29: Te odio

3.3K 324 31
                                    

Capitulo 29: Te odio tanto

Nikolay Miller 

A pesar de tocar la puerta varias veces ella no respondió y simplemente escuché cómo destruía todo en esa habitación. 

«Eres un idiota Nikolay» 

No puedo creer que, en lugar de arreglar las cosas entre nosotros, lo he empeorado. Era evidente que usar el asesino de sus padres para mantenerla a mi lado, eso le haría odiarme más, pero era la única opción que tenía y sabía muy bien que llegaría algún momento que ella escaparía de mis brazos y tuve que usar la única carta que tenía en las manos incluso si eso significa arruinar todo entre nosotros. 

Ophelia ya me odiaba y tenía razón de hacerlo, le había lastimado, todo por no poder controlar a mi bestia interior. Desde que llegó a mi lado no he hecho más que lastimarla, como una maldita bestia. 

Pero me negaba rotundamente a soltarla a pesar de saberlo. Incluso si eso causará que llegará a odiarme más de lo que ya hace. 

El alboroto se calmó, y simplemente se escuchaba sus sollozos al otro lado de la puerta.

Estaba llorando por mi culpa. Por mi deseo de mantenerla a mi lado…

— Carajo. — Mis puños estrellan contra la pared. Ahora no hay nada que pueda hacer. Más que escucharla llorar. 

Tenía que irme a preparar para ir a la empresa y supuse que ella no querría hoy en día.

Me alejo de su puerta yendo a mi habitación para prepararme. El agua deslizando en mi cuerpo hacía que todo lo que acababa de pasar, pasará en mi mente como cámara lenta. 

La poca posibilidad que había de reconstruir nuestra relación se había hecho pedazos en tan solo un instante. 

Me terminé de bañar saliendo del baño con una toalla alrededor de mi cintura. Busco un traje para ponerme. 

Alguien toca la puerta justo cuando estaba por terminar de ponerme la corbata. 

— Pasa. — Con mis palabras, la puerta se abre entrando Darío con una carpeta en la mano. 

— Ya me deshice de los cuerpos como ordenaste. — Asentí escuchando sus palabras. — Hoy regresa de su viaje de negocios, en unas horas llegará a la Empresa. 

— Ya me había tardado en esperarlo. — Miré mi reflejo en el espejo arreglando mi cabello. — ¿Cómo está ella? 

— Ella se encuentra bien, ahora la está esperando abajo. — Lo miré sin poder creerlo, después de lo que acaba de pasar, no creo que Ophelia quisiera verme de nuevo. — ¿Estás hablando en serio? — Sin embargo, Darío asiente ante mis palabras. 

Terminé de vestirme con rapidez para salir, bajando en la sala y tal como había dicho Darío, ella me encontraba ahí, ya arreglada. Sentada en el sofá con sus piernas cruzadas, mientras que su mirada se encuentra en el aparato móvil que se encuentra en su mano.

— Pensé que no irías hoy. — Levanta la mirada tras escuchar mi voz y frunce el ceño. 

— Apenas he ido ayer si no voy hoy podrían circular rumores. — Se levanta. — Además, solo quiero que los meses terminen rápido, si me quedó aquí, me volveré loca. 

— Pensé que estabas enojada conmigo. — Me acerqué quedando justo enfrente. 

Ríe suavemente, y se pone de puntillas tomándome de la corbata y no duda un segundo en jalar en ella, causando que me incline hacia su altura. 

— No tengo tiempo para enojarme con una imbécil como tú, Nikolay. — Ladea la cabeza suspirando. — Sin importar mis palabras, siempre vas a hacer lo que te da la gana, lo que significa que yo también puedo hacer lo que me da la gana. — Termina con una sonrisa arreglando mi corbata y lo suelta levemente. — Terminamos con esto de una vez, quieres que te ayude a tomar el control total de la empresa, bien te ayudaré. — Asiente una y otra vez. — Pero si sigues actuando haciendo lo que te da la maldita gana, entonces yo también tengo derecho de hacerlo lo que me dé la gana. — Se da la vuelta caminando a la salida. — Te espero afuera. — Con esas palabras se aleja cada vez más.

— Joder. — Hundo mis dedos en mi cabello mirando su sexy figura desaparecer de mi campo de visión. Ella sabe perfectamente cómo hacerme volver loco en tan solo unos segundos.

Sus palabras me habían tomado por sorpresa. Pensé que ella se negaría a regresar conmigo en la empresa o al menos hoy, pero al parecer estaba decidida de terminar con esto de una vez por todas. 

Tras salir de la mansión. Ya se encuentra en el auto esperándote. Me subo al auto y el chófer arranca. 

Su mirada se encuentra afuera mirando el paisaje a través de la ventana del auto. 

—¿Estás segura de ir hoy? — La escaneé de arriba a abajo. 

Ese vestido negro que lleva, es una tentación para mí en este momento. 

— Ya te lo dije. — responde sin siquiera voltear a mirarme, con su vista en el paisaje. 

— Mírame cuando me hables. — Odiaba su mirada en el paisaje mientras la hablaba o simplemente me molestaba que ella no volteara
 a mirarme sin importar mis palabras.

— ¿Necesitas algo? — Musitó volteó la cara está vez para mirarme. Sus ojos verdes me dejan hipnotizado. Está enojada, lo puedo ver aunque ella esté actuando como si nada estuviera pasando. Sus ojos me lo demuestran. 

Mi mirada busca sus labios y un deseo intenso de devorarlos en este instante se apoderó de mí. Tocó su rostro y reaccionó a mi toque, aunque pretende parecer lo contrario. 

— ¿Sigues enojada conmigo? — Cuestión con mis manos deslizando a su cuello. 

— ¿Te interesa? — Pregunta como si nada. Sus labios cada vez más son una tentación para mí. — ¿En serio te interesa si sigo enojada contigo, Nikolay? — Frunce el ceño y simplemente puedo concentrarme en sus apetitosos labios; sin embargo, cuando estoy por juntar mis labios con los de ella, una barrera me detiene. Me alejo para darme cuenta de que se encuentra tapando sus labios con su mano. 

— Quítate la mano. — Demandó. 

— No. — Me tienta, negándose. — Te lo dije muy claro, no me volverías a tocar como se te da la maldita gana. — gruñe como una fiera. —Quieres alguien con quien puedas hacer lo que quieras. Búscate una puta, porque puta no seré para ti. — Quita mi mano de su cuello. — Solo cooperemos dentro de la empresa, nada más. 

Gruñó como una bestia lanzándome a ella, la tomó en mis brazos con facilidad, dejándola en mi regazo, aunque no para forcejear es imposible escapar de mis brazos.

— A mí nadie me dice que no, Ophelia, ni menos me da órdenes. — Musitó furioso tomándola del cuello nuevamente, pegando mis labios contra su cuello. 

— Pues yo lo he hecho, y espero que te quede grabado. — Un dolor se hace presente en mi cuello. Sus dientes, cuáles se encuentran clavados ahí, me muerden con fuerza, saciando todo su enojo, y no la detengo, dejó que descargue toda la irá. — Eres un gran hijo de puta. — siseó tras alejarse. 

— No eres la primera en decírmelo. — Mis labios rozan contra su clavícula y siento cómo su cuerpo tiembla en mis brazos. 

— Te odio. Te odio tanto, Nikolay Miller. — Ronronea hundiendo sus dedos en mi cabello, jadeando por mi toque.

En Los Brazos De La Bestia [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora