El lunes por la mañana trae consigo una brisa fresca y una energía renovada. Después de un fin de semana relajante, estoy lista para enfrentar una nueva semana en el Instituto Boodmrth. Las primeras clases pasan rápido, y antes de darme cuenta, es hora de Educación Física.El profesor, un hombre alto y enérgico, nos reúne en el gimnasio. Hoy ha decidido que jugaremos baloncesto, y aunque al principio estoy un poco nerviosa, me siento lista para la acción.
—¡Helena, vas al equipo azul! —grita el profesor mientras reparte las camisetas de los equipos.
Nos dividimos rápidamente y, antes de darme cuenta, el partido comienza. Apenas siento el balón en mis manos, algo se enciende dentro de mí. Me muevo con una facilidad que me sorprende, esquivando oponentes y lanzando con precisión. Cada vez que el balón sale de mis manos, encuentro el aro como si estuviera programado para ello.
Mis compañeros de equipo comienzan a pasarme el balón más a menudo, y pronto me doy cuenta de que todos están viendo cómo juego. Incluso el profesor ha dejado de silbar para centrarse en el partido.
—¡Tiempo! —grita el profesor, deteniendo el juego abruptamente.
Nos acercamos al centro de la cancha, todos respirando con dificultad, pero con sonrisas en nuestros rostros. El profesor se acerca a mí con una expresión de sorpresa y satisfacción.
—Helena, eres muy buena en esto —dice, todavía un poco asombrado—. ¿Has jugado baloncesto antes?
—Un poco en mi antigua escuela —respondo, intentando no sonar demasiado presuntuosa.
—Deberías considerar unirte al equipo del instituto —sugiere—. Necesitamos a alguien con tu habilidad para los partidos que vienen.
Me quedo un momento en silencio, procesando la oferta. Jugar baloncesto podría ser una buena manera de integrarme más en el instituto, y además, siempre me ha gustado el deporte.
—Lo pensaré, profesor —respondo finalmente, con una sonrisa.
—Perfecto, no dejes que se desperdicie ese talento —dice, dándome una palmada en la espalda antes de alejarse.
El resto de la clase pasa rápidamente, y antes de que me dé cuenta, es hora de almorzar. Me dirijo al comedor, donde ya están Sophie, Robert, Mikel y Rashel. Tomo una bandeja y me siento con ellos, disfrutando del ambiente relajado.
Estamos en medio de una animada conversación sobre el partido de baloncesto cuando, de repente, el comedor se queda en completo silencio. Levanto la vista y veo lo que ha dejado a todos callados: Eva Boodmrth, la temida profesora de Literatura, entra al comedor acompañada de su hermana, la directora Rose Boodmrth.
El impacto es inmediato. Nadie esperaba ver a Eva aquí, y mucho menos junto a Rose. Es como si el comedor se hubiera congelado en el tiempo. Todos los estudiantes están paralizados, observando con asombro cómo las dos mujeres se dirigen a una mesa cercana.
—No lo puedo creer —susurra Sophie, sus ojos muy abiertos—. ¡Eva en el comedor!
—Debe ser un milagro de lunes por la mañana —bromea Mikel, aunque su tono tiene un toque de incredulidad.
Mientras observo a las dos hermanas, siento algo extraño dentro de mí, una especie de hormigueo en mi pecho que no puedo explicar. Es como si una energía desconocida se estuviera agitando en mi interior, y por un momento, siento que algo en mí está a punto de desbordarse.
—Helena, ¿estás bien? —pregunta Rashel, notando mi distracción.
—Sí, estoy bien —respondo, aunque no estoy tan segura de si lo estoy.
Finalmente, Eva y Rose terminan de almorzar y se levantan para marcharse. El comedor, que había estado en silencio total, empieza a recuperar su bullicio habitual, pero no sin algunas miradas furtivas y susurros sobre lo que acaba de suceder.
—Bueno, eso fue... interesante —dice Robert, rompiendo el silencio en nuestra mesa.
—¿Creen que Eva haya decidido volverse más sociable? —pregunta Sophie en tono de broma, aunque claramente no lo cree.
—Lo dudo mucho —responde Mikel, sonriendo—. Aunque sería divertido verla intentar ser más amistosa.
Nos reímos, y el ambiente en la mesa vuelve a ser relajado. Sin embargo, la extraña sensación dentro de mí no desaparece, y mientras terminamos de almorzar, no puedo evitar preguntarme qué es lo que realmente está ocurriendo conmigo.
A pesar de las bromas y las risas, no puedo sacudir la sensación de que algo está cambiando dentro de mí. Algo profundo, algo que no sé si estoy lista para descubrir.
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Instituto Bloodworth
ParanormalHelana llega a un instituto rodeado de misterios donde nada es lo que parece. Pronto descubre que las reglas son diferentes y que el peligro acecha en cada esquina. Una atracción inexplicable hacia una de sus profesoras la llevará a enfrentarse a se...