Cate estaba atrapada en un torbellino de emociones. Mientras la noche avanzaba, la caballeriza parecía encogerse, haciendo que todo lo demás desapareciera, dejándola a solas con el deseo arrollador de Ángeles. A medida que el strap-on se acercaba a sus labios, su mente se debatía entre la incomodidad y la excitación. La rubia había explorado su sexualidad de muchas maneras, pero esta situación la hacía cuestionarse, empujando los límites de lo que creía conocer.
- Ángeles, esto es... - comenzó a decir, pero la pelirroja la interrumpió suavemente, acariciando su cabello con ternura.
- Shh, confía en mí, amor - susurró Ángeles, su voz calmante pero firme. - No tienes que hacer nada que no quieras, pero sé que esto te hará sentir algo nuevo, algo poderoso.
Cate tomó una respiración profunda, intentando calmar el nerviosismo que crecía dentro de ella. Cerró los ojos y, lentamente, abrió la boca, permitiendo que el juguete de silicona entrara. Sintió el material suave y flexible contra su lengua, una sensación extraña pero no desagradable. Se forzó a relajarse, concentrándose en la idea de que esto era solo un juego, una forma de explorar algo nuevo con la mujer que amaba.
La satisfacción en el rostro de Ángeles era evidente. Ver a Cate sumergirse en esta experiencia la encendía de una manera que nunca antes había sentido. La pelirroja tenía una mente traviesa, llena de fantasías y deseos, y ver a Cate sucumbir a sus juegos la hacía sentir un poder que la excitaba profundamente.
- Eso es, cariño, lo estás haciendo muy bien - murmuró Ángeles, su voz ronca por la excitación. - Te ves tan hermosa así, tan sumisa y entregada...
Cate sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Las palabras de Ángeles resonaban en su mente, mezclándose con la confusión y la excitación que sentía. Estaba completamente fuera de su zona de confort, pero había algo en la manera en que Ángeles la miraba, en cómo la hacía sentir, que la mantenía allí, sumisa y obediente.
El sabor del strap-on era extraño, pero Cate siguió adelante, chupando y lamiendo con más confianza. Cada vez que miraba a Ángeles, veía la pasión en sus ojos, y eso la impulsaba a continuar, a explorar hasta dónde podían llegar juntas.
- ¿Ves, amor? No es tan malo - dijo Ángeles, acariciando su mejilla. - Ahora quiero que te pongas en cuatro.
Cate dudó por un segundo, pero la determinación en la voz de Ángeles la hizo moverse sin pensar. Se giró, apoyando sus manos en el suelo cubierto de heno, mientras sentía cómo Ángeles se colocaba detrás de ella. Su corazón latía con fuerza, la mezcla de excitación y nerviosismo haciéndose más intensa.
- Te prometo que te va a gustar - susurró Ángeles mientras acariciaba suavemente la espalda de Cate, bajando lentamente hasta sus caderas.
Cate asintió, cerrando los ojos, y se dejó llevar por las sensaciones. Ángeles comenzó a empujar el juguete dentro de ella, despacio al principio, permitiendo que Cate se ajustara a la sensación. La rubia soltó un gemido bajo, mezclado con el placer que comenzaba a sentir.
- Oh, Dios... - murmuró Cate, sus uñas clavándose ligeramente en el heno.
- Así, cariño, déjate llevar - susurró Ángeles mientras comenzaba a moverse, aumentando el ritmo lentamente. - Quiero que te sientas bien, que disfrutes cada segundo de esto.
La combinación del juguete y las caricias de Ángeles llevó a Cate a un lugar donde la razón se desvanecía, dejándola solo con el placer que crecía en su interior. El juego de poder, la entrega total, todo se fusionaba en una experiencia que nunca había imaginado disfrutar tanto.
Ángeles, sintiendo cómo Cate se relajaba y comenzaba a disfrutar más, intensificó sus movimientos, penetrándola con más fuerza. El sonido de sus cuerpos moviéndose en la oscuridad de la caballeriza, mezclado con los gemidos de Cate, creó una sinfonía de placer que resonaba en sus mentes. Cada embestida hacía que Cate se sintiera más vulnerable, más expuesta, pero al mismo tiempo, más conectada con Ángeles. Sabía que esta experiencia era una prueba de confianza, y aunque estaba fuera de su zona de confort, el placer que sentía era innegable.

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ÁNGELES
FanfictionÁngeles Francés, una joven estudiante de licenciatura en artes, llegó a la majestuosa hacienda Las Rosas, donde había sido contratada para trabajar como niñera. Proveniente de una familia modesta, había aprendido a luchar por sus sueños, y este trab...