Treinta y uno

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Megan

¿Estás lista?Me preguntó Bill, pasando por mi lado para dejar el plato en el que había desayunado en la cocina.

Eran las 7:30 de la mañana, los chicos continuaban durmiendo y Bill y yo ya estábamos listos para comenzar con nuestro día, que por cierto, teníamos las expectativas bastante altas con el.

Si. Aunque me gustaría despedirme de Tom.Admití. No acostumbraba a salir sin antes despedirme de mi novio, pero prefería que fuera así. No vaya a ser que quiera colarse con nosotros.Creo que le pondré un mensaje.

¡Bah! Tendrás toda la noche para besarlo cuanto quieras.

Si, claro.Ironicé, rodando los ojos de manera divertida.¿A donde quieres ir primero?

Mm, no lo sé. ¿Que te parece si vamos a la tienda primero? Ya sabes, necesito tiempo para decidirme por algo.

Me parece Perfecto.Y así es cómo Bill y yo terminamos saliendo de casa junto a uno de sus seguridades para irnos a la tienda.

Por más aburrido sea el momento, Bill y yo terminamos buscando la forma de que sea al contrario. Creo que al pobre conductor no le favorece en lo absoluto, ya que mientras Bill y yo cantábamos en voz alta o nos reíamos de cualquier estupidez, este se notaba bastante frustrado.

Agradecimos internamente el haber llegado a la tienda, porque unos minutos más y nos hubieran lanzado por cualquier puente que se cruzara en el camino, si de eso dependiera el dejar de soportarnos.

Esto será divertido.Bill entrelazó su brazo con el mío y caminamos dentro del lugar.

Nos dividimos para ganar más tiempo y me pareció bastante gracioso el ver la expresión de aburrimiento que traía Steven por la cantidad de ropa que Bill le estaba poniendo en los brazos para continuar buscando más. Mientras que yo ya me había probado cientos de cosas y ninguna me terminaba de convencer.

¡Bill, necesito que me ayudes a escoger algo! Soy pésima en esto...Susurré lo último, tengo que admitir que Bill es especialista en moda y por lo tanto, tiene mejores gustos que yo.

¡Justo encontré algo para ti!Abrí los ojos con sorpresa cuando Bill apareció con dos vestidos en manos. Uno era tan oscuro cómo la noche y el otro de un color rojo tan intenso que si hubiera una definición de pasión en un objeto, definitivamente sería este.

Pero...

Por nada.Ironizó y me extendió los vestidos.Son perfectos para perder la virginidad, ¿No crees?

No sé porqué le dije que era virgen.

¡Bill!Miré para todos lados para procurar que nadie había escuchado y me encontré con la expresión de pánico que mantenía nuestro acompañante. Bueno, pudiera haber sido peor. ¿Sabes qué? Voy a probármelos.Salí disparada de allí para dirigirme hacia los vestidores.

Mi propósito principal era liberarme de aquella incomoda situación, pero una vez que me los probé, terminé enamorada de lo Perfecta que me veía con ellos y decidí que los compraría ambos.

You Stole My Heart | Tom kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora