Capítulo 19.

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Lorena

-¡Callad a esos niños! -grita Daniel cuando los mellizos empiezan a llorar sin control.

-Qué manía de gritar cuando llora un niño -río en un susurro antes de levantarme de la cama y acercarme a la cuna, que la teníamos en nuestra misma habitación-. Ya está, chicos -susurro cogiéndoles en brazos y sentándome en el colchón con ellos.

-Trae -ordena Dani quitándome a Lucas de los brazos-. ¿Así vais a ser todas las noches? -sonríe mirándole después de sentarse a mi lado.

-Acostúmbrate, me parece que se acabó el dormir bien -contesto de buen humor cuando los dos dejan de llorar-. Les toca la toma, hay que bajar a hacerles el biberón -informo mirando el reloj de mi mesilla.

Hemos decidido no darles el pecho por una cuestión de comodidad, así que toman biberón desde que nacieron hace seis días.

Nos levantamos los dos y bajamos a la cocina. Me pongo a prepararlos mientras Dani se sienta en una silla con los mellizos, y cuando los tengo listos cojo a Martín y le tiendo un biberón a Dani para que se lo dé a Lucas.

-Son las cuatro de la madrugada -me hace notar Dani después de bostezar-. Menuda vida la de los padres -reflexiona mirando a Lucas con una media sonrisa-. Ya nos podemos preparar.

Ahogo una carcajada ante su reflexión y terminamos de darles los biberones en silencio. Casi veinte minutos después, subimos de nuevo a nuestra habitación y les dejamos en la cuna para volver a acostarnos.

Daniel

Me despierto a eso de las siete de la mañana gracias a los gritos y a los llantos de mis hijos.

-A tomar por culo el no madrugar -susurro espabilándome y cogiéndoles en brazos-. No lloréis tanto, enanos -sonrío mirándoles.

Intentando no despertar a Lorena, bajo al salón y les dejo en la cuna después de lograr que se vuelvan a dormir. Me quedo embobado mirándoles durante un buen rato, la verdad es que son guapísimos. Poco después subo a la habitación y empiezo a besar suavemente el cuello de Lorena.

-Cariño -susurro besándole la mandíbula-. Despierta, que es hora de darles los biberones -informo dándole un beso en los labios-. Vamos, dormilona. Sé que estás despierta.

-Ay, Dani. Déjame dormir un poco más -susurra revolviéndose en la cama y tapándose la cara con la almohada.

-Yo lo he intentado por las buenas -río cogiéndola en brazos.

-¡Daniel! ¡Bájame! ¡Me vas a tirar! -carcajea cuando empiezo a bajar las escaleras-. ¡Daniel!

-Tenemos dos hijos de los que encargarnos. ¡Vamos arriba, vaga! -río de buen humor mientras le doy un pequeño azote en el culo.

Suelta una carcajada de buen humor y la bajo al suelo para darle un largo beso en los labios.

-Buenos días, cariño -sonrío acercándome a besarla otra vez.

-¿Y los niños? -pregunta cuando nos separamos.

-En el salón, dormidos -contesto con una sonrisa-. Voy a hacerles los biberones y voy a prepararte el desayuno, ¿te apetecen tortitas?

Asiente en seguida y me da un pico antes de irse al salón con los niños. Yo me voy a la cocina y les preparo los biberones para llevárselos y volver a preparar nuestro desayuno. Cuando estoy haciendo el café de Lorena, me llega un mensaje avisándome de que esta tarde vendrá con mi padre a ver a Martín y a Lucas.

-¡Daniel, tráeme un babero! -grita Lore desde el salón.

-¡Voy, cariño! -contesto cogiendo uno-. ¿Qué ha pasado aquí? -pregunto cuando veo a Lucas llorando y lleno de leche.

-Lo ha vomitado todo, anoche le pasó lo mismo. Creo que habría que llevarle al médico.

-Vamos a ver cómo va la siguiente toma y si eso le acercamos después a que le vea Antonio -digo cogiéndole y quitándole el body que lleva puesto-. ¿Y estos sarpullidos? -susurro mirándole las piernas.

-Daniel, nos vamos al hospital. No tiene ni una semana, nos vamos ya -ordena muy preocupada.

-Me le llevo yo, tú quédate con Martín en casa -contesto después de examinarle la tripa y las piernas con preocupación-. Cámbiale de ropa mientras yo me visto.

Siempre Tú II [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora