Capítulo 26.

10.7K 465 28
                                    

Tres semanas después

Lorena

El ático ya está más que terminado desde hace casi dos semanas, y la verdad es que el decorador y los albañiles han hecho un trabajo increíble en él. Ha quedado perfecto, estoy segurísima de que a Dani le va a encantar.

Estas semanas que ha estado en Estados Unidos he pasado muchísimo tiempo con las chicas y con mis hermanos, ya que mi madre está con los gemelos y con Lucas al otro lado del charco y Manuel no da a basto entre su trabajo y los niños. Esto de que se vayan tanto tiempo no nos sienta bien a ninguno.

Ahora estoy en el salón, colocando unas fotografías de los mellizos en un álbum mientras ellos están entretenidos en sus hamacas, con unos peluches y un disco de Pablo Alborán sonando de fondo.

De un momento a otro, me levanto para ir a la cocina a beber agua y escucho cómo se abre la puerta principal de casa.

-Joder, qué susto me has dado -suspiro llevándome una mano al pecho cuando veo a Dani-. ¿Tú no llegabas la semana que viene? Te he echado muchísimo de menos -sonrío saltando encima de él para enrollar mis piernas en su cadera y comerle la cara a besos-. ¡Estás aquí! Te quiero, te quiero, te quiero.

-Yo también te quiero, cariño. Os he echado muchísimo de menos -asegura dándome un beso sin soltarme-. ¿Dónde están mis chicos? -ríe bajándome al suelo con cuidado y corriendo al salón-. ¡Papá ha vuelto, enanos! -exclama cogiéndoles en brazos-. ¡Estáis enormes! ¡Y súper guapos! -sonríe dándoles muchos besos en las mejillas, provocando que rían a carcajada limpia-. Os he traído un montón de regalos.

-Dani -le llamo con una sonrisa al verle con nuestros hijos-. ¿Por qué has llegado a casa una semana antes de lo previsto?

-Porque os echaba de menos -contesta sentándose en el sofá con Martín y Lucas y haciéndoles pedorretas de buen humor.

-La verdad -ordeno seria.

-He discutido con la discográfica -admite mirándome-. No nos han querido reducir los viajes, ni los conciertos, ni el trabajo en general así que... hemos discutido y nos hemos ido todos.

-¿Cómo que os habéis ido todos? 

-Hemos dejado la discográfica, no volveremos a trabajar con ellos. Mi hermano, Lucas y Maite me han seguido los pasos, estamos todos fuera. Ha sido una decisión conjunta.

-Vamos a ver -susurro sentándome a su lado-. ¿Me estás diciendo que has dimitido?

-Sí, y no veas lo a gusto que me he quedado -carcajea sin dejar de mirar a los niños-. Abriremos nuestra propia discográfica. Maite se encargará de todo, nosotros trabajaremos bajo nuestro propio sello y Lucas ascenderá de cargo y será nuestro representante. Así podremos ayudar a que otros artistas se den a conocer también, ¿no te parece una gran idea?

-Si a ti te hace feliz, a mí también -sentencio con una sonrisa-. Pero... imagino que eso también te llevará mucho trabajo.

-No te creas -niega sonriente-. Llevará mucha inversión económica, pero nada que no nos podamos permitir. Tu madre va a encargarse de todo, a mí me dejan disfrutar por fin de mi baja por paternidad -ríe antes de darme un beso en la mejilla-. En serio, estas semanas han crecido muchísimo estos mocosos.

Después de estar un rato con los niños, jugando con ellos, se quedan dormidos y me quedo hablando con Dani de lo mucho que va a cambiar todo a partir de ahora.

-Tengo una sorpresa de ti -sonrío mirándole de cerca.

-¿Ah, sí? -sonrío pícaro, mirándome de arriba a abajo.

-No esa clase de sorpresa, gilipollas -carcajeo cogiéndole la mano-. Aunque bueno, si quieres lo negociamos durante la cena -susurro mientras me muerdo el labio inferior.

-¿Y ahora qué? -pregunta cuando subimos las escaleras y paramos frente a la puerta del ático.

-Abre.

-¡Oh, joder! -exclama nada más abrir-. ¡No me lo puedo creer! ¡Qué pasada, Lore!

-¿Te gusta? -pregunto con una sonrisa.

-¿Estás de coña? Es perfecto -sonríe antes de besarme-. Me encanta, muchísimas gracias.

-Pensé que te gustaría tener tu estudio privado en casa, así podrás subir a desconectar cuando te agobies o necesites estar solo -susurro cuando me abraza, apoyando mi cabeza en su pecho mientras me toca pacientemente el pelo.

Efectivamente, el regalo es un estudio de música en el ático de nuestra casa. Tiene una gran cabina de grabación profesional, instrumentos dentro y fuera de ella, guitarras firmadas y colgadas por las paredes, un piano de cola (el segundo de casa, ya que en el salón tenemos otro), todos sus discos de oro y platino, una estantería con todos sus premios...

-Solo te voy a decir una cosa -digo soltando una carcajada-. Como pases más tiempo aquí que con nosotros, le pongo un candado a la puerta.

¡¡¡Votad y comentad!!!

¡Espero que os esté gustando mucho!

Siempre Tú II [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora