Capítulo 34.

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Lorena

Cuando los niños están dormidos y acostados en las cunas del salón, vuelvo junto a Dani al cenador para continuar con la velada. Después de cenar, veinte minutos antes de que se den las campanadas, me pongo en pie y, para sorpresa de mi pareja, golpeo una copa con el extremo de mi tenedor, llamando la atención de toda mi familia.

—Tengo una noticia que daros —anuncio mirando a Dani con una sonrisa, a sabiendas de que lo que voy a decir ahora le va a pillar completamente desprevenido—. Es... algo que he decidido mantener en secreto hasta hoy, aprovechando que estamos todos reunidos.

—Dime que es otro niño —ruega Dani en un susurro, provocando que ahogue una carcajada y le coja la mano con cariño—. Por favor, vuelve a hacerme el hombre más feliz y afortunado del mundo.

—No es otro niño —niego con una sonrisa antes de mirar al resto de mis familiares—. Hay una editorial interesada en publicar una de mis novelas. Pasado mañana tengo una reunión con ellos para hablar del contrato y de las condiciones, pero... ¡voy a publicar mi primer libro! —exclamo  con ganas.

—¡No! —grita Dani poniéndose de pie con una sonrisa enorme mientras todos lo celebran— ¿De verdad? ¿Te van a publicar? —pregunta sin poder creérselo—. ¡Te van a publicar, cariño! ¡Te van a publicar! —se emociona cogiéndome de la cintura y alzándome para dar una vuelta sobre sí mismo—. Sabía que lo conseguirías. Creo en ti desde el primer día, eres increíble. Vas a ser la mejor escritora del mundo, Lore.

Sonrío ampliamente al ver la ilusión que le ha hecho y me muerdo el labio inferior bajando la mirada a su boca antes de besarle con ganas.

Los minutos siguientes son un auténtico caos: demasiados gritos, demasiada felicidad y demasiada emoción. Mi familia es muy, muy, numerosa, así que ya imagináis el ruido que están haciendo.

—Te voy a decir una cosa que nunca te he dicho —dice Manuel padre acercándose a mí sonriente—. No has podido encontrar mejor compañero de vida y mejor padre para tus hijos, Lorena —confiesa mirando a Dani desde la distancia—.  Como te valora y te admira él, no lo va a hacer nadie. Tienes suerte de haber encontrado un amor así, hija.

Asiento con una sonrisa rendida al escucharle y desvío la mirada a Dani, que habla animadamente con mis hermanos y mis primos.

Cuando llega la hora de las campanadas, nos volvemos a sentar en nuestras sillas y atendemos a la televisión.

—¿Este año tampoco, primita? —sonríe Marcos mirándome.

—Ya sabes lo que pienso de este ritual absurdo —carcajeo mirando a su novio Jorge de reojo—. Es una tontería.

—Yo tampoco voy a hacerlo esta vez —anuncia Dani a mi lado—. Pero como tenga un año de mala suerte, ya sabes a quién voy a culpar —dice mirándome con diversión.

Asiento con una sonrisa y le doy un beso rápido antes de observar el caos que está a punto de originarse a mi alrededor. Dos minutos después, el espectáculo que está servido. Río sin poder evitarlo y observo la escena con diversión, con Dani abrazándome por la cintura y riendo junto a mí.

—Tienes razón —confiesa en un susurro antes de darme un beso detrás de la oreja—. Es más divertido verlo que vivirlo.

Asiento entre risas y giro la cabeza para darle un pico antes de atender a la última campanada.

—Feliz año nuevo, mi amor —susurra Dani contra mi oído.

—Feliz año nuevo, cariño —sonrío acercando mi boca a la suya.

Después de felicitar al resto de familiares, empezamos a hablar con mis primos y hermanos.

—Yo me voy, que he quedado para ir al club —anuncia Miguel poniéndose la americana que ha traído puesta.

—¡Quieto ahí! —ordeno al ver que se dispone a abandonar el cenador, provocando las risas de Lucas , de Miriam y de Dani—. ¿Con quién has quedado?

—Con Mateo, Rubén y los demás. Qué pesada, ¿qué más te da? —sonríe con diversión.

—¿Cómo vas? ¿Quieres que te acerque? —pregunta Dani mirándole con una sonrisa.

—Ah, pues ahora que lo dices... aparecer en un Lamborghini con Daniel Oviedo puede ser un puntazo —vacila sonriente.

—No va a llevarse el Lamborghini —sentencio cuando mi novio se levanta entre risas.

—Va, Lore, un día es un día. Deja al chico sentirse como una estrella —ríe Lucas poniéndose de pie—. Yo voy con ellos, así controlo que no se pase del límite de velocidad.

—Qué morro le echas —ríe Miriam mirándole—. Tened cuidado, haced el favor.

—Oye, ya que os veo a todos tan solidarios hoy —habla Miguel mirándome—. Condones no tendrás, ¿verdad, tito? —sonríe dirigiendo la mirada a Dani.

—Ya te los doy yo, que para eso soy tu hermano mayor —dice Lucas cogiendo su cartera—. Vamos, anda. Tira al garaje antes de que nos arrepintamos —ordena cuando le da dos preservativos.

—Miguel, si ves que vas muy mal llámanos y va Dani a buscarte —ordeno con seriedad—. Y ni se te ocurra volver solo a casa, que te acompañe alguien o te vamos a buscar.

Son casi las cuatro de la madrugada cuando toda mi familia se va de casa y nos quedamos Dani y yo solos.

—Otro año que termino a tu lado —susurra Dani cuando llegamos a la habitación, dejando suaves y húmedos besos en mi cuello mientras sus manos recorren todo mi cuerpo.

—Vamos a empezar bien este —susurro con sensualidad, desabrochándole el cinturón y obligándole a sentarse en la cama.

Siempre Tú II [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora