Habían pasado algunos días desde mi cumpleaños, y cada uno de ellos había estado lleno de entrenamiento intensivo. A pesar de lo agotador que había sido, no podía negar lo mucho que había avanzado. Sentía cómo mi control sobre mis poderes se fortalecía con cada día que pasaba, y por primera vez en mucho tiempo, me sentía verdaderamente segura de mí misma.
Eva había estado a mi lado en cada paso del camino, guiándome, apoyándome, y también desafiándome a ser mejor. Y, aunque nuestra relación había comenzado en un contexto de secreto y tensión, ahora se sentía más natural y abierta, como si finalmente estuviéramos en un lugar donde podíamos ser nosotras mismas sin reservas.
Una tarde, después de un largo entrenamiento, estábamos sentadas en la sala común del instituto, disfrutando de un raro momento de tranquilidad. Eva había preparado una taza de té para cada una de nosotras, y mientras lo bebíamos, no pude evitar pensar en lo que vendría después.
—Eva —dije, rompiendo el silencio—, he estado pensando en lo que vendrá después de este año.
Ella levantó la vista de su taza, sus ojos llenos de interés.
—¿Y qué es lo que has estado pensando, Helena? —preguntó con una sonrisa suave.
—Bueno... —comencé, dudando un poco antes de continuar—. Siento que este lugar se ha convertido en más que solo un instituto para mí. Es como un hogar, y... no quiero irme cuando el año termine.
Eva dejó su taza sobre la mesa, inclinándose un poco hacia mí.
—¿Qué estás tratando de decirme? —preguntó, su tono era suave, pero había una curiosidad genuina en su voz.
Tomé una respiración profunda antes de responder.
—Quiero quedarme aquí, Eva. Quiero seguir en el instituto, pero no como estudiante... Quiero ser profesora de historia —dije, observando su reacción.
Eva parpadeó, sorprendida por un momento, antes de que una amplia sonrisa se extendiera por su rostro.
—¿Profesora de historia? —repitió, su tono era de pura felicidad—. ¿En serio?
Asentí, sintiendo que mi decisión se solidificaba al decirlo en voz alta.
—Sí, en serio. Siempre me ha gustado la historia, y siento que puedo hacer una diferencia aquí. Quiero estar aquí contigo, Eva, y quiero contribuir a este lugar que se ha vuelto tan importante para mí.
Eva no pudo ocultar la emoción en su rostro. Se acercó a mí, tomando mis manos entre las suyas.
—Helena, eso es increíble. Me haría muy feliz tenerte aquí, no solo como mi compañera, sino también como colega —dijo, sus ojos brillaban con una mezcla de orgullo y alegría.
—¿De verdad lo crees? —pregunté, buscando la confirmación en su mirada.
—Por supuesto que sí —respondió con firmeza—. Este instituto se beneficiaría enormemente de tenerte como profesora. Y además... —añadió con un tono más juguetón—, podríamos estar juntas sin tener que escondernos.
No pude evitar sonreír ante sus palabras.
—Eso suena perfecto —dije, sintiendo que una parte de mí se aliviaba al compartir mis planes con ella.
Eva soltó una risita suave y se inclinó hacia adelante para besarme en los labios. Fue un beso suave, lleno de promesas para el futuro.
—Yo también quiero eso, Helena —murmuró contra mis labios—. Podemos hacerlo, podemos tener todo lo que queremos... juntas.
Nos quedamos en silencio por un momento, simplemente disfrutando de la cercanía, de la idea de un futuro compartido. Pero había más cosas que quería decir, más planes que necesitaba compartir con ella.
—Eva... —dije, inclinándome hacia atrás para poder mirarla a los ojos—, ¿alguna vez has pensado en cómo será nuestra vida después de esto? Después de que todo este caos termine.
Eva asintió, su expresión se volvió más seria, pero no menos cálida.
—Sí, lo he pensado mucho. Y honestamente, siempre me imagino a tu lado. No sé exactamente cómo será, pero sé que no quiero enfrentar el futuro sin ti.
Sentí que mi corazón se llenaba de calidez al escuchar sus palabras.
—Yo tampoco quiero estar sin ti —dije en voz baja—. Quiero que construyamos algo juntas, aquí en el instituto, pero también fuera de él. Tal vez... una casa cercana, donde podamos estar juntas después de un largo día de clases. Quiero algo más que solo ser profesoras... quiero ser tu compañera en todo sentido.
Eva sonrió, y vi un destello de emoción en sus ojos.
—Helena, nunca había conocido a alguien que entendiera tan bien lo que quiero... lo que necesito. Estar contigo es lo mejor que me ha pasado, y quiero pasar el resto de mi vida construyendo ese futuro contigo.
Nos quedamos en silencio nuevamente, pero esta vez fue un silencio lleno de entendimiento, de un compromiso tácito que habíamos hecho con nuestras palabras. El futuro se veía más brillante, más claro, y lo mejor de todo era que lo íbamos a enfrentar juntas.
—Entonces es un trato —dije, rompiendo el silencio con una sonrisa.
—Es un trato —respondió Eva, sellando nuestras palabras con otro beso suave.
La conversación continuó, pero ahora estaba llena de planes, de sueños, de ideas para nuestro futuro juntas. Hablamos de cómo sería enseñar juntas, de los estudiantes, de los retos que enfrentaríamos, pero también de los momentos felices que compartiríamos.
Y en ese momento, supe que había tomado la decisión correcta. No solo había encontrado mi lugar en el mundo, sino que lo había encontrado con la persona que amaba. Y no importaba lo que el futuro trajera, estaba lista para enfrentarlo, porque lo haría con Eva a mi lado.
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Instituto Bloodworth
ParanormalHelana llega a un instituto rodeado de misterios donde nada es lo que parece. Pronto descubre que las reglas son diferentes y que el peligro acecha en cada esquina. Una atracción inexplicable hacia una de sus profesoras la llevará a enfrentarse a se...