Siempre Tú II [RESUBIDA]

Capítulo 10.

Daniel

-¿Qué pasa? -pregunto preocupado ante sus palabras.

-Dejad que consulte el informe de su anterior ginecólogo -dice yendo a su mesa y leyendo algo en el ordenador-. Qué raro -se extraña volviendo a pasar la máquina por el vientre de Lorena.

-¿Pero qué pasa? ¿El bebé está bien? -pregunta mi novia desesperada, apretando mi mano con fuerza.

-Prestad atención, escuchad -ordena guardando silencio-. ¿Lo oís? Es el sonido característico de un soplo en el corazón. Es común en embriones cuyas madres sufran algún tipo de insuficiencia alimenticia, pero también puede ser genético o no tener nada que ver con el estado de la madre. Hay veces que pasa, no es nada por lo que haya que preocuparse demasiado. Se da en uno de cada ocho niños, no me lo encuentro muy a menudo.

-Mira que te tengo dicho que tienes que comer más -me cabreo mirando a Lorena-. ¿Va a nacer con algún tipo de problema?

-No, no me habéis dejado terminar -ríe Antonio de buen humor-. Hay otra alternativa al sonido que acabamos de escuchar -informa mirándonos-. Puede darse el caso de que estemos hablando de dos latidos diferentes.

-¿Cómo que dos latidos diferentes? -pregunto abriendo mucho los ojos.

-Gemelos. O... mellizos, en este caso -contesta sorprendiéndonos-. Me extraña que vuestro anterior doctor no lo haya visto, se ven las dos bolsas con muchísima claridad.

-A ver si me estoy enterando, porque yo estoy flipando -dice Lorena intentando asumir la noticia que nos acaba de dar-. ¿Me estás diciendo que vamos a ser padres de mellizos?

-Eso es justo lo que estoy diciendo. No sé si es bueno o malo, porque... al final es algo personal -sentencia volviendo a dirigir la vista a la pantalla-. Mirad, ¿veis esos dos puntitos de ahí? Son vuestros bebés.

-Y... a ver, yo me voy a sentar porque me estoy mareando -intervengo cogiendo un taburete y acercándolo a la camilla-. ¿El sexo lo podemos conocer ya?

-No -contesta en seguida-. Normalmente, los genitales se terminan de desarrollar en la semana 20 del embarazo, pero al ser dos... lo normal es que hasta el tercer o cuarto mes no pueda daros ni siquiera una idea aproximada. De cualquier modo, si os urge saberlo por los motivos que sean, a partir de la semana 8 se puede conocer el sexo a través de un análisis de sangre de la madre.

-¿En serio? -se extraña Lorena mirándole-. Pues venga, sácame sangre que yo no aguanto a Dani con la incertidumbre y el agobio que eso le conlleva, un mes más.

Suelto una carcajada ante su comentario y miro a Antonio para encogerme de hombros de buen humor. Lejos de habernos sentado mal el hecho de que vienen dos, creo que nos ha unido todavía más.

-En dos horas tendremos el resultado, os llamaré por teléfono -sentencia Antonio después de sacarle sangre a Lorena-. Lo pondré como prioritario para que no sufras de ansiedad -vacila mirándome cómplice-. Lorena, tendrás que comer más de lo que ya comes. Ahora te alimentas por tres y esos niños están por debajo del peso y el tamaño que deberían tener. Necesito que te comprometas a llevar una alimentación abundante y completa.

Asentimos en silencio y después de que nos dé alguna que otra pauta más, salimos de la consulta sin cruzar una palabra más. De hecho, ninguno de los dos dice nada en el trayecto de vuelta a casa.

Padres de mellizos. Pues sí que le eché ganas.

-Pues de repente vamos a tener dos bebés -sonrío cuando aparco el coche y subimos a la cocina-. Es una gran noticia, Lore. Porque... quieres tenerlos, ¿verdad?

-Claro que quiero tenerlos -carcajea echándose un poco de agua en un vaso-. No seas estúpido, son mis hijos.

-Es que... no se te veía muy segura en la consulta -suspiro mientras ella bebe agua.

-Bueno, es que me ha pillado muy de sorpresa, pero no se me ocurre nada mejor que formar una familia contigo así que... -ríe acercándose y pasando los brazos alrededor de mi cuello-. Aunque parece que vamos a acelerar el ritmo para que esta familia crezca, me hace muchísima ilusión. Además, ¿qué esperábamos? Tú tienes un hermano gemelo, mi padre también era gemelo, tus tíos son mellizos y mis hermanos también lo son. Estaba claro que íbamos a tener una parejita.

Suelto una carcajada ante su razonamiento y termino por acortar la distancia que nos separa con un beso. La verdad es que no me había parado a analizar nuestras ramas familiares, pero me hace inmensamente feliz toda esta situación.