Lorena
—Dios, no llegamos —se cabrea Jesús mirando a Dani desesperado—. ¡O sales ahora mismo o te juro que le pido a Lucas que sea mi padrino!
—Ya soy tu padrino —se extraña Luke haciendo una mueca—. ¿Es que pensabas destituirme?
—Dani es el que va a firmar como testigo —le explica Lucía con una sonrisa—. Que nos casemos a lo americano y tengamos cuatro padrinos no significa que todos tengáis la misma importancia.
—Y ahora me dice que no soy importante —se ofende con diversión—. ¿Tú lo ves normal? —pregunta mirando a Miriam, que está jugando con los mellizos en el suelo.
Estamos en nuestra casa, esperando a que Dani termine de prepararse para poder irnos. Los chicos tienen la prueba de vestuario para boda de Jesús y Lucía, y nosotras también. Se casan dentro de tres días y todo tiene que salir perfecto.
—¡Daniel! —exclama Jesús asomándose a la barandilla de las escaleras enfadado—. ¡No te vuelvo a decir que bajes de una puta vez! ¡Eres como un niño!
—Como pase lo mismo el sábado, lo llevamos claro —suspira Lucía de mal humor.
—Cariño, baja ya —ordeno poniéndome seria y cogiendo a Martín en brazos.
—Ya estoy —contesta bajando las escaleras al instante—. Lo siento, no encontraba los calcetines de pingüinos.
—Dime que es coña —suspira Luke mirándole los pies—. ¿Salimos diez minutos tarde porque no encontrabas unos putos calcetines de niño?
—Oye, no son de niño. Estos calcetines cuestan más que tu coche —se ofende mi novio cogiendo a Lucas—. ¿Me les llevo yo?
—Sí —aseguro dándole también a Martín—. Lleváteles, que así descanso de ellos una mañana.
Después de organizarnos, nos dividimos en dos coches (las chicas en uno y los chicos en otro) y nos vamos a dos sastrerías diferentes. Ya sabréis que el novio no puede ver el vestido de novia hasta el momento del altar, así que es esencial guardar el secreto hasta llegado ese instante. Lucía está nerviosísima, no os podéis hacer una idea.
—¡Deja de morderte las uñas ahora mismo! —exclama Miriam dándole un manotazo a Lucía, provocando que yo estalle en carcajadas sin apartar la mirada de la carretera—. ¡Lucía! ¡Tienes que tener las manos perfectas para el sábado!
—Estoy muy nerviosa, todo esto me agobia un montón —confiesa soltando un suspiro—. ¿Y si estando en el altar me arrepiento? ¿Y si me trabo leyendo los votos? ¿Y si le vomito en el traje por culpa de los nervios?
—Cállate —carcajeo ante su preocupación—. No vas a vomitarle a nadie, ni vas a trabarte, ni vas a arrepentirte. Va a salir todo bien, ya verás. Va a ser el mejor día de tu vida, Lu.
—¿Eso crees?
—Vaya. Un gemelier va jurarte amor eterno, ¿qué más quieres? Eres la envidia de todo España —ríe Miriam de buen humor—. Somos las tres tías más odiadas del país.
—Y con razón —aseguro con una sonrisa—. Tenemos a los tres mejores hombres que ha dado España.
—La verdad es que hemos tenido mucha suerte —suspira Lucía mirando por la ventana—. Aunque nada comparado con la suerte que han tenido ellos con nosotras —vacila de buena gana.
—¿Qué sería de ellos sin nosotras? —ríe Miriam con ganas.
Daniel
—¿Y si llamamos a las chicas? —propongo mirando el traje de Jesús desesperado—. Seguro que ellas saben cómo arreglar este desastre.
—¿Estás de coña? —se cabrea mi hermano viendo cómo el traje le queda tres tallas pequeño. Parece un gigante con ropa de niño—. ¡No pueden saber nada de esto!
—¿Y cómo cojones vamos a solucionarlo? —se estresa Luke con Martín en brazos—. ¡Que te casas en tres días y parece que te has puesto la puta ropa de un Nenuco!
—Yo me veo bien —intenta ser positivo Jesús—. Me marca el paquete.
—¿Te marca paquete? Casi distingo las venas de tu polla. Te llega la puta chaqueta por los codos, por no hablar de que la camisa está a punto de reventar. Estoy seguro de que si te agachas, se te raja el culo —me molesto analizando su outfit—. Luke, llama ahora mismo al sastre y que se presente aquí ya. Ya puede arreglar esta mierda rápido.
Mientras mi cuñado marca el teléfono de Andrés, nuestro sastre, Jesús se mira al espejo y empieza a reírse sin venir a cuento.
—¿Y a ti qué te hace tanta gracia? —me cabreo mirándole.
—Me caso en dos días y parece que estoy embutido en ropa de niño —carcajea amargamente—. Y además he perdido los anillos.
—¿Que has hecho qué? —se sorprende Luke dejando caer su móvil al suelo—. ¿Es una broma, verdad?
—No —ríe Jesús dejando escapar un par de lágrimas—. No los encuentro por ningún lado. No sé dónde están.
—La madre que te parió, Jesús —suspiro poniéndome de pie nervioso—. Ahora sí que necesitamos a las chicas. Me da igual lo que digas.
ESTÁS LEYENDO
Siempre Tú II [RESUBIDA]
FanfictionDaniel y Lorena tendrán que hacer frente a su independencia, su amor y a la vida adulta, con todas las responsabilidades y dificultades que arrastra. ¿Conseguirán sobrevivir a todo lo que les depara el futuro? ¡Descúbrelo ya! Segunda entrega de la s...