11: Quemaduras

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Capitulo 11: Quemaduras

Nikolay Miller.

—¿Qué hacemos aquí? —Cuestiona curiosamente mirando el enorme hospital. —¿Acaso estás enfermo? —Se da vuelta mirándome. En un segundo poniéndose de puntillas tocando mi frente. —No tienes fiebre. —Se aleja extrañada y me río por su ingenuidad.

—No estoy en el hospital por mí, sino por ti.

—¿Por mí? —me mira confundida. —¿Por qué?

—Primero lo veremos. —Observó cómo, Lucían, con una bata puesta de médico puesta se acerca, es un amigo muy conocido en el hospital debido a su excelente trabajo.

Y creo que es lo que puede ayudar a Ophelia, sinceramente no entiendo su condición. No entiendo a esa mujer para nada.

—Bienvenido, Nikolay. —Lucían extiende su mano y lo tomé. —Cuando me avisaste que ibas a venir hoy, se me hizo extraño, ya que tú casi no visitas el hospital. ¿Ha pasado algo?

—En realidad, es algo que no tiene que ver conmigo. —Señaló la chica al lado mío. —Quiero que la examines.

—¿Examinarme? —Sus ojos verdes brillantes me miran buscando una respuesta; sin embargo, miró a Lucían.

—¿Podemos hablar en privado?  —Él acepta de inmediato, alejándose.

—Gatita, espérame aquí, ni te muevas dónde estás.

—Te dije que no me llamaras así. —Frunce los ceños y quedó enfrente de ella.

—Hazme caso, no te muevas en este lugar. —Me incliné hacia ella llegando a su altura. —Obedece o serás castigada.

—Tú y tus reglas… Cuando dejaras de darme o… —La calló con un beso, tomándola de la nuca, profundizando aquel beso, como se esperaba. No corresponde y simplemente intenta liberarse de mí empujándome algo que no logra hacer.

Introduzco mi lengua en su boca jugando con la suya, aunque intentó impedirlo, pero al final fue inútil. Por más resistencia que pusiera de nada servía, por fin me alejó.

—Calladita, te ves más bonita gatita. ¿Lo sabes? —Observó cómo mis palabras son la causante de su leve sonrojo.

—Estás rompiendo las malditas reglas que hicimos. —Siseó en un hilo de voz y sonrió recorriendo mi lengua por sus labios.

—Espérame. —No dejo que me responda y simplemente me retiro yendo donde Lucían se encuentra esperando.

—¿Qué pasa? ¿Acaso ese viejo hizo algo?

—Nada esta vez, necesito que le hagas un examen a la chica.

—¿Por qué? ¿Ella tiene algún problema? —cuestionó Lucían, fijando sus ojos en Ophelia desde lejos.

—Hace días que ha estado evitando la comida, dice que no quiere subir de peso.

— ¿Subir de peso? —Lucían se ríe. —Pero si ella se ve perfecta, cualquier mujer desearía ese cuerpo que tiene. —Y en eso estoy de acuerdo con él.

Ophelia es hermosa en todos los sentidos. Su cabello rojizo es lo que más resalta de ella, junto a sus ojos verdes claros que a veces brillan con maldad cuando quiere ganar una guerra entre nosotros, y ni se diga de su cuerpo.

—Lo sé, por eso quiero que le hagas el examen. Puede que tenga algún problema en general, así que quiero que le hagas un examen y de paso sería bueno si le recomiendas algunas pastillas.

En Los Brazos De La Bestia [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora