13: Quién te hizo eso

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Capitulo 13: ¿Quién te hizo eso?

Ophelia Cappellari. 

Hasta ahora han pasado dos semanas, solas en esa casa, apenas con las compañías de los hombres que hacen guardia en esa casa, y con el mayordomo y la cocinera, él casi no tiene mujeres en esa casa.

He seguido sus palabras, y estuve tomando esas pastillas a lo largo de esas dos semanas.

—Se encuentra bien. — Pregunta Alessandro, uno de los hombres de seguridad de Nikolay, es el único que ha sido capaz de hablar conmigo, la única persona con la que habló en esa casa. 

— Estoy bien. — siseé mirando la comida que apenas he tomado dos cucharas, luchando para no ir a vomitarlo. —Solo creo que ya me llené. 

— Pero si la comida está igual de como se la entregaron. — Observa el plato. 

— Estoy luchando para no ir a vomitar, apenas lo que probé. — Sonrió suavemente. — ¿Sabes cuándo volverá? 

— Si habla del señor. — Niega. — No lo sé… Simplemente, pidió cuidar de ti. 

¿Pidió cuidarme? 

— Ya Veo.

Suspiré frustrada. Es muy estresante estar en esa casa sin hacer nada y que no tenga nada que hacer. Se supone que lo iba a ayudar siendo su secretaria, pero desde nuestra última conversación, simplemente desapareció. 

— ¿Qué le parece si da un paseo por las afueras de la casa? Se nota estresada, tal vez le haga bien, ¿no cree? — A pesar de que Alessandro es el único que me dirige la palabra, sigues siendo tan formal conmigo sin importar las situaciones. 

— Tienes razón. — Me levanto, dispuesta a seguir sus palabras, tal vez un paseo por las afueras me haga bien.

Sin embargo, unos percheros colgantes bloquean mi vista, con un grupo de gente empujándolo hacia adentro. 

Están repletas de ropa; estoy tan confundida que no logro moverme a tiempo cuando uno me hace retroceder, ya que casi pasa encima de mí. 

— Cuidado. — Alessandro logra atraparme poniendo sus manos en mi cintura, evitando que me cayera.

— Gracias. — Agradezco mirando la dirección donde llevan esos percheros. — ¿Esa no es mi habitación? 

— Creo que sí. — Asiente conmigo. 

— Supongo que no te importó mi ausencia. — Mis ojos se dirigen a dónde proviene la voz, viendo cómo Nikolay entra con sus manos en sus bolsillos con sus ceños fruncidos. 

— ¿A qué te refieres? — Sus ojos enfocan la mano de su guardia en mi cintura. 

— Quita tus manos de ella o te lo romperé en pedazos. — Amenaza seriamente y la mano de Alessandro aleja. — Te dije que la cuidaras, no que estuvieras tan cerca de ella. — Lo fulmina con la mirada. 

— Ale no hizo nada, solo me ayudó. —Intervengo algo que parece molestarle más.

— ¿Ale? — Encara las cejas, fulminándome con la mirada. —No solo su nombre sabes, sino que también le has puesto un apodo. —Ríe sarcásticamente.

— Estás siendo irracional, no crees. —Me cruzo de brazos, indigna por sus palabras, tampoco eso debería interesarle. 

— Largo. — No me lo dice a mí sino a él. —Y no quiero verte cerca de ella, ni menos tocarla. ¿Entiendes?

— Nikolay. —Trato de llamar su atención. No me hace caso ni siquiera se digna a mirarme, sus ojos siguen Alessandro, como si quisiera matarlo en ese mismo momento.

En Los Brazos De La Bestia [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora