Quince

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Después de haber caminado unos 25 minutos aproximadamente, los cuatro chicos se encontraban parados en la entrada del bar.

Los ojos de Megan brillaban con intensidad, reflejando en ellos lo emocionada que estaba por estar en el lugar, pues por obvias razones nunca había pisado un lugar como ese.

Georg, Gustav y Tom se mantenían concentrados observando a Megan, sonriendo entre ellos al ver su felicidad.

Todos se vieron obligados a salir de su trance después de haber escuchado un carraspeo de garganta de parte de unos hombres parados frente a la puerta. Eran los de seguridad, ellos no acostumbran a ser muy amables.

Tom rodó los ojos con irritación y empezó a acercarse a ellos, seguido de Gustav y Georg. Una vez cerca de estos, Tom les lanzó una mirada para nada tierna.

Muevan el trasero de la puerta, imbeciles.Ordenó, usando un tono de voz molesto, provocando que aquellos hombres se voltearan a ver entre sí, manteniendo un semblante serio, pero incapaces de hacer algo en contra de él. Sabían que Tom era uno de los favoritos de su jefe, y por supuesto, uno de los que generaba más dinero al lugar.

Tom era muy guapo y por supuesto que las chicas lo sabían. La mayoría del tiempo iban solo por él, y Tom cómo buen empleado que es, les prestaba la debida atención, usando sus encantos cómo método para hacer que estas gasten dinero en bebidas u otras cosas. Aunque a veces todo se salía de control y Tom tenía que acostarse con ellas, siendo ordenado incluso por el mismo jefe, y aunque a Tom a veces no le gustaba la idea, no tenía muchas opciones y tenía que hacerlo.

Tienes suerte por ser el protegido de nuestro jefe, de lo contrario, en estos momentos te estuvieras tragando tus palabras.Se limitaron a decir, para por fin abrirle paso a los cuatro chicos.

Megan, quien se encontraba intacta en la puerta, escuchando cada palabra que salía de los chicos, comenzó a caminar con el propósito de seguirles el paso, pero fue detenida por los mismos hombres, quienes pusieron una mano en su pecho, manteniéndola inmóvil.

Megan frunció el entrecejo con confusión, mientras que estos se limitaron a explorar cada centímetro de su rostro.

No sé quién rayos eres y tampoco sé si has venido anteriores veces al lugar, pero supongo que no eres tan tonta para no saber que necesitas una identificación que confirme que eres mayor de edad.Habló uno de los de seguridad, manteniéndose serio, provocando que Megan se pusiera nerviosa al instante.¿Quien carajos eres?

Megan abrió la boca para responderle, sintiendo unos nervios enormes en su interior al no saber si terminaría convenciéndoles, pero antes de que pudiera responder, alguien interrumpió.

Mi novia, inmundo anímal.

Todos voltearon a verlo con sorpresa, incluso Megan, quien se mantenía inmóvil en su lugar, incapaz de decir algo. Tom se acercó y la tomó de manos para comenzar a caminar con ella, hasta quedar frente a los dos grandulones.

¡Quítense de la puta puerta!Gritó, manteniendo una expresión que daba terror. Aquellos hombres rodaron los ojos con irritación, pero no les quedó de otra y terminaron abriéndoles el Paso.

Aun agarrados de mano, Tom y Megan alcanzaron a Gustav y Georg, quienes los esperaban al otro lado de la puerta. Todos los chicos voltearon a verse y sonrieron algo forzados para comenzar a caminar todos juntos.

¿Que fue todo eso? Preguntó Megan, usando un tono de voz suave y algo asustado, incapaz de soltar su agarre de Tom, pues no quería pasar por lo mismo nuevamente.

You Stole My Heart | Tom kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora