21: Mentirosa

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Capítulo 21: Mentirosa

Ophelia Cappellari

Entra en su oficina cerrando la puerta tras suyo a pesar de todas las miradas que recibimos en el camino, se asegura de cerrar más cortinas para dejarme encima de su escritorio. 

— Quítate la ropa. — Ordena y abrí los ojos, sorprendida. 

— ¿Qué? — Fruncí el ceño y él ríe apretado un botón y, sorprendente, una puerta se abre. — ¿Necesitas limpiarte, no? 

— Pero no tengo ropa. 

— No te preocupes, te he ordenado que te trajeran ropa.— se acerca apoyando sus manos al lado de mis piernas. — ¿Ya comiste? — Asiento a su pregunta. 

— Mentirosa. — Aprieta levemente mi nariz. 

— No estoy mintiendo. — Negué, aun sabiendo que le acababa de mentir y él me ha atrapado.

— ¿Segura? — Mira mi mano que está tras de mi oreja y lo bajo rápidamente. — Ve, te esperaré aquí. — Se aleja para irse a sentar en sillón. Mis ojos lo siguen y él me mira sonriendo. 

— Idiota. — Bajo del escritorio entrando en lugar. 

Sorprendentemente, tiene un baño escondido tras de su oficina. Al entrar, me quito el vestido, quedándose en ropa interior, metiéndome en la tina de agua que se encuentra llena. 

Me hundo por completo en el agua, pensado todo lo que ha pasado hoy, primer día aquí y todo está yendo de esa manera, no me imagino como será después. De tanto estar pensado, me olvidé cuánto había llevado aquí. 

Salgo rápido del agua, dispuesta a salir; sin embargo, me detuve de golpe. Al darme cuenta, me encontraba casi desnuda, si no fuera por esas prendas. Afortunadamente, una toalla se interpuso en mi vista y la tomé saliendo del baño para encontrar a Nikolay en el mismo lugar. 

— Casi entre a buscarte. — Su mirada me escanea de arriba abajo, desviando la mirada tras ello.

— Perdí la noción del tiempo por un momento. — Me moví incómoda, está así enfrente de él, es algo incómodo. 

— Aquí tienes. — Se levanta acercándose pasando una bolsa. — Aquí tienes un cambio de ropa. — Ante sus palabras tomé la bolsa mirando lo que contenía adentro y efectivamente si contenía un cambio de ropa, pero el problema es que no había ninguna ropa interior a la vista. 

Muevo mis pies, avergonzada, dudando si hablar. 

— ¿Pasa algo? — Pregunta. 

— No… no tiene ropa interior. — Desvió la mirada. Lo sé, es vergonzoso, pero es algo que necesito. No puedo poner ese vestido sin nada abajo. 

— ¿Quieres que haga que consigan? — preguntó como si nada y asentí y él se aleja haciendo una llamada. No escucho su conversación ni con menos con quién habla; sin embargo, tras ello se acerca a mí quedando frente de mí. — En diez minutos los traerán. — Asentí y él se aleja sentándose en el sofá. Yo me quedé apoyándome en la pared, mi cabello ya estaba mojado, así que decidí sacarle el cole dejándolo caer sobre mi hombro. Levanté la cabeza al sentir una mirada sobre mí, pero apenas levanté el rostro. La cara de Nikolay se volteó a otro lado.

— ¿Pasa algo? — pregunté confundida. Desde que regresé del baño, él ha estado evitando mirarme y eso no es normal de Nikolay. 

— Nada. — Dijo cortante y Fruncí el ceño. ¿Y ahora que le pasa a ese hombre? 

— Para que sepas, no hice nada que pudiera revelar mi identidad, ni menos provoque esa mujer, ella comenzó primero. Yo no hice nada. — Me cruzo de brazos, debía ser por eso que está actuando de esa manera, de seguro piensa que fui yo quien fue en busca de problema. 

— Eso ya lo sé Ophelia. 

— ¿Y entonces? 

— ¿Entonces qué? — Me devuelve la pregunta sin siquiera tener la decencia de mirarme. Si él ya sabía entonces, ¿por qué diablos está actuando así? 

—¿Por qué no me miras? — Me acerqué, quedando justo enfrente de sus piernas. — Actúas como si yo hubiera hecho algo malo, cuando sabes que no lo hice. 

— Trato de controlarme, pero tú no cooperas. — Dicho esto, me toma de la mano jalándome, causando que termine de caer sobre el sillón y se pone arriba de mí. 

— ¿Qué quieres decir? 

— Quiero controlarme, pero tú no colaboras gatita. — Su mano se adentra abajo de la toalla tocando mis piernas. — Sabes lo difícil que es controlarse teniéndote aquí en toallas. 

— Eres… un pervertido. — Siseó por sus palabras y sonríe quitándome la toalla. 

— Vaya no estás completamente desnuda. — Murmuró mirando mi cuerpo mientras que su mano jugaba con las tiras de mi braga. — Te imaginaba ahí desnuda. ¿Lo sabes? — Sus ojos se clavan en los míos. 

— Como lo ves, no estoy desnuda. — Intento empujarlo; sin embargo, su mano toma mis manos sosteniéndolas arriba de mi cabeza.

— No, no, pequeña, esta vez, no te dejaré ir tan fácil. —Tragué seco ante sus palabras. 

— ¿Qué quieres? — No responde mi pregunta y simplemente me besa sellando mi boca, intento resistirme para empujarlo; pero mi fuerza con la suya no se compara. Aunque al principio solo quería empujarlo, poco a poco fui cediendo ante aquel beso, dándole paso en mi boca y él no lo desaprovechó. Su mano subiendo mi brasier me devuelve a la realidad. — Nikolay no… — Finalmente, se aleja ante mis palabras mirándome. 

— ¿No quieres? — Cuestionó mirándome y desvío la mirada. 

— No es que no quiera… — Sisee apenas, sin mirarlo. 

Estando tan cerca así de él, jamás me ha reproducido aquella misma repulsión que sentía en aquel infierno. Sus toques eran diferentes y en vez de hacerme recordar me hacía olvidar, pero no estaba en mis planes tener algo con él. 

— No quiero. —Me muerdo el labio. — Nosotros solo somos socios que se benefician entre sí, no lo olvides. — Lo miro fijamente y él parece entrar en razón. 

— Olvídalo. — Se alejó, sentándose en el sofá, dejándome ahí. — Perdí el control por un momento, lo siento. — Hunde su mano en su cabello, respirando frustrado. Lo miré por unos segundos para luego sentarme arreglando mi toalla. 

Por más que quiero resistirme a ese hombre, es imposible hacerlo y por una vez quería equivocarme con él. 

Me acerco donde está, subiendo en su regazo y parece sorprendido por mi acción. 

— Ophelia. — Me mira sorprendido. 

—Cambié de opinión. — Lo tomé del rostro mirándolo. — Sí, quiero. — Ante mis palabras, reacciona como una bestia apoderándose de mis labios, mientras que su mano se hunde en mi cintura. 

Gemí cuando sus labios recorren cada rincón de mi cuello, quitando mi brasier. Deja mis senos a su vista y, sin esperar, comienza a devorarlos, como una bestia.

En Los Brazos De La Bestia [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora