Lorena
Llevamos ya un par de semanas en casa. Desde que nació Álvaro las cosas han sido algo complicadas por aquí, y Dani está mucho más agobiado y preocupado que de costumbre. Tener a dos niños de un año y otro recién nacido es muchísimo más difícil de lo que esperábamos, aunque intentamos llevarlo lo mejor que podemos: siempre de buen humor, con mucho amor y muchas ganas.
—Daniel, llevamos así dos semanas. No puedes seguir alargándolo —sentencio desde la puerta de la habitación de Álvaro—. Le cogiste el día que nació y desde entonces no has sido capaz de volver a hacerlo. ¿Se puede saber qué te pasa? —pregunto al ver cómo observa al niño, que está tumbado en la cuna.
—No puedo, Lore. No puedo —se apresura a decir llevándose las manos a la cabeza—. No puedo cogerle. Me da miedo que se me caiga.
—No se te va a caer —aseguro acercándome a él y tocándole la espalda con suavidad—. Cariño, has cogido a Martín y a Lucas a la vez desde que nacieron. Esta vez solo es uno, es más fácil.
—No es más fácil —niega con un suspiro.
Me quedo mirándole preocupada y bajo la mirada a nuestro hijo, que se mantiene en silencio con los ojos muy abiertos. Es increíblemente tranquilo, apenas llora a pesar de que duerma muy poco para haber nacido solo hace catorce días.
—Cariño —llamo a Dani con preocupación—. ¿Va todo bien?
—Claro —sonríe dándose la vuelta para abrazarme—. Pero le bajas tú.
—Le bajas tú —río dándole un toquecito en el pecho—. Vamos, cógele.
Suelta un suspiro y vuelve a dirigirse a nuestro hijo. Justo cuando se agacha y parece dispuesto a cogerle en brazos, Lucas grita desde su habitación y Daniel cesa sus movimientos triunfante.
—SúperPapá tiene que encargarse de los recién levantados —sentencia dándome un pico y corriendo al pasillo—. ¡Te toca bajar a Álvaro!
—Tu padre es un cabrón —susurro cogiendo a Álvaro en brazos y caminando hacia la habitación de los mellizos—. Pero te quiere igual, aunque no te coja.
—¡Qué pedazo de siesta os habéis echado! —escucho exclamar a Dani cuando llego a la habitación, encontrándomele con Martín en brazos y acercándose a coger a Lucas—. Y qué pedazo de mierda habéis debido soltar, guarros. ¡Oléis fatal los dos!
—Eso te pasa por no querer hacerte cargo del pequeño —carcajeo después de darles un beso a los mellizos—. Les cambias tú. Yo me voy con Álvaro abajo.
—Entonces les haces tú la merienda —me discute.
—Pues les bañas tú.
—Pues les haces tú el biberón.
—Vale —río caminando hacia el pasillo—. Pero les acuestas tú —sentencio bajando las escaleras.
—¡Eh! ¡Espera! ¡Eso no vale! ¡Les acostamos los dos! —le escucho gritar desde la planta de arriba.
Suelto una carcajada ante su reacción y dejo a Álvaro en la minicuna de la cocina para poder empezar a prepararles la merienda a los mellizos. Casi un cuarto de hora después baja Dani y sienta a los niños en sus tronas antes de darles unos dinosaurios para que se entretengan mientras esperan.
—Hoy podríamos acostarles más pronto —dice poniéndose a mi lado mientras termino de cortar una pera—. Y aprovechar para tener un poco de tiempo para nosotros, ya me entiendes —susurra cogiéndome de la cintura.
—Hoy vienen mis primos a cenar. ¿No te acuerdas? —sonrío contra su boca.
—Joder, es verdad —suspira dejando caer la cabeza hacia atrás—. Y cuando se vayan... ¿qué te parece si prácticamos eso a lo que llevamos sin jugar un par de meses?
—Todavía tenemos que esperar unos días —le hago notar mirando a Álvaro de reojo—. Pero... seguro que algo podemos hacer —sonrío bajando mi mano derecha al comienzo de sus pantalones.
—Con los niños delante no —niega quitándome la mano y poniéndose serio—. Esta noche.
—Esta noche —decido antes de darme la vuelta y pegar mi culo a su entrepierna provocadora.
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Siempre Tú II [RESUBIDA]
FanfictionDaniel y Lorena tendrán que hacer frente a su independencia, su amor y a la vida adulta, con todas las responsabilidades y dificultades que arrastra. ¿Conseguirán sobrevivir a todo lo que les depara el futuro? ¡Descúbrelo ya! Segunda entrega de la s...