En las bulliciosas calles de Hong Kong, donde los rascacielos se alzaban como gigantes de concreto y acero hacia el cielo, dos destinos se entrelazaron en un giro del destino. Entre el fragor de la vida urbana, donde las luces de neón destellaban co...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Lisa notó que el auto que la seguía tenía un diseño bastante distintivo, con lunas tintadas y un estilo que no dejaba lugar a dudas. Era una banda con la que había tenido problemas en el pasado, conocidos por ser un grupo de delincuentes que solían causar estragos en el barrio. Su corazón se aceleró, no solo por la adrenalina del momento, sino también por la necesidad de proteger a Jennie.
—¡Maldición, no hoy! —murmuró Lisa, mirando el espejo retrovisor y viendo cómo el auto se acercaba rápidamente.
Jennie, que ya estaba incómoda por el viaje en la motocicleta, notó la preocupación en el rostro de Lisa y se aferró más fuerte a su cintura.
—¿Qué demonios estás haciendo? —preguntó Jennie, su voz mezclada con el sonido del viento. —¿Por qué estás acelerando tanto?
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Lisa apretó los dientes, tratando de mantener la calma mientras manejaba con habilidad. Sabía que tenía que actuar rápido para proteger a Jennie.
—Esos tipos no son buenos. —dijo Lisa, apretando el acelerador. —Y parece que nos están siguiendo..
—¡Eres una idiota! ¡Nos vas a matar! —gritó Jennie, su voz llena de furia.
Lisa no tuvo tiempo para responder. Con una maniobra hábil, tomó una curva cerrada y aumentó la velocidad, sintiendo cómo el motor rugía bajo ella. La moto se deslizó por la carretera, esquivando el tráfico mientras el auto de la banda seguía sus movimientos.
—¡Agárrate fuerte gatita peligrosa! —gritó Lisa, con la intención de mantener a Jennie a salvo.
Jennie estaba a punto de explotar en una serie de insultos cuando el clima del momento se volvió aún más frenético. El auto de la banda se acercó tanto que Lisa sintió que estaba en una carrera contrarreloj. Con una habilidad que solo los años de experiencia en la vida pandillera le habían otorgado, Lisa realizó una maniobra arriesgada.
—¡Maldición, esto va a ser un salto! —dijo Lisa, preparándose para el movimiento final.
Jennie apenas tuvo tiempo de procesar lo que estaba sucediendo antes de que la moto tomara vuelo. Lisa apretó el acelerador al máximo, y la moto se elevó en el aire, girando en una curva dramática mientras el auto de la banda pasaba por debajo de ellas.
