Capítulo-8

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Los fines de semana son un respiro bienvenido de la rutina académica. Los estudiantes aprovechan para relajarse, socializar, o simplemente perderse en sus propios pensamientos. Yo, por mi parte, he comenzado a disfrutar de estos días libres, explorando los terrenos del instituto y conociendo mejor a mis amigos.

Este sábado por la mañana, me encuentro caminando por los jardines, el aire fresco y el sol tenue me acompañan mientras trato de despejar mi mente de todo lo que ha sucedido en la última semana.

Decido dirigirme hacia la piscina, aunque no tengo ninguna clase de natación programada hoy. El agua siempre ha sido mi refugio, y necesito ese alivio. Mientras camino, me encuentro con Sophie y Robert, que parecen estar disfrutando de una conversación animada.

—¡Helena! —llama Sophie cuando me ve acercarme—. ¿Vas a nadar?

—Lo estaba considerando —respondo, sonriendo—. ¿Qué tal ustedes?

—Pensábamos dar una vuelta por los terrenos —dice Robert—. Pero no teníamos planes concretos.

—Podríamos ir contigo a la piscina —sugiere Sophie, su entusiasmo es contagioso—. Hace tiempo que no nado.

—Me parece una gran idea —respondo—. Podría usar un poco de compañía.

Juntos, nos dirigimos hacia la piscina. Al llegar, el lugar está vacío, lo que nos da una sensación de libertad. Nos cambiamos rápidamente en los vestuarios y nos encontramos junto al agua. El ambiente es relajado, y por un momento, me olvido de todo lo que ha estado ocurriendo.

Nos lanzamos al agua y comenzamos a nadar, disfrutando de la sensación refrescante. El tiempo parece detenerse mientras nos sumergimos y salimos a la superficie, riendo y compitiendo en carreras amistosas.

—Esto es exactamente lo que necesitaba —digo, flotando de espaldas mientras miro el techo de la piscina.

—Estoy de acuerdo —responde Sophie, nadando cerca de mí—. Aquí es fácil olvidar todo lo demás.

Robert, que estaba en el otro extremo de la piscina, se acerca a nosotras con una sonrisa en el rostro.

—Ustedes dos nadan bastante bien —dice, su tono es despreocupado, pero hay un brillo de admiración en sus ojos.

—Gracias —respondo, riendo—. Tú tampoco estás mal.

Después de un rato, decidimos salir del agua y sentarnos en el borde de la piscina, dejando que nuestros pies cuelguen en el agua mientras seguimos conversando. Es un momento de paz que no se siente forzado, un respiro del caos que parece rodearnos.

—¿Alguna vez se han preguntado qué es lo que realmente está pasando en este lugar? —pregunto, mi tono es más serio ahora.

Sophie y Robert se miran brevemente antes de que Sophie responda.

—Todos aquí tienen secretos, Helena —dice, su voz es suave pero firme—. Algunos son más evidentes que otros, pero nadie está realmente a salvo de lo que sea que esté ocurriendo.

—Lo he notado —respondo, sintiendo una especie de conexión con sus palabras—. Y eso me asusta, pero también me da curiosidad.

—No estás sola en eso —añade Robert—. Pero a veces es mejor no hacer demasiadas preguntas. Aquí, saber demasiado puede ser peligroso.

Asiento, aunque no estoy segura de poder seguir ese consejo. Siempre he tenido una naturaleza curiosa, y este lugar parece estar diseñado para desafiar esa curiosidad a cada paso.

Decidimos volver a los vestuarios para cambiarnos. Mientras camino hacia mi casillero, noto que Mikel acaba de llegar a la piscina. Lleva sus gafas de sol, como siempre lo hace cuando hay luz solar, y se acerca a nosotros con una sonrisa.

—Parece que llegué tarde a la fiesta —dice, su tono es juguetón.

—Todavía puedes unirte —responde Sophie, riendo—. Aunque nosotros ya terminamos.

—Tal vez la próxima vez —dice Mikel, mientras se inclina contra la pared, observándonos.

Hay algo en la manera en que se comporta que siempre me ha parecido intrigante, pero decido no pensar demasiado en ello. En cambio, nos despedimos y salimos de la piscina, listos para continuar con el resto del día.

Mientras caminamos hacia nuestros dormitorios, me encuentro pensando en lo que Robert dijo: "Saber demasiado puede ser peligroso." Aunque quiero descubrir los secretos que oculta este lugar, también soy consciente de que no será fácil, y que quizás, en el proceso, podría encontrarme con más de lo que esperaba.

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