Capítulo 22.

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Lorena

-Mira que son guapos -sonríe Jesús cogiendo a Martín en brazos.

-Claro, se parecen a su padre -río mirando a Dani, provocando que sonría de buena gana y me dé un beso cortito.

-Os venís con los tíos a aprender a hacer una buena barbacoa -decide Lucas con su tocayo en brazos-. No vale dormirse.

-Ni de coña, se quedan aquí con ellas -ordena Dani con autoridad-. ¿Quieres acercar a mis hijos de un mes a una barbacoa con el humo que levanta? Se quedan aquí.

Miro a mi hermano y le hago una mueca de conformidad cuando me devuelve a Lucas sin objetar nada. Tengo que decir que Dani es súper protector con los niños y eso me encanta. Ya sabíamos todos que iba a ser un padrazo, pero os prometo que está superando todas las expectativas que teníamos sobre él.

Cuando los chicos se van al jardín para empezar a hacer la barbacoa, yo me quedo con Lucía y con Miriam en el salón hablando.

-¿Y a este qué le pasa en las piernas? -se extraña Lucía, que tiene a Lucas dormido en brazos-. ¿Por qué las tiene tan rojas?

-Tiene piel atópica, nos ha salido especialito el crío -sonrío quitándosele de encima-. Dani, cariño -le llamo asomándome a la ventana para mirarle-. ¿Has traído la crema de Lucas?

-No, la he dejado en casa. ¿Le han salido sarpullidos? -se preocupa acercándose para mirarle de cerca-. Joder, voy a casa un momento. No tardo nada.

-¿Te le llevas y das un baño con agua fresquita? -pregunto mirándole.

En seguida entra en el salón y le coge en brazos para irse a casa con él. Mientras Lucas y Jesús terminan la barbacoa, nosotras nos quedamos en el salón hablando de lo mucho que ha cambiado todo en tan poco tiempo.

-Chicas, la comida va a estar lista en nada -sonríe Jesús entrando y abrazando a Lucía por la cintura-. ¿Le queda mucho a Dani?

-No creo que tarde mucho -contesto.

A los diez minutos, Dani entra por la puerta de la casa y deja a Lucas dormido en el carro. Después sale al jardín con nosotros y me da un beso rápido.

-Ya está, le he dejado dentro durmiendo -susurra quitándose las gafas de sol y colgándoselas en el cuello de la camisa.

-¿Se le ha quitado?

-Se le ha rebajado un poco, sí -suspira-. Le he dejado solo con el pañal puesto para que no le roce más de lo necesario.

Sonrío antes de asentir y le doy un pico de buen humor.

-Uy, uy -se asusta Lucas cuando Martín empieza a llorar en sus brazos-. Toma, toma -ordena dándomele.

-Ven aquí, campeón -susurra Dani cogiéndole con una sonrisa, provocando que deje de llorar al instante y cierre los ojos de nuevo.

Daniel

-¿Por qué no le acuestas en el carro con Lucas? -susurra Lorena tocándole el pelo al niño.

-Papis, a comer -nos avisa Jesús riendo.

-Voy a sacar el carro al jardín.

Entro al salón sin esperar respuesta y tumbo a Martín junto a Lucas antes de salir de nuevo al jardín con el carro.

-Oye, ¿a alguno de os importaría hacernos un favor? -pregunto en mitad de la cocina.

-¿Qué pasa? -pregunta mi hermano bebiendo agua.

-¿Os podéis quedar con los niños el sábado por la noche? Iba a pedírselo a los papás, pero vosotros me parecéis mejor opción.

-¡Nos los pedimos! -exclama Lucas de buen humor-. Nos los quedamos nosotros.

-Ni de coña, nos lo ha pedido a nosotros -contesta Jesús serio-. Se quedan con nosotros.

-Nos lo ha pedido a cualquiera -ríe Miriam cogiendo a Lucas de la mano-. Esta vez nos lo hemos pedido nosotros, la próxima vez son vuestros.

-Lo siento, hermano. Mis hijos no son ningún juguete, pero... es verdad que se los han pedido ellos -me encojo de hombros mirando a Jesús-. La próxima vez vosotros.

Asiente de mala gana y Lucía suelta una carcajada antes de darle un beso en la mejilla.

Pasamos la tarde entre risas, conversaciones y recuerdos, hasta que dan casi las once de la noche y decidimos que es hora de retirarnos.

Cuando llegamos a casa, dejamos a los mellizos en la cuna de nuestra habitación y miro a Lorena mientras me bajo los pantalones para quedarme en calzoncillos.

-Oye, Lore -murmuro con la voz ronca, llevando la mano derecha al elástico de mis bóxers-. ¿Te apetece un bañito en la piscina?

Siempre Tú II [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora