El día avanza con una mezcla de tensión y curiosidad. Mi nueva rutina en el Instituto Boodmrth es estricta, y aunque me siento un poco más cómoda después de conocer a Sophie y sus amigos, todavía hay mucho que me hace sentir fuera de lugar. La falda negra y la camisa blanca, parte del uniforme que nos entregaron esa mañana, me resultan un poco incómodas, pero debo admitir que me quedan bien. La chaqueta negra que me dieron es opcional, y aunque la llevo en la mano, prefiero no usarla.
Después de terminar el desayuno y recibir las indicaciones de Sophie sobre nuestras clases, nos dirigimos al pasillo principal para ir a nuestras respectivas aulas. Estoy ajustando la correa de mi mochila cuando de repente, choco contra alguien. Todo sucede en un segundo. Siento un golpe suave, seguido del sonido de papeles cayendo al suelo.
—¡Lo siento mucho! —digo automáticamente, agachándome para recoger los papeles que he tirado.
—Ten más cuidado —una voz fría y autoritaria resuena sobre mí.
Levanto la vista y me encuentro con unos ojos verdes esmeralda que me observan con una mezcla de molestia y desdén. La mujer frente a mí es alta, de cabello negro, que cae en suaves ondas sobre sus hombros. Su presencia es imponente, no la había visto en ningún lugar del instituto,no podría olvidarla.
—Permítame ayudarla, profesora —dice Sophie, quien inmediatamente se agacha para ayudarme.
—No, señorita Drake —responde la mujer, su tono es cortante y prepotente—. No necesito su ayuda—me mira de pies a cabeza—es la señorita aquí presente quién debe recogerlos— dice con molestias y autoridad.
La frialdad en su voz me irrita. No me gusta cómo le ha hablado a Sophie, y sin pensarlo, me pongo de pie y la enfrento.
—No tiene derecho a hablarle así —digo, sorprendida por la seguridad en mi propia voz—. Ella solo estaba tratando de ayudar.
Un silencio tenso se apodera del pasillo. Los estudiantes que estaban caminando hacia sus clases se detienen, y puedo sentir sus miradas fijas en nosotras. La mujer me mira, y por un momento, sus ojos brillan con una intensidad que me hace sentir un escalofrío en la espalda.
—¿Y usted, señorita... Helena, la nueva cierto, cree que tiene derecho a decirme cómo debo hablar? —pregunta, su tono de voz es suave, pero cargado de una autoridad que no admite réplica.
Antes de que pueda responder, Sophie da un paso adelante, visiblemente nerviosa.
—Lo siento mucho, profesora Boodmrth. No era nuestra intención faltarle al respeto.
El nombre golpea mis oídos como un martillo. Boodmrth. Eva Boodmrth. La profesora de la que todos me advirtieron, la hermana menor de la directora, la mujer a la que todos temen y odian. Mi corazón late con fuerza, y siento una mezcla de emociones que van desde la rabia hasta el miedo. Pero no me muevo. No me dejo pisotear.
—No tenía idea de quién era usted —respondo, tratando de mantener la calma en mi voz—. Pero aun así, no creo que sea correcto que le hable de esa manera a los estudiantes, sin importar su posición.
Eva Boodmrth me observa durante unos segundos que parecen eternos. Sus ojos, tan fríos como el hielo, parecen querer desentrañar cada pensamiento que pasa por mi mente. Siento que estoy caminando por una cuerda floja, pero no desvío la mirada.
—Es evidente que aún no comprende cómo funcionan las cosas aquí, señorita Helena—,dice finalmente, con una voz tan afilada como un cuchillo—. Pero aprenderá, se lo aseguro. Ahora, recoja esos papeles y vaya a su clase antes de que llegue tarde.
Sus palabras son precisas, seguras, y dejan claro que ha ganado este pequeño enfrentamiento. No tengo más opción que agachar la cabeza y recoger los papeles con rapidez. Sophie me ayuda en silencio, y aunque quiero agradecerle, sé que este no es el momento.
Cuando finalmente termino, le entrego los papeles a Eva Boodmrth. Ella los toma sin decir una palabra más, girando sobre sus talones y caminando con elegancia por el pasillo, dejando tras de sí un rastro de tensión palpable.
Sophie y yo nos quedamos allí, en silencio, mientras el resto de los estudiantes retoman su camino a clase. Me siento derrotada, pero al mismo tiempo, algo dentro de mí arde con determinación.
—Eso fue... intenso —susurra Sophie, finalmente rompiendo el silencio.
—No me esperaba que fuera ella —respondo, aún tratando de procesar lo que acaba de ocurrir.
—Es la profesora Eva Boodmrth —dice Sophie, con una mezcla de respeto y temor en su voz—. Nadie la enfrenta... y mucho menos le faltan el respeto.
—Bueno, ahora lo sé —respondo, aunque no puedo evitar sentir una pequeña chispa de orgullo por no haberme dejado intimidar, al menos no completamente.
—Vamos a clase antes de que nos metamos en más problemas —dice Sophie, tirando de mi brazo con suavidad.
Nos dirigimos rápidamente a nuestras aulas, y aunque intento concentrarme en lo que está por venir, no puedo dejar de pensar en el encuentro con Eva Boodmrth. Siento que algo ha cambiado, algo que no puedo describir con palabras. Pero una cosa es segura: este instituto es mucho más complicado de lo que imaginaba.
Mientras caminamos por el pasillo, algunos estudiantes me miran con una mezcla de asombro y otros ,parecen estar evaluándome de una manera que me pone nerviosa. No sé si es mi actitud, mi apariencia, o simplemente la novedad de una cara nueva en este entorno cerrado, pero puedo sentir las miradas que se posan en mí.
Finalmente, llegamos a la puerta de nuestra aula. Me detengo un momento antes de entrar, respirando hondo para calmar mis nervios. Sophie me mira, con una pequeña sonrisa de apoyo, y ambas cruzamos el umbral hacia lo desconocido.
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Instituto Bloodworth
ParanormalHelana llega a un instituto rodeado de misterios donde nada es lo que parece. Pronto descubre que las reglas son diferentes y que el peligro acecha en cada esquina. Una atracción inexplicable hacia una de sus profesoras la llevará a enfrentarse a se...