Capítulo 58.

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Lorena

—Martín, por favor. Estate quieto ya —suspiro por tercera vez desde que se ha puesto a gritar y a llorar—. ¿Qué te pasa, cariño? —me preocupo cogiéndole en brazos.

—¡Papá! —grita llevándose las manos a los ojos para frotarlos con fuerza.

—Papá está en Barcelona de concierto —susurro limpiándole las lágrimas.

Dani y Jesús se fueron ayer a Barcelona de promoción. Ayer tuvieron un firma y hoy un concierto, así que volverán mañana. Los niños están echando a su padre muchísimo más en falta de lo que imaginaba, y están especialmente irritables.

Luke no les ha acompañado esta vez, como no podía ser de otro modo. Hércules nació hace apenas una semana y está de baja por paternidad, así que mi primo Marcos les ha acompañado en calidad de sustituto. Total, es mi representante y empezará a trabajar en breve en la discográfica de los chicos. Sabe cómo funciona el negocio.

Hércules es un niño guapísimo, no os lo podéis imaginar. Se parece muchísimo a Luke, aunque la mirada sin duda alguna es de Miriam. Dicen que es buenísimo desde que nació, apenas llorar, come bien, duerme bien... parece que les ha tocado la lotería con él.

—¿Cada vez que se va se ponen así? —me pregunta Lucía con Lucas en brazos, refiriéndose a Dani.

Lucía se viene a pasar aquí los días cuando los chicos se van porque así me echa una mano con los niños, que ahora que estoy a punto de salir de cuentas, me viene increíblemente bien. Además, de paso se entretiene, que nuestras casas son demasiado grandes como para estar solas.

—Qué va, tía. Están tontorrones —susurro dándole un beso en la cabeza a Martín—. Vamos a subir a bañarlos y llamamos a papá y al tito Jesús mientras os tomáis la leche, ¿quieres? —pregunto sonriente—. Venga, vamos —ordeno mirando a Lucía de buen humor.

—¡Papá! —exclama Martín en mitad del llanto, limpiándose la nariz con el hombro de mi camiseta.

—Hala, ya me has llenado de mocos —río entrando en el baño.

En cuanto entramos en el baño, Lucía empieza a desvestir a Lucas mientras yo me encargo de graduar el agua. Mientras se llena la bañera, termino de desnudar a Martín y les meto a los dos con cuidado para sentarles.

—Hoy llevo un día... —susurro tocándome el vientre dolorida y sentándome en el taburete del baño bajo la preocupada mirada de Lucía—. No se está quieto.

—Tía, ¿te duele mucho? —pregunta con preocupación—. ¿Quieres que nos acerquemos a ver a Antonio?

—No, déjalo —sonrío antes de agacharme y empezar a mojarle el pelo a Lucas—. Te acabas acostumbrando. Cuando te quedes embarazada te darás cuenta —carcajeo de buen humor.

Casi veinte minutos después, saco a los niños de la bañera y les pongo a cada uno su albornoz para cogerles en brazos e ir a su habitación. Nada más dejar a Martín tumbado sobre uno de los cambiadores, me coge la cara con las manos y me da un beso en la mejilla, pillándome completamente desprevenida. Son unos niños súper cariñosos, y a mí me encanta. Le doy otro beso a él con una amplia sonrisa y le doy el pijama y el pañal de Lucas a Lucía para que pueda encargarse de vestirle.

—¿Quién quiere llamar a papá? —pregunto sonriente cuando los dos están listos.

Ambos levantan el dedo emocionados y suelto una carcajada antes de coger mi móvil y llamarle por vídeo. Mientras esperamos a que conteste, bajamos al salón y se tumban en el sofá a mirar por la pantalla de mi IPhone.

—¡Enanos! —le escucho exclamar momentos después—. Pero qué guapos estáis, ¿os habéis bañado ya?

—¡Papá! —gritan los dos al unísono acercándose a la pantalla para darle besos a la misma—. ¡Mamá! ¡Papá! —exclaman mirándome.

—Qué amor le tienen —ríe Lucía a mi lado.

—No te lo imaginas —suspiro con una sonrisa mirándoles—. Quedaos hablando con papá mientras la tita y yo hacemos los biberones, ¿vale?

Los dos asienten y Dani empieza a entretenerles y a hacerles de reír mientras Lucía y yo nos vamos a la cocina. Nada más tener los biberones preparados, se los llevamos a los mellizos y les quito el teléfono para que puedan cenar tranquilos. Ahora nos toca a nosotras hablar con nuestros novios.

—Qué guapos —río al ver a Daniel y a Jesús—. ¿A qué hora empezáis?

—Cinco minutos para salir —se escucha decir a Marcos por detrás suya.

—Tu primo acaba de contestarte —sonríe Dani haciéndome un guiño—. ¿Qué tal lleváis el día?

Hablamos con ellos un par de minutos, que es todo el tiempo libre que tienen antes del concierto, y nos despedimos rápidamente.

—Tía —llamo a Lucía sin dejar de mirar a mis hijos—. ¿Te quieres quedar a dormir?



Siempre Tú II [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora