Capítulo 4.

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Lorena

-¿Te queda mucho? -pregunta Dani al otro lado de la puerta-. ¿Cuánto tardas en hacer pis, tía?

-No seas tonto, hay que esperar un rato para ver si sale positivo o negativo -río abriendo la puerta para mirarle-. Aún no ha dado resultado.

-Que sea positivo, por favor -ruega Dani dando vueltas de un lado a otro nervioso.

Le miro con ternura y me siento en nuestra cama mientras sostengo el test entre las manos. Va así: si sale rosa, es positivo; si se queda blanco, es negativo. Me encanta ver la ilusión que tiene Dani solo al imaginar que dentro de nueve meses podremos ser padres.

Bajo la mirada al test y vuelvo a mirarle con una sonrisa. Está nervioso perdido, no deja de dar vueltas en la habitación mientras murmura algo que no llego a escuchar.

-Cariño -sonrío al ver el resultado de la prueba un par de minutos después-. Enhorabuena, papá.

Abre los ojos de par en par mirándome, hasta que baja la mirada al test y vuelve a mirarme mientras esboza una amplia de sonrisa.

-No -susurra sin poder creérselo, acercándose para quitarme la prueba de las manos-. ¡Vamos a ser padres!

Asiento emocionada sin poder dejar de sonreír y noto como Dani me coge de la cintura de un momento a otro, alzándome y dándome vueltas mientras me besa el cuello y la mandíbula sin parar.

-Vamos a ser padres -repito sus palabras mordiéndome el labio inferior-. No estamos preparados para la que se nos viene encima.

-Nadie lo está -sonríe besándome-. ¡Pero vamos a tener un hijo!

Río al ver la ilusión y la emoción con la que ha recibido la noticia, y me acerco a darle otro larguísimo beso en los labios. Está más que demostrado que no me merezco a Daniel Oviedo.

-Que ganas tengo de tenerle ya en brazos -sonríe sin poder ocultar su alegría-. Tenemos que pedir cita para el ginecólogo, hay que comprobar que esté todo bien. ¡Y a saber de cuánto estás!

-Cariño, cálmate -carcajeo rodeándole el cuello con mis brazos-. No sabes lo feliz que me hace saber que vas a ser el padre de este niño. Vas a ser el mejor padre del mundo, estoy segurísima -sentencio mientras él me sonríe.

-Tenemos que comunicarlo en redes, y a nuestras familias, y a nuestros amigos, y... hay que hacer muchísimas cosas. Tendré que hablar con la discográfica para modificar el contrato y... me estoy agobiando.

-Cálmate -vuelvo a ordenar obligándole a sentarse en la cama-. Y no te agobies tanto, que no hay tantas cosas que hacer. Tenemos nueve meses para arreglar todo lo que te preocupa, hay tiempo de sobra. Vamos a hacerlo juntos, ¿vale?

Asiente en silencio y vuelve a sonreír para besarme otra vez. Hoy vamos servidos de besos y buenas noticias.

-Voy a llamar a Jesús -decide poniéndose de pie-. ¡Y a Lucas!

Niego con la cabeza cuando abandona nuestra habitación y sonrío antes de bajar las escaleras para entrar en la cocina. Me pongo a preparar el desayuno de los dos mientras él se distrae con su hermano y el mío, y de un momento a otro Jesús y Lucía aparecen por la puerta de la cocina ilusionados.

-¡Cuñada! ¡Enhorabuena! -exclama Jesús abrazándome con fuerza-. ¡Que voy a ser tío!

-Enhorabuena, tita -sonrío mirando a Lucía antes de que me abrace-. Menuda locura en la que nos hemos metido.

-Me alegro muchísimo por los dos -ríe Lucía sin soltarme-. Vais a ser unos padres maravillosos.

-¡Hermanita! ¡Hermanita! ¡Que voy a ser tío! -grita Lucas corriendo hacia mí cuando entra en la cocina-. ¡Enhorabuena!

-¡Tía! -exclama esta vez Miriam de buen humor-. ¡Qué alegría! ¡Vais a ser los mejores padres del mundo!

Río al ver la reacción que todos han tenido y no puedo evitar emocionarme y soltar alguna lágrima. No sois conscientes de la suerte que he tenido con mi familia y amigos.

Siempre Tú II [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora