En las bulliciosas calles de Hong Kong, donde los rascacielos se alzaban como gigantes de concreto y acero hacia el cielo, dos destinos se entrelazaron en un giro del destino. Entre el fragor de la vida urbana, donde las luces de neón destellaban co...
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Roseanne sacó su teléfono, su mente girando mientras trataba de recordar el nombre de la CEO en Seúl. Después de un momento de concentración, finalmente lo recordó.
—¡Eso es! —exclamó, su voz llena de emoción.
Kim la miró con curiosidad, esperando que Roseanne explicara su reacción.
—El nombre de la CEO en Seúl, la que tenía mellizas... ¡es Kim Minah! —dijo Roseanne, su voz llena de emoción.
Kim se quedó atónita por un momento, su mente trabajando para procesar la información.
—Kim Minah... —murmuró, como si estuviera saboreando el nombre—. Eso suena familiar.
Roseanne asintió con entusiasmo, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
—¡Exactamente! Ahora recuerdo. Kim Minah estaba desesperada por encontrar a su melliza perdida. Si logramos ponernos en contacto con ella, podríamos obtener respuestas sobre tu pasado, Kim —dijo, su voz llena de emoción.
Kim sintió un nudo en la garganta mientras el significado de la revelación de Roseanne se hundía en ella.
—Entonces... ¿podría ser posible que yo sea esa melliza perdida? —preguntó, su voz llena de emoción contenida.
Roseanne asintió, sus ojos brillando con determinación.
—Sí, Kim. Es una posibilidad real. Y vamos a averiguarlo. —dijo, su voz llena de convicción.
Kim se levantó de la cama, sintiendo una nueva sensación de propósito llenarla.
—Entonces, ¿qué estamos esperando? ¡Vamos a Seúl! —dijo, su voz llena de emoción y determinación.
Roseanne sonrió, emocionada por el viaje que tenían por delante.
—Sí, vamos a Seúl. Juntas, encontraremos respuestas y, espero, la familia que has estado buscando toda tu vida —dijo, su voz llena de esperanza.
Con un nuevo sentido de dirección y propósito, Roseanne y Kim se prepararon para el viaje que cambiaría sus vidas para siempre. Mientras se dirigían hacia el futuro desconocido, sabían que tenían el amor y el apoyo mutuo para enfrentar cualquier desafío que se les presentara. Juntas, estaban listas para descubrir la verdad sobre el pasado de Kim y, tal vez, encontrar un futuro que nunca habían imaginado posible.
En otro lado del mundo, En Seúl...
En otro lugar del mundo, en Seúl, Kim Minah se encontraba en la sala de interrogatorio, con la mirada fija en el médico detenido por el robo de bebés en el hospital de Seúl. Sus ojos reflejaban una mezcla de determinación y furia contenida mientras esperaba que el médico entrara.
Finalmente, la puerta se abrió y el médico, un hombre mayor con una expresión nerviosa, entró escoltado por un par de agentes de policía. Kim lo observó con intensidad, su mandíbula apretada mientras esperaba que comenzara la conversación.
