Capítulo-25

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La llegada de la temporada de exámenes trajo consigo un frenesí de estudio y estrés en el instituto. Todos parecían estar al límite, intentando absorber la mayor cantidad de información posible antes de las pruebas. Sin embargo, en medio de todo ese caos académico, había algo más en el aire, una tensión que no tenía nada que ver con los exámenes.

Yo misma estaba dividida entre concentrarme en mis estudios y manejar todo lo que estaba sucediendo en mi vida. Mis entrenamientos con Eva continuaban, y aunque me sentía más en control de mis poderes, la tensión entre nosotras seguía creciendo. Además, la rivalidad con Isabella se intensificaba con cada encuentro.

Un día, después de una sesión de estudio particularmente agotadora en la biblioteca, me encontré cara a cara con Isabella. Sus ojos, siempre llenos de superioridad, me miraban con ese desdén que había llegado a conocer tan bien.

—Vaya, si es la prodigiosa Helena, la estrella del instituto —dijo con una sonrisa sarcástica—. ¿Lista para fracasar en los exámenes como el resto de nosotros, o tus nuevos poderes te dan alguna ventaja?

Le devolví la mirada sin vacilar, ya acostumbrada a su actitud.

—Lo siento, Isabella, pero a diferencia de otros, no necesito ventajas para pasar mis exámenes —respondí, mi tono era calmado pero firme.

Isabella dio un paso más cerca, invadiendo mi espacio personal de una manera desafiante.

—Veremos qué tan confiada estás cuando te enfrentes a alguien que no teme mostrar su verdadero poder —dijo, su voz era baja y amenazante.

La tensión entre nosotras era palpable, pero antes de que las cosas pudieran escalar, el sonido de una campana interrumpió el momento, señalando el final del periodo de estudio. Isabella me lanzó una última mirada de advertencia antes de alejarse, dejándome con una mezcla de frustración y determinación.

El día del gran partido de baloncesto llegó, trayendo consigo un respiro muy necesario de los exámenes. El gimnasio estaba abarrotado de estudiantes y profesores, todos ansiosos por ver el enfrentamiento entre los equipos. Yo estaba en el centro de atención, liderando a mi equipo con una mezcla de nervios y emoción.

Mientras calentaba, no pude evitar notar la presencia de Eva entre el público. Estaba sentada en la primera fila, su mirada fija en mí con una intensidad que me hizo sentir una mezcla de orgullo y nervios.

El juego comenzó, y desde el primer minuto, supe que iba a ser un partido duro. Karen la mejor amiga de Isabella, como capitana del equipo contrario, estaba decidida a hacerme tropezar, pero cada vez que intentaba superarme, encontraba una fuerza en mi interior que me impulsaba a seguir adelante.

Cada canasta que hacía, cada bloqueo que lograba, podía sentir los ojos de Eva sobre mí, observando cada uno de mis movimientos. Había algo en su mirada que me daba fuerzas, que me hacía querer demostrarle que yo podía manejar cualquier desafío, tanto en la cancha como fuera de ella.

El partido fue reñido hasta el último minuto, pero finalmente, logramos asegurar la victoria con un tiro decisivo que hice desde la línea de tres puntos. El gimnasio estalló en vítores, y mis compañeros de equipo corrieron hacia mí, levantándome en el aire mientras celebrábamos la victoria.

Entre la multitud, vi a Eva levantarse de su asiento, una sonrisa de orgullo en su rostro. Pero antes de que pudiera acercarse a mí, una figura se interpuso.

—¡Helena, eso fue increíble! —exclamó Melodi, una de las porristas, mientras corría hacia mí. Antes de que pudiera reaccionar, me abrazó rápidamente y me dio un beso en la mejilla.

Me quedé sorprendida por su gesto, pero antes de que pudiera decir algo, Melodi ya se había girado y se alejaba, lanzándome una última sonrisa coqueta. Cuando me giré, vi que Eva se había detenido, su expresión de orgullo había cambiado a una mezcla de celos y algo más que no podía descifrar.

—Eva... —comencé, pero antes de que pudiera decir más, ella ya estaba a mi lado.

—Parece que tienes muchas admiradoras —dijo, su tono era neutral, pero sus ojos decían otra cosa.

—Melodi solo estaba siendo amigable —respondí, aunque no pude evitar una sonrisa divertida al ver su reacción.

—¿Amigable? —Eva arqueó una ceja, claramente no convencida—. No parecía solo eso desde donde yo estaba.

La sensación de poder y control que había sentido durante el partido aún bullía dentro de mí, y antes de poder detenerme, me incliné hacia ella, susurrándole al oído:

—Te ves tan sexy celosa.

Eva se quedó helada por un momento, y luego vi cómo el rubor comenzaba a extenderse por sus mejillas. Sus ojos, que antes estaban llenos de celos, ahora brillaban con algo más, algo que me hizo sentir una oleada de triunfo.

—oye... —comenzó, pero parecía que no encontraba las palabras.

Sonreí, disfrutando del momento, pero antes de que pudiera decir algo más, me sentí rodeada por mis compañeros de equipo que aún celebraban la victoria. Eva retrocedió un poco, pero no antes de que nuestros ojos se encontraran una vez más, transmitiendo todo lo que no podíamos decir en voz alta.

Sabía que este no sería el final de nuestra conversación, y una parte de mí no podía esperar para ver a dónde nos llevaría todo esto. Pero por ahora, estaba feliz de disfrutar del momento, sabiendo que había mucho más por descubrir en nuestra relación y en mi nuevo mundo.

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