Catorce

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Megan se encontraba enfrente del espejo, intentando tapar con maquillaje las zonas enrojecidas de su rostro después de haber llorado tanto. Por alguna extraña razón, no quería que aquel chico la encontrara en tan mal estado, tampoco quería darle lástima. Pero inconscientemente algunas lágrimas empezaron a resbalarse por su rostro, arruinando por completo el maquillaje que se había puesto.

Cerró los ojos con fuerzas, dejando que las lágrimas inundaran todo su rostro. De momento, unos brazos la rodearon por la espalda. Megan se vió obligada a abrir los ojos de repente, encontrándose con Tom a través del espejo, quién escondía la cabeza en su cuello.

En un movimiento rápido, Megan se giró hacia él, lo abrazó fuertemente y escondió su cabeza en su pecho, ahogando sus sollozos en el. Abrazándolo fuerte para que no se apartara de ella, porque de cierto modo, se sentía segura en sus brazos.

Muñeca... ¿Estás bien?Preguntó con una obvia confusión. Megan se limitó a negar con la cabeza, aún unida a su cuerpo en el abrazo.

Con ambas manos Tom tomó su rostro para levantarlo, dejando a su vista sus hermosos ojos azules, que ahora se encontraban tristes y bastante enrojecidos.

Oh, vaya...Esta vez fue él quien la abrazó, intentando darle consuelo, aunque no era muy bueno en eso. Sintiéndose extrañado y triste por verla en ese estado, pues para él, el sufrimiento no existía en la vida de Megan.

Nena, si sucede algo o alguien te hizo daño, sabes que puedes contar conmigo.Su tono de voz era suave, al igual que su tacto sobre sus manos mientras las acariciaba.

Megan guardó silencio, tan sólo observando la expresión de tristeza del chico a su lado. Con su brazo derecho limpió las lágrimas que continuaban en su rostro y dejó escapar un fuerte suspiro, lista para contarle.

Tom, mi vida es un asco.Sonaba bastante dolida y el hecho de que nisiquiera era capaz de mirarlo a los ojos, lo dejaba mas que claro. Las personas me abandonan y me dan la espalda sin razones. ¿Qué sentido tiene mi vida? Si a las personas que amo, les importo una mierda.La voz se le quebró. Tom empezó a negar con la cabeza, perdiéndose por un momento en sus pensamientos, pensando en una buena respuesta para darle.

Mi madre me abandonó cuando tenía seis años...Continuó hablando, Tom salió de su trance y posó la mirada en ella.Me dejó a mi suerte, Tom. Una pequeña niña que lo único que pedía, era crecer junto a su madre y sentirse amada. Fueron muchas veces las que deseé tenerla cerca para ahogar mis penas en sus brazos, pero no, quedé sola con mi padre, pensé qué tal vez eso ayudaría en algo, pero... Nisiquiera mi padre me presta la atención que merezco.

Tom quedó sin palabras, tan sólo se concentró en explorar el rostro de la chica, del cual nuevamente caían varias lágrimas, acción que llevó a que Tom se sintiera impotente al no saber que hacer para hacerla sentir mejor, y no era porque no quisiera, si no porque Tom nunca supo cómo actuar ante estas situaciones. Nunca se había notado débil con nadie, excepto cuando se trataba de su hermano o amigos.

De otra persona quizás se hubiese burlado o incluso le diría débil, pero, era Megan, aquella chica que aunque no sabía especificar lo que provocaba en él, sabía que era algo nuevo y positivo, porque cuando Tom está con Megan, es otro tipo de persona.

Muñeca... No sé qué decirte con respecto a eso, pero si te hace sentir mejor, para mi y los chicos eres muy importante.

Megan levantó la mirada para encontrarse con el Perfecto rostro Tom, sorprendida por lo que acababa de escuchar. Aunque ya no era tan extraño, pues Megan notó varios cambios en Tom desde unos días atrás.

You Stole My Heart | Tom kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora