—Helena, ¿estás bien? —preguntó Sophie, notando que estaba distraída.—Sí, solo un poco cansada —mentí, tratando de esbozar una sonrisa—. Ha sido un día largo.
Nos servimos la cena, una mezcla de platos que a pesar de ser sencillos, nos sabían a gloria después de los intensos ensayos. Mientras comíamos, Mikel se inclinó hacia mí con una sonrisa traviesa.
—Helena, mira lo que conseguí —dijo, sacando una pequeña botella de su mochila.
Mis ojos se abrieron de par en par cuando vi el contenido. Era una botella de alcohol, una clara señal de que Mikel estaba planeando algo.
—¿Es en serio? —pregunté, entre sorprendida y divertida.
—Totalmente —respondió, con una sonrisa amplia—. Pensé que sería divertido añadir un poco de emoción al cóctel de frutas en la fiesta. Nadie lo notará hasta que sea demasiado tarde.
—¿Y crees que no se darán cuenta? —intervino Rashel, levantando una ceja—. Estamos hablando de la directora Rose y Eva, ¿sabes?
—Confía en mí, será nuestro pequeño secreto —dijo Mikel, guiñándome un ojo—. Solo un toque, lo suficiente para animar la noche.
Nos reímos, aunque una parte de mí sabía que estaba jugando con fuego. Aun así, la idea de hacer algo travieso en medio de la tensión era tentadora.
El día de la fiesta finalmente llegó. Pasamos la mayor parte del día preparándonos, asegurándonos de que nuestros disfraces estuvieran perfectos y que todo saliera según lo planeado. La fiesta sería en la noche, y la emoción en el aire era innegable. Todos sabíamos que esta no sería una fiesta cualquiera; sería una noche para recordar.
Me vestí con mi disfraz de Mal, me encanta,ajustando cada detalle para que estuviera perfecto, Sabía que esta noche iba a ser intensa, pero estaba decidida a disfrutarla al máximo. Cuando finalmente estuve lista, me reuní con mis amigos en el salón donde se realizaría la fiesta.
El lugar estaba transformado. Luces brillantes, decoraciones elaboradas y un escenario impresionante hacían que el salón pareciera sacado de un sueño. La directora Rose, quien sería la presentadora del show, estaba en el centro del escenario, ajustando los últimos detalles.
—Esto se ve increíble —dijo Sophie, asombrada por el ambiente, el disfraz de Evie le quedó genial, —. Han hecho un trabajo fantástico con la decoración.
—Sí, pero lo mejor está por venir —respondió Mikel,con una sonrisa maliciosa mientras señalaba la mesa con el cóctel de frutas, este se vistió de Carlos, Robert de Jay y rashel de Uma, nos veíamos geniales.
Nos acercamos a la mesa y, sin que nadie lo notara, Mikel vertió discretamente el alcohol en el cóctel. Nos miramos entre nosotros, conteniendo la risa, sabiendo que esto iba a hacer que la noche fuera aún más interesante.
Poco a poco, los estudiantes comenzaron a llenar el salón, todos con sus disfraces y listos para una noche de diversión. La directora Rose tomó el micrófono y comenzó a dar la bienvenida a todos.
—Bienvenidos a la fiesta de otoño del Instituto Boodmrth —anunció con su voz firme y autoritaria—. Esta noche, veremos el talento y la creatividad de nuestros estudiantes en el escenario. Disfruten de la noche, pero recuerden comportarse como corresponde.
El primer grupo en subir al escenario fue el de Isabella. Tenía que admitir que lo hicieron bien, pero en lugar de sentirme intimidada, me llenó de una determinación aún mayor. Sabía que nuestro grupo tenía lo necesario para superar cualquier cosa que Isabella hiciera.
Varios otros grupos siguieron, cada uno con su propia interpretación y estilo. Mientras tanto, el cóctel de frutas se iba sirviendo en cada mesa, y el ambiente se volvía cada vez más animado. El alcohol añadido por Mikel estaba empezando a hacer efecto, y los estudiantes comenzaban a soltarse más, riendo y bailando con una energía desbordante.
Finalmente, llegó nuestro turno. Respiré hondo, sintiendo la adrenalina correr por mis venas. Era el momento de demostrar de qué estábamos hechos. Subimos al escenario, y la música de "Rotten to the Core" comenzó a sonar. Nuestras voces se unieron en perfecta armonía mientras ejecutábamos cada paso de baile con precisión. La multitud estaba enérgica, animándonos con cada movimiento, y sentí que estábamos en la cima.
Cuando terminamos, el aplauso fue ensordecedor. Me sentí en la cima del mundo, llena de una euforia que solo aumentó cuando volví al salón y vi a mis amigos celebrando.
—¡Lo hicimos! —gritó Sophie, abrazándome—. ¡Fue increíble!
Nos reunimos en la pista de baile, donde la música continuaba y la fiesta estaba en pleno apogeo. El cóctel de frutas seguía corriendo, y a medida que la noche avanzaba, los estudiantes se dejaban llevar cada vez más. Los movimientos se volvían más sueltos, las risas más fuertes, y el ambiente más desenfadado.
Nos movíamos juntos en un círculo cerrado, y sin pensarlo, me encontré en el centro. Dejé que el ritmo de la música guiara mis movimientos, mi cuerpo se movía de manera provocativa, cada paso más atrevido que el anterior. Sophie y Rashel me seguían, sonriendo mientras nuestras risas se mezclaban con el sonido de la música.
Mikel y Robert también se unieron, animándome con sus miradas y gestos. Me sentía libre, despreocupada, y el alcohol en mi sistema solo aumentaba esa sensación. Mi cuerpo se movía de manera sensual, mis caderas se balanceaban al ritmo de la música, y me encontraba disfrutando más de lo que hubiera imaginado.
De repente, sentí una presencia, una mirada que se clavaba en mí con una intensidad que me hizo detenerme por un segundo. Mi corazón dio un vuelco, y mi cuerpo se tensó. Giré la cabeza lentamente, buscando el origen de esa sensación, y entonces la vi.
Eva.
Estaba sentada en una mesa al otro lado del salón, rodeada de otros profesores, pero no les prestaba atención. Sus ojos estaban fijos en mí, y su mirada era tan intensa que me hizo olvidar todo lo que estaba haciendo. La música seguía, mis amigos continuaban bailando a mi alrededor, pero yo solo podía concentrarme en Eva.
Sus ojos eran oscuros, casi negros, y una parte de mí pensó que debía estar alucinando por el alcohol. Pero la manera en que me miraba, con una mezcla de deseo y algo más que no podía identificar, era demasiado real para ser una simple ilusión.
Eva no apartaba la mirada. Sus labios se curvaron en una ligera sonrisa, y entonces lo vi: se mordió el labio inferior, de una manera que hizo que mi piel se erizara. Sentí un calor distinto al del alcohol recorrer mi cuerpo, uno que me dejó sin aliento.
Por un instante, el mundo pareció detenerse. Todo lo que podía sentir era su mirada sobre mí, el deseo que irradiaba desde donde estaba sentada. Intenté convencerme de que solo estaba imaginando cosas, que era el efecto del cóctel, pero cada vez que mis ojos se cruzaban con los suyos, esa certeza se desmoronaba.
Finalmente, mis amigos notaron que algo había cambiado en mí. Sophie me tomó del brazo, riendo, pero yo apenas pude reaccionar. Mis pensamientos estaban consumidos por la intensidad de la mirada de Eva.
Cuando finalmente logré apartar la vista de ella, mi corazón latía descontroladamente, y un millón de preguntas cruzaban por mi mente.
Con la música aún resonando a mi alrededor, intenté retomar el ritmo del baile, pero la sensación de su mirada permaneció conmigo, grabada en mi piel.
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Instituto Bloodworth
ParanormalHelana llega a un instituto rodeado de misterios donde nada es lo que parece. Pronto descubre que las reglas son diferentes y que el peligro acecha en cada esquina. Una atracción inexplicable hacia una de sus profesoras la llevará a enfrentarse a se...