Siempre Tú II [RESUBIDA]

Capítulo 3.

Lorena

-Que no me lo puedo hacer ahora, te estoy diciendo. Hay que esperar al primer pis de la mañana, que es el más fiable -digo después de leer las instrucciones del test-. Mañana me lo hago.

-Sin falta -contesta Dani dejándose caer en nuestra cama con dramatismo-. Yo no puedo con este sinvivir.

-Te agobias con nada -río dándole un beso en la mejilla-. Mañana a primera hora lo hago, te lo prometo.

-Quiero ser padre, Lore -anuncia mirándome-. Y quiero serlo ya, no quiero esperar a tener 30 años. Quiero tener niños cuando aún seamos jóvenes.

Asiento con una sonrisa y dejo el test en mi mesilla para sentarme a su lado y empezar a tocarle el pelo con cariño.

-Si es niño yo quiero que se llame Diego -sonríe tocándome el vientre-. Y si es niña Claudia.

-No adelantes acontecimientos -carcajeo de buen humor-. Aunque me gustan esos nombres.

-Es que tengo muy buen gusto -sonríe antes de besar mis labios.

-Hombre, vives conmigo... digo yo que buen gusto tienes que tener.

-Te quiero mucho -ríe antes de volver a besarme-. Pero ahora tenemos que irnos o llegaremos tarde a recoger a Miguel, y ya sabes cómo es con la puntualidad.

-Insoportable -murmuro poniéndome de pie-. ¿Por qué no os vais los dos solos?

-Porque las motos se las prometiste tú -contesta Dani poniéndose un jersey-. Venga, vamos a llamar a Lucas y les liamos para que vengan también.

Daniel

Después de una divertidísima tarde en la pista de motos corriendo y picándonos como niños, hemos llevado a Miguel y a los mellizos a cenar a una hamburguesería y les hemos vuelto a dejar en casa con Manuel, que sorprendentemente estaba en casa. Lucas y Miriam han venido con nosotros, pero se han ido a su casa después de correr porque han quedado para cenar con los padres de ella.

Ahora estamos Lore y yo en nuestra casa, viendo una película en el salón. De un momento a otro, miro a mi novia y me la encuentro completamente dormida con la cabeza en mis piernas. Ahogo una carcajada y apago la televisión antes de levantarme del sofá con mucho cuidado de no despertarla y coloco su cabeza sobre un cojín. Después, la arropo con una manta y salgo del salón con una sonrisa rendida.

Me dirijo a la cocina y cojo mi portátil para buscar una agencia de viajes que pueda venderme unos billetes para volar a Punta Cana la semana que viene. Lorena no trabaja, así que podemos viajar cuando queramos, siempre que no coincida con mis conciertos, firmas o salidas. Tenemos que respetar mi agenda, pero por lo demás somos bastante libres para hacer lo que queramos.

Lore no trabaja porque está centrada en triunfar como escritora. Hace unas semanas terminó de escribir una novela y la verdad es que pinta bastante bien. Todavía estamos esperando noticias por si hay alguna editorial interesada en el proyecto, pero ya os digo que la novela es buenísima y no dudo que recibiremos varias ofertas en breves.

Después de realizar todos los trámites que me solicita la página para poder hacer la reserva, informo a Maite de nuestra escapada y apago el teléfono sin siquiera esperar un mensaje de respuesta. Tengo que decirle que tenemos que renegociar el contrato. Me consta que Jesús también está harto de que hagan con nosotros lo que quieran, así que no dudo que se pondrá de mi parte al exigir un par de condiciones nuevas.

Salgo al jardín a tomar el aire y alzo la vista al frente. La verdad es que tenemos un patio trasero enorme. Eso me hace pensar que como Lorena esté embaraza voy a tener que montar un parque de juegos para niños con tobogán, balancines, y una súper caseta de madera gigante. Me encantan los niños, y quiero darles a mis hijos la oportunidad de tener una infancia plena y feliz.

-¿Qué haces aquí fuera? -pregunta Lorena saliendo al jardín.

-Pensar -admito con una sonrisa-. Vamos dentro, cariño, que vas a coger frío.