—Helena, ¿quieres venir con nosotros después de clases? —me pregunta Robert una tarde mientras caminamos hacia el comedor para el almuerzo—. Estamos pensando en explorar un poco más del campus, hay algunas áreas que no hemos visitado.—Claro, me encantaría —respondo, agradecida por la invitación. A pesar de todo lo extraño que es este lugar, ellos han hecho que las cosas sean un poco más soportables.
El comedor está lleno como siempre, pero hemos encontrado una mesa que parece haberse convertido en nuestro lugar habitual. Nos sentamos y comenzamos a conversar sobre las clases, los profesores y, por supuesto, las extrañas normas y secretos que parecen rodear cada rincón del instituto.
—¿Has notado cómo algunos profesores nunca hablan de lo que pasa fuera de sus materias? —dice Mikel mientras toma un sorbo de su bebida—. Es como si estuvieran completamente aislados del mundo exterior.
—Sí, y es aún más extraño cómo nunca mencionan nada sobre la directora o la profesora Boodmrth —añade Rashel, bajando un poco la voz como si temiera que alguien la escuchara—. Es como si fueran intocables.
—Bueno, después de mi encuentro con la profesora Eva, no me sorprende que nadie quiera meterse con ellas —comento, recordando la frialdad con la que me trató en nuestro primer encuentro.
—¿Sigues pensando en eso? —pregunta Sophie, con una sonrisa comprensiva—. Sé que fue intenso, pero has demostrado que no te dejas intimidar fácilmente. Eso es algo que respetamos.
—Gracias, Sophie —respondo, sintiéndome agradecida por su apoyo—. Pero aún así, es difícil no sentirse observada aquí, como si cada movimiento fuera evaluado.
—Es porque lo es —responde Robert, su tono es más serio de lo habitual—. Este lugar tiene sus propios ojos y oídos. No te confíes.
La conversación continúa, pero noto que algunos de ellos siguen siendo discretos con la comida que consumen, al igual que en los días anteriores. Intento no darle importancia, aunque la curiosidad me sigue carcomiendo.
—Y, Helena, ¿ya has pensado en la actividad extracurricular que vas a elegir? —pregunta Rashel, cambiando de tema.
—Aún no estoy segura —respondo—. La verdad, no sé qué opción elegir.
—Tómate tu tiempo, pero no demasiado —dice Mikel—. La directora no será tan paciente por mucho tiempo.
Después del almuerzo, nos dirigimos hacia una de las áreas menos transitadas del campus, un rincón del instituto que parece haber sido olvidado por todos. Las paredes están cubiertas de musgo, y el aire tiene un olor a tierra húmeda.
—Este lugar es extraño —digo, observando a mi alrededor—. ¿Por qué nunca venimos aquí?
—Es un área que casi nadie visita —responde Sophie—. Algunos dicen que está maldita, pero probablemente son solo historias.
—¿Maldita? —pregunto, riendo nerviosamente—. ¿Qué tan mal puede estar?
—Bueno, hay rumores de que algunas cosas extrañas han sucedido aquí —dice Robert, mirando hacia los rincones oscuros—. Pero no son más que eso, rumores.
Pasamos el resto de la tarde explorando el área, hablando de todo y de nada al mismo tiempo. A pesar de las sombras que parecen envolver el lugar, hay algo reconfortante en estar con ellos, en sentir que no estoy sola en medio de todo este misterio.
Al final del día, volvemos al dormitorio con una sensación de camaradería renovada. Sin embargo, mientras me preparo para dormir, no puedo evitar que mi mente vuelva a la figura de Eva Boodmrth. Aunque intento apartarla de mis pensamientos, hay algo en ella que no me deja en paz. Algo más profundo que el miedo o la ira. Algo que aún no puedo entender.
Me recuesto en la cama, mirando el techo, y me pregunto qué más podría estar oculto en este instituto. Porque si hay algo que sé con certeza, es que apenas hemos rascado la superficie de los secretos de Boodmrth.
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Instituto Bloodworth
ParanormalHelana llega a un instituto rodeado de misterios donde nada es lo que parece. Pronto descubre que las reglas son diferentes y que el peligro acecha en cada esquina. Una atracción inexplicable hacia una de sus profesoras la llevará a enfrentarse a se...