25: Mi mujer

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Capitulo 25: Mi mujer

Nikolay Miller

Habían pasado más de dos horas desde que ella salió de la oficina furiosa. Aunque intentaba concentrarme en el trabajo, era imposible hacerlo con mis pensamientos hechos un caos. 

No hasta que la puerta se abre de golpe, entrando april. 

— No vuelvas a entrar en mi oficina de esa manera. — Gruñó, molesto, ya suficiente tenía para que esa mujer viniera a hacer de las suyas. 

— Así que pretendes que ella sea tu secretaria. — Escupe molesta. — ¿Sin siquiera sabes que esa maldita salió de la empresa hace horas junto con esa maldita de Elodie?

— ¿Salió? — Fruncí el ceño.

—Ves, ni siquiera lo sabías. —Se cruza de brazos. — Tu querida Evelyn se escapó hace horas dejando su puesto como tu secretaria tirada al primer día. 

—Y tú, ¿por qué tan pendiente de mi mujer, april? — La miro seriamente y ella aprieta los labios ante mis palabras. — Lo que haga ella no te debe interesar, y si salió. ¿Qué? ¿Acaso crees que debo estar dándote explicaciones? — Me levanto acercándome a ella, quien retrocede ante mi acercamiento. — Lárgate, antes de que me enojé. 

—Nikolay. 

—No lo repetiré dos veces. — Me mira furiosa por unos segundos y simplemente se da vuelta saliendo de la oficina de un portazo. Ya había tenido suficiente para hoy, no estaba en mis planes aguantar a esa maldita mujer.

Observé la hora, para darme cuenta de que eran las 8:47 P.M. 

Los trabajadores ya estaban empezando a retirarse y en cuestión de minutos me había quedado solo en la empresa. 

Ingresé en su oficina y tal como esperaba, estaba completamente vacío. Saqué mi teléfono móvil y la llamé; sin embargo, no importa cuántas llamadas le daba, ella, nunca contestaba. 

Ya había llamado en la mansión para saber si ella estaba, pero me habían dejado claro que ella no se encontraba ahí y, desde que salió conmigo, no ha regresado.

— Maldita sea Ophelia contesta. — Gruñí molesto al ver que había rechazado mi llamada, sin embargo, no me rendí y seguí llamándola, hasta que finalmente contestó.

— ¡Qué es lo que quieres! — Grita apenas al contestar, respiró aliviado, sabiendo que ella estaba bien. 

— ¿Dónde, diablos, estás? 

— Vete al diablo Nikolay. — Dicho eso, simplemente cuelga, dejándome la palabra en la boca. Alzo el teléfono para estrellarla en la pared, pero una llamada entrante me detiene. 

Miré la pantalla para ver si se trataba de ella; sin embargo, no era así. 

Lucían. 

No estaba en condiciones para hablar con nadie ni menos con Lucían en este momento, pero su insistencia me dejó sin opciones.

— Habla de una vez, que es lo que quieres. — Fui directo al grano.

— Vaya, así le hablas a tu amigo después de tanto tiempo. — Ríe.

— No estoy para hablar contigo en ese momento. 

— Déjame adivinar. —Escucharon su risa. — ¿Es por la pelirroja? 

— ¿Cómo lo supiste? — Masajeó mi cien. 

— Pues resulta qué. — Se detiene por un segundo. — La estoy viendo en el bar, donde estoy. 

En Los Brazos De La Bestia [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora