Capítulo 24: Descontrolados

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Luego de 3 días:

— Ah... ah... no más...—se le escuchaba decir sin fuerza en la voz—Sehun...

Sehun seguía con la cabeza hundida entre las entrepiernas de JunMyeon con su miembro erecto hasta la garganta. Kim estaba totalmente desnudo ardiendo en llamas de placer, había perdido la cuenta de cuantas veces Sehun había hecho lo que deseaba con su cuerpo desde esa mañana en la que lo había aceptado.

A esa altura no había parte de su cuerpo que Sehun no había conocido con su lengua, con sus labios y por su puesto con sus manos. Cada vez que se acercaba, JunMyeon se decía así mismo que sería la ultima vez y que luego todo terminaría, pero cada vez se encontraba más difícil terminar con lo que apenas estaba comenzando.

Sehun se alejó al sentir el semen poco espeso invadir su boca, lo tragó y como reacción casi automática giró a Kim de espaldas para hundir su lengua entre sus nalgas haciéndole ahogar el rostro en la almohada. Aunque aún no le había dejado penetrarle, estaba seguro que dentro de poco el mismo JunMyeon iba a pedírselo y estaría más que feliz verlo suplicar por aquello.

— ¿Hasta cuándo seguirás haciéndome esto? —le preguntó sin mostrar su rostro.

Sabía que hacerle aquello le haría sentir incomodo, mejor dicho, avergonzado. Sin embargo, la excitación no le permitía pensar en nada más que deslizar su lengua por toda la superficie de su piel. Podía escuchar los gemidos, que JunMyeon intentaba ahogar en la almohada, delatando sus deseos, pero deseo y amor no era lo mismo.

Kim, el hombre que en esos momentos se encontraba gimiendo desesperadamente contra una almohada, era el mismo que al terminar se ponía de pie y se desparecía por unas horas de su vista o simplemente le invitaba a salir de su habitación, seguía simplemente poniendo una barrera entre ambos y Sehun no tenía idea del porque si ya habían llegado a tal punto. ¿Qué otra cosa podía hacer para que JunMyeon lo mirara de otra manera? En pocas palabras, para que se enamorara.

JunMyeon sintió los grandes dedos de Sehun introducirse en él y sabía que el placer que le provocaría sería peor del que ya estaba sintiendo en esos momentos. Cerró sus ojos intentando apartar el miedo de lo que podría decir o hacer mientras era golpeado por una excitación tan fuerte que nunca antes había podido experimentar, podía sentir los besos de Sehun en sus glúteos, expresando sus ganas feroces de ir mucho más allá, pero no, no podía llegar hasta allí.

De alguna manera creía, que, si solo había besos y ese tipo de juegos, las consecuencias serían más fácil de llevar, pero estaba totalmente equivocado. Sentía sus piernas temblar aún después de haber terminado encima de la cama.

— Detente... —le suplicó—en serio no puedo más...

Sehun finalmente se separó de él, y en pocos minutos pudo sentir todo aquel liquido espeso por su espalda. (maldito imbécil, se había venido en su espalda) respiró profundo, al fin estaba descansado. Vio a Sehun recostarse a su lado y cambió el rostro a otro lado. ¿Por qué demonios no podía soportarlo? Su corazón se aceleraba mucho al verlo, además, ¿De qué manera se supone que deba de convencerle de fingir su muerte? Se levantó lentamente de la cama, para dirigirse hasta el baño. Sin importar como lo viera, seguir haciendo lo que estaba haciendo era peligroso.

Se metió a la ducha, para bañarse. Comenzaba a pensar en todo lo que podía suceder hoy con la visita de Jo Insung a la casa, todo podía terminar mal sabiendo aún el carácter de Sehun, aunque también sabía que esto era lo que le convenía más que otra cosa.

Mientras Sehun se quedaba recostado en la cama escuchaba el celular de Kim emitir un sonido uno tras otro. Debía de ser algo importante ¿no? Asomó su cabeza para mirar la pantalla encendida, un nombre figuraba en la misma: JongIn. Había algunos cuantos mensajes, mensajes que no le interesaba leer y que tampoco vería ya que tenía sus notificaciones privadas. Volvió a recostarse de la cama y justamente en ese momento JunMyeon volvió a salir del baño. De inmediato dirigió la mirada a otro lugar.

𝐂 𝐀 𝐎́ 𝐓 𝐈 𝐂 𝐎 ↝ ᴷᵃⁱˢᵒᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora