le pertenece.

Respiré profundo, tomando algo de valor para hacerlo y una vez decidida, me acerqué nuevamente, dispuesta a quitarle todo lo que había tomado.

¡Dame eso!Antes de que pudiera reaccionar, le arrebaté la bolsa de las manos. Este soltó un fuerte bufido con molestia.

¡Regrésame la jodida bolsa!Gritó con ira, poniéndose de pies, acercándose a mí a paso apresurado. Tragué en seco, nerviosa, sabía que podría dominarme fácilmente por la diferencia de fuerzas.

Una vez cerca de mí, empezamos a tirar de la bolsa, parecíamos dos niños peleando por los juguetes. Él me tomaba de un brazo con fuerzas, mientras que yo con mi mano libre jalaba su cabello y este gritaba de dolor.

¡Suéltame!Habló con desespero, intentando apartarme de él usando sus brazos.

¡Suéltame tú!Respondí, usando el mismo tono, tirando con aún más fuerza de su cabello. Tenía que darle su merecido, no le quedarían ganas de volver a meterse a mi casa nunca más.

¡Que me sueltes, joder!Con un tono bastante dominante habló, logrando soltarse de mi agarre por la fuerza bruta que ejerció en mi al empujarme.

Mi respiración cada vez estaba más agitada, a esta altura era imposible controlarme, necesitaba sacarlo de mi vista o perdería el control y llamaría a mi padre sin pensar en las posibles consecuencias.

¡Lárgate de aquí! Grité, organizando mi pelo, el cual se encontraba alborotado por las sacudidas que este me había dado anteriormente, mientras intentaba arrebatarme la bolsa.

You Stole My Heart | Tom kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora