Capítulo-28

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El día había transcurrido en un aparente estado de normalidad, aunque sabía que en mi interior nada estaba realmente normal. La conversación con Eva seguía resonando en mi mente, pero antes de que pudiera asimilar lo que significaba para nosotras, el destino tenía otros planes.

Esa noche, mientras mis amigos y yo nos preparábamos para relajarnos después de un día agotador, un estruendo rompió la tranquilidad del instituto. Unos gritos lejanos y el sonido de ramas quebrándose nos pusieron en alerta de inmediato. Todos nos levantamos de un salto, compartiendo miradas de preocupación.

—¿Qué fue eso? —preguntó Sophie, con los ojos muy abiertos.

—No lo sé, pero no suena bien —respondió Robert, ya moviéndose hacia la puerta.

No hizo falta más. Sabíamos que algo estaba ocurriendo en el bosque, y sin pensarlo dos veces, todos corrimos hacia allí. Mis pies se movían por instinto, aunque una sensación de miedo comenzaba a arder en mi interior. No tenía control total sobre mis habilidades, y sabía que enfrentar algo desconocido podría ser peligroso, no solo para mí, sino también para los demás.

Al llegar al borde del bosque, el caos se desplegó ante nosotros. Lobos, grandes y con los ojos brillando con una ferocidad que nunca había visto, atacaban a otros estudiantes que intentaban defenderse con todo lo que tenían. El aire estaba lleno de gruñidos y el sonido de la madera rompiéndose bajo el peso de los cuerpos en combate.

—¡Helena, quédate atrás! —gritó Mikel mientras se lanzaba hacia adelante, transformándose en su forma de lobo a mitad del salto.

Sophie, Robert y Rashel no tardaron en unirse a la batalla, usando sus habilidades para repeler a los lobos. Yo me quedé inmóvil por un momento, luchando contra la sensación de impotencia que se apoderaba de mí. Sabía que debía hacer algo, pero mi mente estaba en blanco, incapaz de recordar lo que Eva me había enseñado.

De repente, una figura emergió de la oscuridad, y el tiempo pareció detenerse. Era Lucien. Su presencia era imponente, y los lobos que lo acompañaban se mantenían a su lado como si fueran extensiones de su propia voluntad. Su mirada se cruzó con la mía, y sentí un escalofrío recorrerme de pies a cabeza.

—Así que aquí estás, la famosa híbrida —dijo Lucien, su voz era fría y burlona—. Pensé que te esconderías.

Sentí la furia crecer dentro de mí, pero antes de que pudiera responder, los profesores comenzaron a aparecer. Eva fue la primera en llegar, seguida por la directora Rose y otros maestros. Su presencia fue como un rayo de esperanza en medio del caos.

—¡Atrás, Helena! —gritó Eva mientras se lanzaba hacia Lucien, sus ojos eran de un rojo brillante, llenos de una ira que nunca había visto en ella.

La batalla se intensificó rápidamente. Eva y la directora lideraban el ataque, usando sus poderes para mantener a raya a los lobos y a Lucien. Era un espectáculo aterrador y fascinante, ver a los profesores, a quienes siempre había visto como figuras de autoridad, luchar con tanta ferocidad.

Quería ayudar, quería ser parte de esa lucha, pero el miedo seguía inmovilizándome. Todo lo que podía hacer era observar cómo mis amigos y los profesores combatían con todas sus fuerzas, mientras yo me quedaba atrás, incapaz de hacer algo útil.

Eva estaba enfrascada en un combate cuerpo a cuerpo con Lucien, y cada golpe, cada movimiento, era rápido y preciso. Era evidente que ambos eran extremadamente poderosos, y que esta batalla no sería fácil para ninguno de los dos. Pero a pesar de la situación, Eva mantenía su compostura, su frialdad, aunque podía ver el esfuerzo en cada uno de sus movimientos.

Finalmente, Lucien retrocedió, sus lobos lo rodearon, protegiéndolo de un ataque directo.

—Esto no ha terminado, Helena —escupió, con una mirada cargada de odio miró a Eva—. Volveré por ti. Y por todo lo que amas.

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